¿Y si Dragon Ball Z: La Resurrección de Freezer hubiera sido buena?

Me repetí tantas veces esta pregunta que he decidido compartir mi opinión sobre la película.

Si el título llamó lo suficiente la atención de ustedes probablemente hayan preparado sus azadones y antorchas para quemarme vivo; sin embargo, antes de recibir su desprecio comentaré mi experiencia con lo que debió ser EL evento del año para todos los que seguimos día a día las aventuras de Goku.

Como habrán notado en nuestra reseña de Dragon Ball Z: La Resurrección de Frezer, nuestro redactor no estuvo tan a gusto con los eventos de la película y no fue solo él, varios integrantes de GamerFocus compartimos su opinión, yo incluido, por supuesto. Reflexionando al respecto encontré varios elementos sobre por qué no disfrute la película tanto como esperaba; esencialmente es una película… algo mediocre.

La Resurrección de Freezer es el regreso de uno de los villanos más icónicos de Dragon Ball Z y eso está bien. Así mismo, no se puede negar que ciertos elementos característicos de la serie están incluidos, como los nombres que hacen referencia a la comida, el humor nato de ciertas secuencias y evidentemente las peleas, sin embargo, creo que no son elementos que por sí solos puedan sostener una película.

La nostalgia se me hace una excusa inválida a la hora de excusar la película, pues dudo mucho que atrocidades como La Batalla más Grande está por Comenzar (la de Turles) y El Combate Final (la de BioBroly) se salven por esta misma razón. Solo para aclarar, yo NO estaba esperando una cinta reflexiva sobre el significado de la vida y el poder, las consecuencias que trae consigo comer postre de fresas o algo parecido, solo esperaba una buena película de Dragon Ball Z.

Afirmar que Dragon Ball Z: La Resurrección de Freezer es una basura es también extremo, pues aunque fue una película que no disfruté, es una cinta de la que me agradó mucho el contenido implícito de lo que ahora en adelante será Dragon Ball Super, pero para ello revisemos todo desde el comienzo.

Como es de suponer, habrá SPOILERS de aquí en adelante, así que cuidado si no han visto la película.

La tierra pasa por uno de los clásicos periodos de paz antes de una nueva desgracia, Goku y Vegeta están entrenando con Wiss mientras que Bills dedica su tiempo a descansar después de los eventos de La Batalla de los Dioses. Paralelamente, un servidor de Freezer está buscando la forma de revivir a su amo, por lo que emprende una «peligrosa» búsqueda de las esferas del dragón. Al final todo va de acuerdo al plan, por lo que el emperador galáctico regresa y se prepara para su nuevo enfrentamiento en el planeta hogar de la insignificante raza humana.

Al comienzo es fácil engancharse con la trama, no se siente lenta ni apresurada, sin embargo, muchos de los eventos que empiezan a tomar forma son un relleno que en verdad poco aportan a una trama que es más simple: una pelea entre Goku y Freezer.

La llegada de Freezer a la Tierra supone un peligro para todos los Guerreros Z, pero solo unos cuantos son los que llegan a participar de tal evento. Para no ponernos técnicos y fastidiosos vamos a omitir el hecho de que Gohan y Piccolo sintieron algo extraño pero nunca hicieron NADA al respecto (ni siquiera entrenar por si acaso), así como que algunos luchadores no estuvieron presentes. Que no estuvieran algunos de los personajes más reconocidos como Buu, Goten o Trunks fue extraño, pero a la vez tampoco fueron necesarios teniendo en cuenta que los que sí lucharon contra Freezer no hicieron nada, después de todo, ¿cuál era el objetivo de esta pelea?

Sabemos que el emperador galáctico es capaz de someter un planeta a sus pies con solo su presencia y su llegada al planeta Tierra fue más que impactante, ¡destruyó una ciudad entera! Aunque, en vez de tomar acción, decide esperar a Goku pacientemente. ¿Acaso no habría sido más interesante si Freezer hubiera sido una verdadera amenaza para el planeta derrotando a todo aquel que intentara detenerlo?

