Destiny, una experiencia incompleta que puede mejorar

Destiny ya lleva tiempo en el mercado, sin embargo después de dedicarle bastante tiempo he llegado a una conclusión.

(Antes que nada, recuerda que puedes leer nuestra reseña siguiendo este link.)

Destiny, en teoría, debió ser uno de los grandes lanzamientos de este año a la par con otro título del que escribiré luego. Sin embargo, y a pesar de las diferentes sensaciones que me produce el juego he llegado a la conclusión que la experiencia detrás de este MMOFPS no es tan satisfactoria como se podría pensar.

Como sabemos, Bungie trabajó en esta nueva propuesta por un largo tiempo, planeando así que esta nueva franquicia viva por los próximos 10 años a través de expansiones y secuelas, una de ellas recientemente confirmada por Activision. Es por eso que han tratado de construir un mundo rico en historia y mitología, así como otros detalles que hicieran de este viaje uno épico. Pero, ¿Bungie logró su cometido?

Destiny nos cuenta la historia de un Guardián, nosotros. Seremos el héroe en cuyas manos cae la labor de erradicar a La Oscuridad que agobia al Viajero, una esfera flotante que ha llevado a la humanidad a un nueva era de oro. A partir de esto viajaremos de planeta en planeta en busca de respuestas, a la vez que descubrimos secretos ocultos en la Tierra, Marte, Venus y la Luna, todo gracias a la ayuda de Ghost, un pequeño robot que nos ha despertado y que será nuestro guía a lo largo de la aventura.

A grandes rasgos, no tengo problema con el argumento del juego; de hecho, está bien que Bungie no haya pretendido nombrar los elementos de su historia de forma ostentosa, sino que recurrió a la simpleza: La Oscuridad, La Colmena y Los Caídos son nombres contundentes para los enemigos que encontraremos. El problema con el argumento y su historia es que no se desarrolla de forma interesante a medida que avanzamos en el juego; además resulta irrelevante para nuestro progreso, es posible terminar el juego sin enterarnos de lo que ocurre en la historia.

Es cierto que Bungie se esforzó por crear un universo amplio que fuera el contenedor de una mitología que pudiera expandirse, pero a pesar de ello, falla por el simple hecho de que la campaña no logra invitar al jugador a explorar el planeta y descubrir lo que en él habita, no crea situaciones interesantes que nos motiven a hacerlo. El contexto y la propuesta principal funcionan, pero su desarrollo resulta poco atractivo. En teoría, Destiny nos debe impulsar a profundizar en la mitología del juego, a explorar los recónditos lugares de los planetas, a cumplir los retos diarios y semanales en pro de desentrañar los secretos del juego y ser recompensado por ello; sin embargo, no hay tal motivación por descubrir lo que el universo puede dar, más allá de la necesidad de cambiar nuestro equipo para incrementar nuestro nivel, así que la búsqueda por recompensas se vuelve solo un acto reflejo.

Uno de los elementos que pudo mejorar la narrativa en el juego era Ghost, después de todo es la única voz destacable en el juego que nos acompaña a lo largo de toda la aventura, nos explica qué vemos, qué ha sucedido y todo dato de importancia vendrá dado a través de su robótica voz. Sin embargo, ese mismo es el problema ya que su papel queda reducido a una inteligencia artificial que ofrece datos curiosos en una voz monótona que carece de personalidad al igual que nuestro personaje.

En sí, este es uno de los aspectos que más nos interesa a la hora de comprar un videojuego, su personalidad, y con ello la de sus personajes; sin embargo, Destiny es muy plano al respecto, Ghost es un robot en el sentido más estereotípico posible, el Guardián es guardián porque ese es su destino y los enemigos son enemigos porque “La Oscuridad” lo comanda. El posible interés que nos podría llegar a ofrecer un enemigo sin rostro y al que solo le rodea enigma e incertidumbre, como lo es La Oscuridad, se destruye cuando encontramos personajes planos en un universo poco inmersivo.

A pesar de lo anterior, Destinty (irónicamente) ofrece una experiencia satisfactoria a la hora de tomar el control en las manos, pues su modo de juego es todo lo que uno podría esperar de un título dinámico y versátil, Destiny nos ofrece una jugabilidad simple pero entretenida, con una curva de aprendizaje decente y un nivel de dificultad ajustable al gusto del jugador. En sí, esta es la mejor característica de Destiny, que de hecho es como la de cualquier otro shooter, incluso similar a Halo, después de todo es Bungie.

Adicional a esto, Destiny ofrece herramientas adecuadas y que sin mayores complicaciones nos permiten personalizar nuestras habilidades para que exploremos nuestro estilo de juego, lo que nos permite entonces encontrar cómo queremos jugar y con quién. A partir de este punto, el juego demanda una constante exploración del mapa, sin embargo, no como un puente entre la jugabilidad y la narrativa, sino únicamente como el método que hace posible encontrar los objetos raros que podemos obtener al derrotar enemigos. Afortunadamente, hay un cambio en la forma de jugar, ya que los personajes después de cierto nivel, podrán acceder a nuevas habilidades.

Como sabemos, Destiny cayó en el foco de la prensa y la opinión pública por ser un MMOFPS, es decir, un juego masivo multijuagdor de disparos en primera persona. Por más pretencioso que suene, lo ha logrado parcialmente, ya que finalmente sí ha logrado integrar una comunidad de jugadores constante en un mundo abierto, lo que en escencia permite que en una sesión varios jugadores puedan interactuar haciendo una misieon o simplemente compartiendo el mismo espacio virtual.

Lo anterior es un aspecto remarcable, después de todo es una de las características más importantes del juego; como sabemos, Destiny sí cuenta con un rango amplio de actividades, muchas de ellas enfocadas a modos cooperativos, pero que no necesariamente atan a los jugadores a conocer a otros, ya que en sí el juego es un entorno habitable en el que todos pueden estar al tiempo haciendo actividades individualmente.

A estas alturas cabe resaltar que una buena experiencia con Destiny sucede cuando se juega acompañado; sin embargo, esta sensación es por la compañía como tal y el desafío detrás de superar los retos con otras personas, lo cual es un indicador de que ciertos aspectos fallan a la hora de contar la historia para alguien que quiera jugar en solitario, experiencia que de hecho se vuelve frustrante por lo anticlimática que es. Obviamente, es ingenuo embarcarse en una historia de ese tipo solo y más teniendo en cuenta el género del juego; sin embargo, una franquicia que aspire a expandir su universo debe tener los suficientes elementos para captar la atención de sus posibles compradores.

A pesar de ello Destiny ha logrado tener un impacto total en la industria, lo cual es valioso por la osada propuesta que han querido desarrollar, ya que en sí, aunque su premisa sea simple, es un juego con un potencial latente que obviamente será explotado, solo que debe encontrar las formas correctas. Es evidente a estas alturas que el juego está en un proceso de transición, que paulatinamente se complementará por medio de expansiones. A pesar de esto, ya que es una buena oportunidad para mejorar la experiencia, un juego (o al menos su historia) debe ser lo suficientemente profunda desde el inicio, sin tener que recurrir a las expansiones como un puente para complementarla poco a poco.

Destiny quiso abarcar muchos elementos en un solo lugar en busca de ser algo colosal, pero fue mucho, incluso para él, haciendo que algunos de sus elementos fueran endebles, afectando así el resultado final. Sea como sea, es innegable que Destiny ha golpeado la industria de los videojuegos y ha dejado su marca, así como es innegable también que su continuación será aún más grande, solo deben prestar atención a lo que ha surgido en esta entrega para que en la próxima no cometan los mismos errores.