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Los Siete Magníficos – La reseña

Este remake del clásico western de 1960 tiene un fuerte elenco y mucha espectacularidad. ¿Pero está a la altura de su legado?

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Algo sobre mi que sorprende a muchas personas es que mi amor hacia las películas de terror es prácticamente igualado por mi amor hacia los westerns. Las películas “de vaqueros” siempre me han causado fascinación por la forma en que se han convertido en un icono cultural, mientras reescriben el mito de la historia norteamericana con sus hombres de sombrero, revolver y caballo recorriendo las eternas praderas y montañas del salvaje oeste.

Y entre todas las películas de este género guardo un cariño muy especial por Los Siete Magníficos, por una razón muy sencilla: este clásico de 1960 que nos brindaría una de las bandas sonoras más conocidas de la historia, es el primer western que vi en mi vida y el cual daría inicio a una de mis más importantes obsesiones cinéfilas.

Ahora, 56 años después, ha llegado la hora de su inevitable remake.

Antes de hablar a fondo sobre la nueva película tenemos que hablar sobre el filme original. Los Siete Magníficos era la historia de un pueblo de granjeros mexicanos atormentados por bandidos, que van a América desesperados por contratar a pistoleros que los defiendan, pero solo logran regresar con siete hombres para enfrentar a lo que es básicamente un ejército de criminales. La principal fortaleza de la cinta era su tremendo elenco de estrellas, entre los que se contaban Yul Brynner, Steve McQueen, James Coburn, Charles Bronson y Eli Wallach. La gran escena de acción al final que enfrentaba al pueblo liderado por “los siete” contra los bandidos, ya que honestamente la trama en sí es un poco simple y juega en el ángulo de “los salvadores blancos” salvando a los mexicanos de si mismos.

Esta película era a su vez un remake, pero no de una película de vaqueros anterior a ella sino de un género aparentemente muy diferente: Los Siete Samurai de Akira Kurosawa (1954), de la cual el guionista tomó todos sus elementos pero cambiando a los espadachines por pistoleros y simplificando el desarrollo para hacerla más corta. En todo caso la versión americana es inferior en todos los aspectos a la original japonesa, aun a pesar de ser una muy buena obra en si.

Ahora si podemos comenzar a hablar de la versión de 2016. Ya no tenemos campesinos mexicanos atacados por bandidos mexicanos, sino a campesinos americanos amenazados por un proto-empresario americano tan caricaturizado, que en su primera aparición declara que el capitalismo es Dios. Los siete hombres que son contratados para derrotarlo a él y a su ejército también han cambiado y resultan ser un grupo bastante variopinto.

Ocupando el lugar de líder que antes tuvo Yul Brynner tenemos a Denzel Washington, como un esclavo liberado trabajando como cazarrecompensas y el encargado de poner el tono serio y responsable al equipo. El siempre carismático Chris Pratt ya era prácticamente un vaquero en Guardianes de la Galaxia y ahora interpreta a uno de verdad, como un engañoso apostador yankee. Ethan Hawke es un francotirador ex-confederado con traumas de la guerra y lo acompaña Byung-Hun Lee como un asesino experto en cuchillos. Manuel García Rulfo es un bandido mexicano, Vincent D’onofrio un excéntrico montañés cazador de apaches y Martín Sensmeier un guerrero comanche llamado “Cosecha roja”.

Si el titulo fuera sincero esta película se hubiera llamado realmente ‘Los ocho magníficos’, ya que la líder del pueblo de campesinos resulta ser bastante hábil con el rifle y tan importante para la lucha como los otros siete. De hecho es un personaje mucho más importante y desarrollado que algunos de los siete protagonistas y es interpretada por Haley Bennett, con una fuerza dramática que Jennifer Lawrence no le hubiera podido dar… y esto lo menciono porque es OBVIO que este personaje fue escrito con la protagonista de Los Juegos del Hambre en la cabeza.

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Como pueden ver la clave de este elenco es su diversidad. Tenemos cowboys de raza negra, mexicanos, asiáticos, nativos y otros que lucharon en lados opuestos de la guerra civil. Personajes que usualmente vemos como enemigos, juzgando a los demás con base a estereotipos, unirse sin muchos problemas para ayudar a compatriotas en problemas (animados inicialmente por algo de dinero, obviamente). Las políticas de esta película son claras. Pinta al capitalismo como una fuerza que puede llegar a destruir a las personas en favor del éxito de otras y es responsabilidad de una coalición de personas de todas las razas e ideologías el derrotarlo, no sin sacrificios. La única forma en que el mensaje hubiera sido menos sutil es que el villano que interpreta Peter Sarsgaard se hubiera llamado “Ronald Drumpf” (si, repetí esta mala broma de mi artículo sobre La Purga, pero es el mensaje reinante en Hollywood en este momento).

