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Cuando las luces se apagan – La reseña

¿Le temes a la oscuridad? Mejor que así sea si planeas disfrutar de esta película.

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Después de presentar dos éxitos en la pantalla grande en el género del terror (uno más exitoso que el otro) James Wan, director de El Conjuro, ha decidido ser productor ejecutivo de Cuando las luces se apagan, una película de horror que no es más que la versión extendida del exitoso cortometraje del mismo nombre dirigido por David F. Sandberg y publicado en el 2013. En el cortometraje vemos a una mujer en su casa a punto de ir a la cama, que de repente comienza a ver a otra mujer que aparece cada vez que apaga la luz.

La esencia del corto se mantiene en la película, la trama gira alrededor de una familia acosada por una mujer, o ente sobrenatural que sólo aparece cuando no hay luz, pero la historia es completamente diferente. Lo cual no quiere decir que sea buena, el género de terror es uno de los más difíciles de lograr y uno de mis favoritos, por eso soy especialmente estricta al juzgarlo.

Para comenzar y viéndolo desde un punto de vista muy técnico el guión tiene una falla que lo anula por completo, una de las habilidades de la mujer sobrenatural es entrar en la mente de las personas desde que era niña, el gran problema es que nunca se aclara por qué la tiene, ni cómo funciona, simplemente es así y por eso puede atormentar a la familia. Un error en el guión que seguramente no lo descubrirían si no lo mencionara. Lo siento.

El filme no cuenta con un reparto muy conocido, sin embargo el trabajo actoral es bueno, sobre todo el papel que Gabriel Bateman hace como Martín, el niño pequeño de la familia, de verdad se puede ver la desesperación en sus ojos por salir de esa casa y alejarse de esa situación. El trabajo de maquillaje que se realizó en Diana (el ente sobrenatural) es muy bueno, no se ve como un fantasma de película de terror asiática, ni es una niña en bata de dormir, se parece más a la Witch de Left 4 Dead y realmente da miedo.

Como en todo filme de terror en Cuando las luces se apagan el sonido es algo fundamental, en esta ocasión el equipo hace un muy buen trabajo en acompañar los momentos de suspenso con música, no obstante, hay un par de escenas en donde la intensidad del sonido y el volumen son exagerados y alcanzan a interrumpir la experiencia. Otra cosa para resaltar del diseño sonoro, es un recurso curiosamente utilizado en una película de suspenso colombiana llamada Saudó (lee la reseña aquí) estrenada recientemente. Una voz que los personajes escuchan en su cabeza, igual que en la película mencionada, sobra.

Hay un par de cosas técnicas para reconocer en esta cinta, una de ellas es la dirección de fotografía. La premisa de Cuando las luces se apagan como su nombre lo indica es que la oscuridad es peligrosa, y sólo se puede estar a salvo en la luz, esto da lugar a un juego muy interesante en el manejo de la misma. Se utiliza de varias maneras para crear expectativa o para presentar los momentos terroríficos de manera diferente y creativa, por lo mismo, varios de los jump scares causan el efecto esperado en los espectadores, ya que son predecibles pero no iguales siempre.

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Por último hablemos de uno de los aspectos que más le interesa a los espectadores, ¿asusta? Depende de la clase de miedo que prefieras sentir, si lo que buscas es un miedo de ese que te queda por días y te persigue cuando vas a dormir, no. Pero si eres de los que disfruta que lo mantengan mirando la pantalla mientras la música va en aumento y el personaje se mueve lentamente, hasta que algo aparece en la pantalla y te grita en la cara, si. Es otra cinta que se vale de los jump scares para provocar terror.

No la podemos culpar de tener varias de las situaciones típicas de los filmes de horror; cosas que los personajes hacen así sea lo menos sensato, pero sin las cuales no se podría llegar al jump scare, como dirigirse directamente al lugar en donde se escuchan los ruidos extraños, acercarse a la figura que se ve en la oscuridad y no tomar precauciones sabiendo cómo contrarrestar al «espíritu». En ese sentido el corto lo hizo mucho mejor.

De hecho para ser honesta, el cortometraje del 2013 fue mucho mejor que la película, es conciso y sabe mantener la sensación de que algo muy malo va a pasar en cualquier momento, no necesita tener una historia para lograr su objetivo, asustar a la audiencia. En cambio la película se convierte en una hora y media de jump scares con una historia como excusa para justificar su duración. Realmente no era necesario, estoy empezando a pensar que este género funciona mucho mejor en cortos que en largometrajes.

Cuando las luces se apagan es una película recomendable para pasar un rato de suspenso, no es realmente aterradora, pero es un buen intento. La cinta pertenece al grupo de las mejores propuestas que se han hecho en el género en los últimos años.

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