Los pingüinos de Madagascar – La reseña

Bonitos y gorditos, el grupo élite de los Pingüinos de Madagascar se ha hecho un lugar en el cine del siglo XXI y ha probado tener más vigencia y recordación que algunos éxitos taquilleros, pues desde su aparición en la primera película de Madagascar en 2005 lo ha hecho tan bien que logró un lugar en las dos secuelas y, finalmente, su propia película diez años más tarde.

El debut en solitario de los pingüinos en el cine llega cargado del humor lleno de referencias a la cultura pop, juegos de palabras y situaciones absurdas de Madagascar, lo que es suficiente para dejar a los espectadores satisfechos, a pesar de algunas fallas en la historia.

Bonitos y gorditos: los orígenes

Los pingüinos de Madagascar logra combinar exitosamente en una película entretenida y del largo necesario una historia de orígenes con sorprendentes escenas de acción que hacen parte de una historia en el tiempo presente (que Man of Steel tome nota, por favor). Para deleite de muchos, en esta película veremos a Skipper, Kowalski, Rico y Cabo cuando eran apenas unos polluelos y entenderemos por qué se comportan de manera distinta a los otros pingüinos que, no, no son todos adorables espías entrenados.

Nuestros cuatro protagonistas son un grupo de pingüinos diferentes, que piensan “por fuera de la caja” y que no planean conformarse con lo que la naturaleza tiene planeado para ellos, no serán indefensos y adorables animalitos y ellos serán su propia familia. Para una película y unos personajes que cuentan tanto con chistes de explosiones y gases corporales, la razón de ser de los cuatro pingüinos puede llegar a ser bastante profunda y a conectarse con la audiencia en distintos niveles; si bien es cierto que de los cuatro quienes tienen una personalidad más trabajada son Skipper y Cabo (aunque por primera vez vemos otra faceta de Kowalski, que se enamora, durante la película) creo que el equipo como tal es un personaje y fue el personaje que los guionistas se esforzaron en construir y afirmar.

Sin embargo, no teman, Los pingüinos de Madagascar nunca podría llegar a ser una inofensiva película de Disney (sin decir que no me gusten las películas de Disney) llena de mensajes de amor, amistad y familia que se mezclan con un humor tierno. Inmediatamente después de que los pingüinos me hicieron aguar el ojo, ocurrió algo absurdo y/o ridículo que me devolvió al tono central de la película, sin que esto fuera chocante, lo que, creo, demuestra que todos los involucrados con la cinta tenían claro a lo que estaban apuntando y lograron crear una historia coherente.

Sin embargo…

Lo veíamos venir

A veces hay gente pedante que dice que “el final de Inception / Mulholland Drive / Memento / *cualquier otra película increíblemente experimental y complicada* era completamente predecible y vi venir todos los giros argumentales desde que apareció el logo de la productora en la pantalla”, odio a esa gente. Sin embargo, no se necesitan poderes de precognición para adivinar qué va a pasar con los pingüinos; efectivamente es bastante clara la creación de un conflicto con Cabo desde el principio de la película y nadie se va a mantener pegado al borde del asiento dudando si los pingüinos saldrán victoriosos de su enfrentamiento con el malvado e incomprendido pulpo Dave.

Esto no me molestó particularmente ni arruinó mi experiencia con la película, pues aunque tenemos claro el principio y el final, nadie de hecho se ve venir los métodos específicos con los que los pingüinos resolverán sus problemas y esa es gran parte de la gracia de los pingüinos: sus acciones completamente al azar y absurdas que funcionan bien. De todas maneras, sí reconozco que tener una película animada para niños y graciosa no impide una historia merecedora de un Oscar a Mejor Película (en mi corazón, Toy Story 3 siempre será la ganadora de esa estatuilla y no El discurso del rey). Así que en ese aspecto quedan advertidos y luego no vayan por ahí quejándose o presumiendo que “lo veían venir”.

