Dragon Age Inquisition – La reseña

El fin del mundo está cerca y solo tú podrás salvarlo con ese extraño poder que no sabes cómo conseguiste; este puede ser el inicio de cualquier RPG y, afortunadamente, Dragon Age Inquisition no se quedará solamente en esta típica introducción.

La Inquisición fue una organización medieval certera e implacable contra quienes la Iglesia Católica consideraba sus detractores. Dragon Age Inquisition retoma este concepto y nos demostrará que una organización con “puño de hierro” siempre será necesaria cuando la situación lo amerita; en este caso, el fin máximo de la Inquisición no es defender ninguna religión, sino proteger al mundo de un enemigo que amenaza con sumergirlo en el caos y la desesperación. Es aquí en donde entra nuestro héroe al que podremos moldear a nuestro gusto y que liderará a esta organización para acabar con el mal o caer en el abismo. Nuestra misión no es solo cerrar la brecha que se ha abierto en el cielo y que ha atraido cientos de demonios al mundo , sino que también tendremos que descubrir quién está detrás de ella y ser implacables a la hora de juzgarlo, somos el Inquisidor.

El nuevo RPG de Bioware ya ha llegado y con este, toda una apasionante aventura escrita magistralmente por uno de los estudios que hoy en día es uno de los que tiene más claro cómo contar una historia de videojuegos. Dragon Age es una franquicia que se ha ido reescribiendo con el paso de los años y no me refiero tanto a su impecable historia, sino a sus mecánicas de juego. En las dos primeras entregas encontramos mecánicas de juego inversas; mientras que DA: Origins era un RPG complejo, a veces sobreactuado, y de vieja escuela, Dragon Age 2 tuvo elementos de juegos de rol tan débiles que a veces nos ponía a pensar si se clasificaría dentro de lo que se considera un RPG o era solamente un juego de acción con elementos RPG. Dragon Age Inquisition llega casi 4 años después para convertirse en un acuerdo entre sus antecesores con unas mecánicas de juego muy claras y concretas, diferenciado de las anteriores entregas y con algunas decisiones que para los puristas del género pueden resultar polémicas.

Al iniciar el juego podremos elegir entre ser un personaje masculino o uno femenino, entre cuatro razas (humanos, elfos, enanos y kunari) y tres principales clases: guerreros, magos y pícaros. Estas elecciones afectarán los diálogos de nuestro personaje, sus opciones amorosas y algunos aliados, pero no tendrán mayor incidencia en el núcleo principal de la historia.

En Inquisition mantenemos el estilo ya tradicional de la franquicia donde controlamos un solo personaje pero tenemos una party o grupo de cuatro que podremos intercambiar en cualquier momento con las flechas arriba y abajo del pad digital, en el caso de las consolas. Cada vez que salgamos en una misión podremos elegir a los integrantes de nuestra party entre un pool de personajes que se unirán a nuestra causa a lo largo del juego

Aunque es un RPG de acción, una característica tradicional de Dragon Age es que con un botón podremos paralizar la partida en cualquier instante para ordenar a nuestros personajes realizar acciones que nosotros definamos. En esta entrega se introduce el modo estratégico, que nos modifica la cámara a una vista desde arriba y donde podremos ver la posición en el campo de batalla de todos nuestros personajes y enemigos de quienes también podremos ver sus debilidades y fortalezas para atacarlos de forma más inteligente. Cada que subimos de nivel, el juego nos recompensa con un punto para usar en alguno de los árboles de habilidad del personaje que hemos elegido. Los aliados también reciben punto de habilidad al subir de nivel, aunque suben un poco más lento que nuestro personaje principal.

Cada uno de los personajes de la party tiene la posibilidad de equipar hasta ocho poderes además del ataque básico, también podemos configurarlos para que tengan ataques favoritos y realicen determinadas acciones de acuerdo con las condiciones de batalla cuando no los estamos controlando directamente. Es de destacar que todos comparten el inventario y las pociones de salud que tienen un número limitado.

Del inventario también vale la pena hablar de una controversial decisión de diseño. Inquisition no cuenta con un baúl donde dejar los objetos que queremos guardar, por eso tendremos que estar constantemente vendiendo o destruyendo los objetos que ya no usamos o que consideramos como basura. El espacio de inventario lo podremos ampliar más adelante aunque al final siempre termina quedándose corto para todo lo que conseguiremos.

El juego no cuenta con hechizos de curación propiamente aunque incluye muchos de barrera o de mejora de armadura. Por eso deberemos encaminar nuestras estrategias a posicionar nuestros personajes de la mejor forma posible, usar los miembros correctos de la party en determinadas escaramuzas y además racionar las limitadas pociones de salud que, como plus, no tienen ningún costo y las podremos reponer cada que vamos a alguna base o puesto de avanzada.