Algo similar sucede con Goku y Vegeta. Mientras están bajo el entrenamiento de Wiss aprenden que no son los guerreros más poderosos de la galaxia; de hecho, entienden que poseen las debilidades más inesperadas y que por ello no pueden superar sus límites. Esto fue lo más interesante de la fase introductoria de Wiss como mentor, ya que retoma el principio de la estrategia en el combate, diciéndole a Goku que su exceso de confianza puede matarlo y a Vegeta que su orgullo es el obstáculo número uno en su camino a la grandeza.

Por un tiempo parece que esta enseñanza va a tener un papel importante en la película, quizá como la respuesta a la crisis que enfrentarían en la Tierra; sin embargo, es desechada desde el momento en que Goku decide enfrentarse solo a Freezer. Mi mayor problema con esta parte es que, si bien sigue la lógica de Dragon Ball Z, va en contra de un elemento que pudo ser mucho más interesante y quizá hasta más vistoso en la batalla final contra el emperador galáctico: Goku y Vegeta trabajando juntos, en vez de enfocarse en el tiempo restante que tenían por turno, lo cual causa uno de los eventos más ridículos en toda la trama.

La destrucción de la Tierra fue un evento que se promocionó incluso en los tráilers, así que en ningún momento fue una sorpresa para nadie; sin embargo, nada de lo que gira en torno a este suceso fue interesante. La pelea entre Goku y Freezer en ningún momento se sintió como algo de lo que dependiera la humanidad y su desenlace fue abrupto a causa de su exceso de confianza, lo que le dio una excusa conveniente a Vegeta para que pudiera luchar. Aunque fue una de mis partes favoritas porque ¡INSECTO!, fue lo que llevó a la victoria momentánea de Freezer.

Quizá este momento fue elaborado para darle una lección a Goku sobre las consecuencias de sus actos, no está mal, pero irónicamente este fragmento fue el más apresurado y anticlimático de todo el argumento. No solo la Tierra explota como un medio para que la historia avance porque sí (como la muerte de Quicksilver en Age of Ultron), sino que después de dedicar tanto tiempo a hablar sobre lo que deben hacer para ser mejores guerreros, ni Goku ni Vegeta la aprenden.

No voy a negar que tal vez esté exigiendo demasiado para la trama de una película de Dragon Ball Z, pero desde mi perspectiva veo que con cambios menores se pudo llegar a un mejor resultado. De igual forma, tampoco creo que porque sea nostálgico se pueda ignorar que en general la película es aburrida y si nos divertimos momentáneamente fue por el magnífico trabajo de Mario Castañeda, Rene García, Gerardo Reyero y los otros actores de voz, que sin duda alguna nos llevaron de nuevo a una época que no vivíamos desde hace décadas.

Pero no todo es malo, a pesar de que no disfruté La Resurrección de Freezer, sí me agradó mucho lo que dejó implícito sobre el nuevo universo, como la existencia de entidades aún desconocidas, que el nuevo nivel “súper sayan dios súper sayan” no equivale al poder absoluto y primordialmente que es un nuevo inicio a la historia que conocemos.

Es cierto que ya no veo Dragon Ball Z con los mismos ojos que cuando era un chico, he crecido y tengo una posición más crítica al respecto. Aunque pareciera que aborrecí por completo La Resurrección de Freezer debo admitir que no, no fue así, y eso se lo debo a Dragon Ball Super, ya que me hace interpretar la película como un umbral de transición entre distintas épocas, una que ya finalizó y otra que está por comenzar.

Tengo toda mi confianza puesta en Dragon Ball Super, pero de eso ya hablé en las impresiones del primer episodio, así que lo que me queda por hacer es esperar pacientemente cada semana hasta que Goku vuelva a aparecer en mi pantalla… y bueno, confiar en que gracias al poder de las esferas del dragón también se haga un doblaje de esta serie con las voces que tanto amamos.