Otro aspecto no tan positivo que quisiera añadir es que me gustaría ver eventualmente la película en el idioma original, pues pienso que la actuación de John Malkovich como el pulpo Dave, villano de la historia, no se tradujo correctamente en el doblaje latino y le quitó mucho impacto al personaje que me pareció demasiado tonto en ciertos puntos, contrario a lo que pude ver en los cortos en inglés con la voz de Malkovich.

Soplando con La Ráfaga Polar

Además del genial y extraño John Malkovich como Dave, el otro gran invitado era Benedict Cumberbatch que ya se ha hecho un buen nombre en el mundo del doblaje de voces con su papel de Smaug en la trilogía de El Hobbit. Cumberbatch presta su imponente y elegante voz al lobo conocido como Agente Clasificado (chiste increíblemente valioso dentro de la película, pongan atención), líder de La Ráfaga Polar, un escuadrón élite que protege a animales indefensos y que, muy equivocadamente, busca salvar a los adorables e indefensos pingüinos.

Creo que fue un buen movimiento incluir a un grupo de personajes que rivalizara con los pingüinos, pues durante las tres películas de Madagascar nunca vimos a Skipper, Kowalski, Rico y Cabo enfrentarse a este tipo de situación. Los momentos en los que Skipper y Clasificado comparten escena son especialmente divertidos y nunca sobran; sin embargo, en retrospectiva lamento un poco lo poco llamativos que resultan a veces los otros integrantes de La Ráfaga Polar: Eva, una lechuza encargada de inteligencia, no pasa de ser mucho más que el interés romántico de Kowalski y, por lo tanto, la excusa para algunos chistes; Corporal, un inmenso oso polar, está ahí para recordarle a los pingüinos que todos creen que son lindos y gorditos pero nada más, y Mecha Corta es un cachorro de foca experto en explosivos que prometía mucho, pero del que honestamente me acordé fue viendo videos en YouTube del graciosísimo Ken Jeong (¿Qué pasó ayer?) interpretándolo, tal vez este también fue un caso de pérdida de personaje en la traducción.

A pesar de esto, no se van a aburrir con Clasificado en escena, es un lobo pedante y presumido al punto que resulta gracioso lo pomposo y convencido que es, especialmente cuando Skipper se encarga de ponerlo en su sitio.

Al estilo de Jerry Seinfeld y Bugs Bunny

Estoy asumiendo que muchos de ustedes ya habrán visto Madagascar y están familiarizados con el humor que maneja la franquicia y que caracteriza a los pingüinos; sin embargo, voy a intentar explicarlo para quienes no han visto las otras películas a partir de dos referentes. Uno es el comediante Jerry Seinfeld y más específicamente la serie de los 90 Seinfeld que giraba en torno a las situaciones cotidianas de los cuatro protagonistas, las situaciones graciosas venían de lo que les ocurría y la manera en la que lo narraban, el humor de Seinfeld dependía bastante de diálogos inteligentes y rápidos que, muchas veces no tenían del todo sentido, pero que por eso hacía más humanos a los personajes (todos intentamos parecer decentes y balanceados frente a los demás, pero en verdad no somos así siempre). Esto es exactamente lo que hacen los pingüinos y compañía.

Por otra parte, tenemos la comedia física de Bugs Bunny y todos los Looney Toons, explosiones, caídas poco probables, persecuciones en medios de transporte poco convencionales y un poco más de explosiones es la forma en la que Dave pone en marcha su macabro plan y también es la manera en la que los pingüinos y La Ráfaga Polar logran derrotarlo. Creo que la combinación de estos dos elementos es ganadora y asegura comedia para chicos, que seguramente se diviertan con los eructos, las explosiones y los pingüinos vestidos de sirena; y grandes, que sacarán más provecho de los diálogos y las situaciones ilógicas.

Postdata: no se vayan tan pronto comiencen los créditos o se van a perder de algo importante.