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Dishonored: Death of the Outsider – La reseña

La historia que comenzó en el primer Dishonored finalmente ha llegado a su fin. ¿Qué le depara el futuro a la franquicia?

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Aunque conocido en comparación con otros, el subgénero de los juegos de sigilo nunca ha sido saturado por la demanda de un público que generalmente se regocija con la acción desenfrenada. Quizás esto también se debe a la falta de franquicias representativas, por lo menos con respecto a subgéneros como los hack and slash y bullet hell. De hecho, Metal Gear —serie responsable de impulsar el subgénero— ha sido la más conocida durante 30 años, además de otras como Splinter Cell o Thief. Por fortuna, eso cambió en 2012 cuando Bethesda Softworks y Arkane Studios lanzaron Dishonored.

Al igual que la franquicia creada por Hideo Kojima, el primer Dishonored y su secuela incentivan la utilización del escenario y diversas herramientas para no ser detectado. Sin embargo, al igual que Metal Gear, no procuran limitar las opciones del jugador o imponer un estilo de juego específico. Al fin y al cabo, si bien implica un reto mayor, ambos títulos pueden superarse con un enfoque 100% ofensivo. Sin embargo, es precisamente esa libertad que se concede al jugador lo que posicionó a la serie de Bethesda como uno de los representantes del subgénero de los juegos de sigilo y lo que caracteriza a Dishonored: Death of the Outsider, la última entrega de la franquicia.

A pesar de que actúa como una expansión de Dishonored 2, Death of the Outsider no requiere de la instalación del anterior juego y narrativamente actúa de forma independiente. Lo anterior no significa que este sea un buen comienzo para aquellos que no estén familiarizados con la franquicia, ya que constantemente se hacen referencias a los anteriores juegos. Como si eso no fuera suficiente, la mayoría del impacto emocional de este título no podrá ser apreciado por aquellos que no conozcan a los tres personajes centrales: Billie Lurk, Daud y El Forastero. Con eso dicho, la historia de la última entrada cuenta con algunos problemas de ritmo debido a su corta duración y menor escala en lo que respecta al diseño de los niveles.

La principal falencia de la historia de Death of the Outsider es la rapidez y la espontaneidad con la que El Forastero decide empoderar a la protagonista. Si bien este personaje es conocido por su actitud críptica, su decisión de concederle poderes a Corvo Attano y Emily Kaldwin en el primer y segundo juego estaba mejor implementada dentro de sus respectivas tramas. Por fortuna, todas las interacciones con Billie después del segundo nivel resultan mucho más naturales y ayudan que sus verdaderos motivos salgan a la luz de forma más orgánica. Lo anterior es complementado por la verdadera fortaleza del juego en materia de narrativa: la expansión del universo de Dishonored y su mitología. Esta última entrega no solo desarrolla a los tres personajes mencionados, sino que introduce a los Sin Ojos, un grupo obsesionado con el estudio del Vacío y que adora a El Forastero. Es por medio de esta organización, cuya influencia llega hasta las familias más poderosas de Karnaca, que la protagonista aprende a cómo acabar con su objetivo.

Dishonored: Death of the Outsider

Aunque esta información se obtiene primordialmente por medio de la historia principal y documentos repartidos a lo largo de toda Karnaca, Death of the Outsider también emplea sus novedades en materia de jugabilidad para contribuir a la construcción de la narrativa. A diferencia de Dishonored 2, cuyos escenarios son mucho más abiertos que los del juego original, DotO cuenta con locaciones más reducidas. Esto es compensado por la capacidad de interacción que otorga al jugador, tanto en materia de movilidad como de exploración. Por supuesto, este diseño de nivel no brillaría de no ser por las tres nuevas habilidades de Billie.

La primera es Desplazamiento, que puede teletransportar a la protagonista a cualquier lugar dentro de un rango limitado y tiene múltiples aplicaciones estratégicas; la segunda es Semblanza, que permite tomar la identidad de un NPC para pasar desapercibido; y la tercera es Presagio, que sirve para explorar el terreno y marcar enemigos al permitir que Billie salga de su cuerpo por un tiempo limitado. Estas tres habilidades están calibradas de tal forma que no puedan abusarse y, especialmente si el jugador quiere superar el juego sin ser detectado, deben intercalarse correctamente para superar los niveles. Sin embargo, estos poderes y los demás dispositivos que la protagonista tendrá a su disposición también servirán para cumplir misiones secundarias.

Dishonored: Death of the Outsider

En cada nivel, Billie tendrá acceso a una lista de contratos. Estos generalmente varían entre la eliminación de objetivos y la recolección de items; sin embargo, la ejecución de cada uno —lo cual incluye tanto las condiciones específicas de cumplimiento como su contexto dentro de la historia— evitan que se sientan como repeticiones de una misma misión. Al completar un contrato, el jugador ganará dinero que podrá emplearse para comprar dispositivos o mejoras. Entre estas últimas se haya el aumento de la capacidad de talismanes de hueso, item presente desde el primer Dishonored. Para aquellos que desconozcan su funcionamiento, estos conceden habilidades pasivas y pueden encontrarse a lo largo de todos los escenarios. No obstante, a mediados de Death of the Outsider, al jugador tendrá la oportunidad de crear sus propios talismanes a partir de los huesos de ballena que haya recogido durante la aventura.

Al tener en cuenta la corta duración de Death of the Outsider, ¿qué hace para incentivar la rejugabilidad? Claramente consciente de la inclinación de ciertos jugadores por el sigilo y la de otros por la violencia, Arkane Studios diseñó el juego de tal forma que el estilo modifica ciertas partes. Por supuesto esto incluye el final. Como si lo anterior no fuera suficiente, el pasar el título una vez permitirá que Billie obtenga tres habilidades que debutaron en Dishonored 2.

Dishonored: Death of the Outsider es una experiencia mucho más contenida que la de sus predecesores, lo cual impide que ciertos aspectos de su trama se desarrollen correctamente, pero es una entrada que no puede faltar en la librería de cualquier fanático de la franquicia y/o entusiasta de los juegos de sigilo. La libertad que otorga con respecto al estilo de juego y la rejugabilidad que viene con ésta reitera el por qué la IP de Bethesda Softworks cuenta con un gran potencial para futuras secuelas.

Reseña hecha con una copia digital de Dishonored: Death of the Outsider para PS4 brindada por Bethesda Softworks.

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