Es triste que teniendo un mensaje tan interesante y un elenco tan bueno la película no sepa qué hacer con la mitad de ellos. Hay personajes que se nos presentan y no se nos dice nada de su trasfondo, de su historia, o ni siquiera se les da la oportunidad de desarrollar su personalidad. El montañés interpretado por Vincent D’onofrio y el guerrero comanche nos dan leves miradas a un supuesto pasado y a detalles de sus personalidades que nunca terminan de cuajarse o de importar, mientras que todo el concepto del personaje mexicano se limita a soltar palabras e insultos en español de vez en cuando. Cosecha Roja incluso desaparece por largos periodos de tiempo y es una lástima ya que es uno de los que más podía aportar a la dinámica de grupo.

Aun así ninguno de estos casos se siente peor que el de Chris Pratt. Su personaje es uno de los más importantes de la historia y está presente en la mayoría de las escenas… y aun así se siente como un perfecto desconocido. Hace trucos de magia, le gustan los explosivos y en algún momento sabemos que no conoció a su padre, pero estos detalles no lo colorean para nada. Sé que el arquetipo del “vaquero misterioso” es una de las bases del western, pero esta no es la película apropiada para ello. Conocer el pasado de estos personajes, entender mejor las razones por las que su amistad se fortalece tanto y el por qué están dispuestos a sacrificarse por este pueblo, hubiera dado mucha fortaleza a la trama.

Los personajes que cuentan con la suerte de tener una historia más detallada son el cazarrecompensas de Washington y el francotirador de Hawke. Esta pareja que se reúne de nuevo en una película de Antoine Fuqua desde Día de Entrenamiento, son el corazón dramático del film. El primero tiene una venganza pendiente contra el villano pero el segundo tiene una historia de trauma de guerra mucho más interesante, que le da una relación especial con el personaje de Lee (y les va a costar mucho convencerme de que esa relación no era la de una pareja homosexual. Es en serio). Lástima que al final este trauma se solucione prácticamente fuera de cámara y sin un verdadero escalamiento.

Lo que quiero decir con todo esto es que la trama de Los Siete Magníficos es débil y que el enfoque en los personajes es demasiado irregular. Este es el principal pecado de la película y uno que evita que se pueda convertir en un verdadero clásico del género. Afortunadamente todos estos problemas quedan fácilmente olvidados cuando entra el tercer acto de la película y nos llega uno de los mejores tiroteos que hemos visto en años.

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En el enfrentamiento con el ejército de mercenarios el director Antoine Fuqua desata toda la maestría que los años le han dado en el manejo de la acción y el drama. Es una secuencia extendida bastante larga (tal vez un poco más larga de lo necesario), en la que las balas y explosivos vuelan sin parar. Son escenas muy emocionantes y divertidas en las que nos damos cuenta que, al igual que en sus predecesoras, algunos de los protagonistas podrían no sobrevivir. Las apuestas son bastante altas y eso pone a este momento en una posición mayor que en la de la mayoría de películas de acción modernas.

La acción y destrucción llegan a niveles tan altos que es una lástima que esta no sea una película clasificación “R” que nos permita ver el verdadero y horrible efecto de tanta muerte. También es con esta parte del film que entendí que todo estaba estructurado como una película de superhéroes, con los siete magníficos como una especie de “Avengers” del salvaje oeste. Incluso la banda sonora del difunto James Horner le trata de dar ese toque épico y heroico de esta clase de filmes, aunque claro, dándole a todas sus tonadas el tema y motivo de la icónica música de la película original. Porque por más que fueran a rehacer la cinta, esa canción era algo que tenían que mantener.

Los Siete Magníficos no se va a convertir en un clásico del western como las más recientes películas de Quentin Tarantino, ni va a pasar a la historia de las películas de acción, pero es una película muy entretenida, con personajes divertidos y excelentes secuencias de acción. Una perfecta puerta de entrada a las películas de vaqueros. Es una lástima que desaproveche tanto a su talentoso elenco y que su trama flaquee tanto, sobre todo en el segundo acto.

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