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Ghost in the Shell: Entrevista exclusiva con Scarlett Johansson

La actriz habla sobre el reto de interpretar a Motoko Kusanagi, sus habilidades histriónicas y el profundo significado de la historia original.

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Ghost in the Shell recibe por primera vez una adaptación live-action basada en la obra de ciencia ficción de Masamune Shirow y llevada a la gran pantalla en 1995 en una cinta animada dirigida por Mamoru Oshii. Secuelas y serie anime le siguieron, así como videojuegos, pero la idea de reintroducir todo este universo a nuevas audiencias había sido una tarea pendiente para Hollywood desde hace algunos años.

Finalmente, la oportunidad se dio bajo la producción de Avi Arad, con una amplia trayectoria en películas basadas en cómics, y la dirección de Rupert Sanders, conocido por Snow White and the Huntsman y ganador de dos Leones Dorados en el Festival Internacional de Cannes por un comercial de Halo 3: ODST.

En el papel protagónico, la actriz neoyorquina Scarlett Johansson sería la elegida para interpretar a Motoko Kusanagi, la Mayor, un híbrido humano-cibernético que lidera la fuerza élite de operaciones especiales en la Sección 9, dedicada a detener los más peligrosos criminales y extremistas en un futuro donde la barrera entre tecnología y humanidad es cada vez más difusa.

Para Johansson, la primera vez que vio el clásico de culto animado de 1995 fue una especie de viaje existencial y poético, aplicado al mismo aspecto visual de la cinta y cuya adaptación a un formato live-action sería una labor apoteósica.

“El viaje del personaje [Kusanagi] no fue del todo aparente para mi […] Pensaba que el aspecto físico sería emocionante de interpretar y un gran reto, pero ¿qué iba a hacer con la introspección personal? Más allá de imágenes bonitas, ¿qué había para sostenerse? ¿De qué podría sostenerse la audiencia? No podía dejar de pensar en ello.”

Motoko Kusanagi tiene una idea sobre quién es, o quien se le ha dicho que supuestamente es, pero en su mente hay un fantasma que literal y espiritualmente le señala quién es en realidad. Johansson debía abordar el personaje más allá de la característica destreza física.

“Algo que me ayudó a entender el concepto, aunque sonara un poco pretencioso, es que existe la identidad, el súper ego y el ego, y estas tres partes conforman la experiencia de una persona. Esa idea me ayudó a comprender el relato de autodescubrimiento. Ella sufre de esta especie de fallos que la vuelven más curiosa, y al perseguirlos es que esencialmente abre la Caja de Pandora.”

Dichos fallos son los que en términos computacionales se conocen como glitches, y han sido suprimidos durante un buen tiempo en Kusanagi como si de medicación se tratase. Además de la curiosidad que estos le generan, su cercanía con el personaje de Kuze (Michael Pitt) ayuda a liberarlos y forjar una mayor atracción hacia los mismos, encajando todas las piezas con el avance de la película.

En Ghost in the Shell, el director Rupert Sanders quería alejarse del típico concepto futurista frío y sin identidad, o en su defecto post-apocalíptico. Por lo mismo, Johansson afirma que la mejor forma de adaptarlo de manera realista era proponer un futuro donde simplemente no hay espacio.

“Competimos constantemente por el espacio, así que operamos en una ciudad que está prácticamente construida sobre otra ciudad, llena de culturas apropiadas por otras culturas. Es un futuro mucho más colorido del que solemos ver en otras cintas, similar a la estética de Blade Runner, aunque actualizada. Estaba fascinada porque asumía que sería un futuro clínico y digital, pero nada de eso. Es único y esa visión es un talento real de Rupert.”

Sanders consiguió recrear el mundo que rodea a Kusanagi de una forma acertada y verosímil, pero, aunque varias escenas de la cinta animada original reciben su homenaje correspondiente ya que son icónicas y emocionantes, no es como si cada página del manga fuese rigurosamente adaptada. Es definitivamente un tributo al producto original, pero con su propia personalidad. Basta con ver los primeros minutos oficiales de la nueva cinta para corroborarlo.

Hemos visto a Scarlett como la rusa Natasha Romanoff o Black Widow desde hace siete años, tras su debut en el Universo Cinematográfico de Marvel con Iron Man 2. También en la cinta Lucy de 2014 dirigida por Luc Besson, interpretando igualmente mujeres fuertes, ágiles, expertas en combate cuerpo a cuerpo y manejo de armas. Como preparación para Ghost in the Shell, Johansson tenía la base previamente citada para trabajar, pero en vista de lo rápido que se pueden perder las habilidades sin practicar, tuvo que perfilarlas y aprender entrenamiento táctico para el papel de Motoko.

“Siempre había sido algo a lo que le tenía aversión porque me ponía nerviosa. El entrenamiento táctico es como despejar un cuarto de enemigos, sobre trabajar en equipo y todo eso. Me encargué, pero había sido una habilidad que siempre evité.”

En cuanto al manejo de armas, la actriz norteamericana se considera buena en ello, para sorpresa de ella misma. En las peleas cuerpo a cuerpo dice sentirse más atlética que guerrera por naturaleza, aparte del innato dolor propio y el riesgo de lastimar a un colega.

Pero el reto adicional en Ghost in the Shell residía en el traje especial creado por Weta Workshop para la película, uno para el cual tuvieron que escanear el cuerpo de Johansson meses antes de rodar la producción. Hecho en un material único similar a silicona, y que después de un par de semanas de quitar y poner, se adaptó a la figura de Scarlett.

“Fue realmente bueno para pelear porque proveía un acolche, aunque te dabas cuenta que el traje es caliente cuando no quieres que lo sea, y helado cuando estás desesperada por calentarte […] Pero aun con el traje los golpes son inevitables. La seguridad es vital e intentas ser tan cuidadosa como puedas, pero es importante hacer las cosas con la mayor convicción posible. Cuando actúas con convicción sueles resultar lastimado.”

La adaptación fílmica en live-action de la historia ‘cyberpunk’ publicada a finales de los ochenta curiosamente se siente muy precisa a los tiempos actuales. No solo por el auge del ciber-terrorismo sino por la desconexión interpersonal en la era digital, la importancia de los teléfonos inteligentes e internet en la vida de las personas y esa irrefutable dependencia tecnológica de los humanos.

Johansson cree que es una historia oportuna, en especial por las relaciones que expresa el personaje de Kusanagi en su búsqueda de humanidad. El anhelo de conectar con otra persona en una era donde estamos sobreconectados, donde en teoría debería ser más fácil, pero existe un sentimiento de vacío e insatisfacción.

Sobre la posibilidad de que éste solo sea el comienzo de una franquicia cinematográfica, no está del todo claro para la actriz, en especial por lo desgastante que resultaría.

“Este filme fue exhaustivo, física, emocional y profesionalmente. Requirió una enorme cantidad de disciplina y fuerza mental. Fue muy, muy difícil para mí. Pero por supuesto, la idea que esta cinta de género liderada por una mujer pueda continuar, que sea lo suficientemente exitosa como para pedir una secuela, es muy emocionante. Sería una victoria real en muchos sentidos. Estoy lista para el reto. Soy una chica grande. Puedo manejarlo, ¡eso creo!”

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