Las decisiones que tomamos en Dragon Age Inqusition van más allá del tradicional estilo de Bioware donde estamos en una dicotomía entre lo positivo y negativo; aquí no importa si son buenas o malas, las decisiones desencadenan consecuencias para nuestra causa y solo nuestros acompañantes y nosotros mismos juzgaremos si lo que hemos hecho es bueno o malo.

Dragon Age Inquisition no es un juego de mundo abierto, ni lo pretende ser como se hubiese podido pensar al ver alguno que otro tráiler y video del juego; usualmente la mecánica para conocer el mundo empieza por una sala de guerra donde se reúne un consejo a planear la siguiente misión, podemos ver un mapa del continente de Thedas y seleccionar cuál tomar. Entre las misiones encontramos aquellas en las que mandamos a uno de nuestros representantes, en las cuales solo tenemos que esperar un tiempo y las tradicionales donde nosotros vamos a un terreno del juego a realizar la misión asignada que es la que hace avanzar la historia del juego. Una vez visitada una zona podemos volver a esta en cualquier momento a explorarla y realizar los cientos de misiones secundarias que tiene el juego disponibles.

Para poder avanzar en la historia necesitamos conseguir determinados puntos de poder que amplían la influencia de la Inquisición en la región y que se conseguirán luego de cerrar brechas en lugares de los mapas, realizar misiones secundarias o recolectar materiales que nos piden algunos compañeros. Por esto, en Dragon Age Inquisition hará falta realizar muchas misiones secundarias para poder completar el juego ya que a veces necesitaremos, por ejemplo, 50 puntos de poder para realizar una misión principal y usualmente una secundaria solo te entregará dos. Aunque suena dispendioso, las misiones secundarias no son repetitivas y muchas veces resultan divertidas y en general complementan de alguna forma la historia principal, ya sea porque se nos une un agente a la Inquisición, porque se nos da acceso a una nueva zona o porque obtenemos recursos para tener nuevo equipo.

El realizar acciones para ampliar la influencia de la Inquisición también nos genera otro tipo de experiencia de “dominio” que también sube de nivel y nos entrega un punto cada vez que subimos y que podremos usar para mejorar aspectos de nuestro equipo como el inventario, la capacidad de tener más pociones, abrir nuevas opciones de diálogo o la posibilidad de abrir más puertas que antes no se podrían abrir.

Los defectos de Inquisition se presentan en la estabilidad del juego, puede ser que inicialmente corra perfecto pero luego de una larga sesión el juego empieza a fallar; a veces no podemos tener conversaciones con otros personajes, otras veces se pone muy lento y en alguna ocasión el personaje se trabó y no caminó más. Eso sí, estos problemas los vi en la PS4 y siempre se solucionaron al reiniciar la consola, por otro lado, alguna que otra misión secundaria se quedó bloqueada por alguna acción que realicé en el juego, esto me lleva a pensar que seguro hicieron falta algunas semanas para pulir detalles en el desarrollo.

Los gráficos no lucen tan espectaculares como esperaba, al menos en PS4, a los personajes a veces les falta un poco más de definición aunque se compensa con los mapas y ambientes que son increíblemente grandes y muy bien diseñados, los paisajes son completamente variables de una localización a otra y siempre vale la pena explorar todo lo que podamos para encontrarnos alguna que otra sorpresa.

El guion del juego es uno de los grandes puntos fuertes del título de Bioware, no solamente por ser intrigante e invitarnos a profundizar en las vidas de los personajes que nos acompañan, sino porque en cada decisión y en cada hecho que ocurre no se rompe la experiencia de juego, funciona como un todo y se complementa con pequeños detalles como las historias que encontramos en los libros por todo el juego o las más de 20 canciones que cantan los bardos en las tabernas que aparecen en las locaciones de esta aventura. Si eres uno de esos que ha seguido la historia del juego desde las entregas anteriores te sentirás muy recompensado pues harán su aparición muchos personajes que ya salieron en anteriores entregas –alguno que otro que jamás te esperarías– e incluso con alguno de esos podrás hasta tener una relación amorosa, un guiño de Bioware para los fans.

Y hablando de relaciones, Dragon Age Inquisition aborda con mucha madurez el tema de las relaciones sentimentales. Entre todos los juegos de Bioware, este es el que afronta con más seriedad –y por qué no decirlo– realismo lo que puede ser una relación de pareja y sus variaciones (como relaciones de una noche, affairs, o amigos con derechos). El juego es tan maduro en este sentido, que aborda incluso los conflictos familiares que a veces tienen las personas en una relación de pareja homosexual con toda la naturalidad del mundo y sin ningún tipo de morbo o caricaturización como a veces se sentía en la anterior entrega.

Después de más de 100 horas de juego, aún queda mucho por hacer, quizá el gran pero de este juego es que no es recomendable para aquellos que quieren una aventura ligera, sin muchos matices y directa. Para aprovechar Inquisition es recomendable –y necesario– realizar la mayor cantidad de misiones secundarias.