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Etherium – La reseña

Etherium desea conquistar a los jugadores como si se tratara de su propuesta de dominación espacial, pero se queda corto en recursos a pesar de lograr divertir en pequeñas dosis.

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etherium-reseña-4El género de la estrategia en tiempo real es uno de los más complejos en cuanto a desarrollo y exigencia de los fanáticos se refiere, no es fácil abrirse paso y las franquicias triunfadoras son pocas ya que deben mostrar algo innovador o perfeccionar las reglas establecidas por sus predecesores. Etherium desea conquistar a los jugadores como si se tratara de su propuesta de dominación espacial, pero se queda corto en recursos a pesar de lograr divertir en pequeñas dosis.

Etherium se basa en un conflicto espacial por la dominación de un escaso e importante recurso, el eterio, extrañas esferas de origen alienígena que sirven como fuente de energía para las tres razas principales en conflicto, El Consorcio, que representa a una corporación de origen humano que usa espionaje y tácticas mafiosas para lograr sus objetivos; los Intar, que son extraterrestres avanzados, y los Vectan que se han modificado genéticamente para usar el eterio en sus propios cuerpos.

El conflicto de Etherium se intenta explorar a través del modo campaña usando algunas fichas que nos dan información sobre cada una de las facciones, pero no logra tener profundidad ni llega a hacer que el jugador se sienta identificado fuertemente con alguna de ellas. Aún así, podemos ver ciertas diferencias en el diseño de las unidades, edificios y habilidades que ayudan a crear la división necesaria para no sentir que se está usando un simple cambio de piel.

En cuanto a la campaña hay que destacar un buen experimento de parte de los desarrolladores y es la división en dos fases para efectuar las incursiones espaciales: inicialmente se plantea un mapa donde se muestran los planetas principales para cosechar el eterio durante un «ciclo» compuesto por turnos. Cada planeta tiene colonias de las tres razas y nuestro objetivo es dominar la mayor cantidad posible; para evitar que se quede en un simple movimiento entre lugares se incluye un minijuego de cartas que añaden opciones diplomáticas para que controlemos treguas, invasiones e influencias.

etherium-reseña-3La segunda fase está dada por el combate planetario que lleva la lucha a plena superficie. Iniciamos con una base donde se despliegan (mas no se construyen) tropas y debemos expandirnos por el territorio de manera gradual, ya que este se divide en zonas concretas, cada una con un totem que debe ser dominado antes de poder hacer construcciones. Además, la «energía» de cada puesto solo estará activada si tenemos territorios adyacentes conectados (o si usamos un muelle de suministros, pero eso es un poco más complejo); esto añade elementos de tower defense, ya que si perdemos una zona intermedia fácilmente arriesgamos el funcionamiento de nuestra colonia.

También hay que tener en cuenta que no hay un árbol tecnológico claramente establecido: aunque ya tenemos todo relativamente al alcance, debemos decidir qué expansiones deben construirse en cada puesto avanzado a través de casillas limitadas en cada una; esto hace que el jugador deba pensar constantemente al elegir lo que necesita para su estrategia y el tipo de unidades necesarias. Además, el eterio no es precisamente abundante y limita nuestras ampliaciones y volumen de tropas. Básicamente seremos un comandante con poco espacio de maniobra que debe ser recursivo y responder rápido a las necesidades de nuestra colonia, serán raras las ocasiones en las que sintamos que tenemos dinero de sobra.

Esta situación se puede solventar un poco al poder reclutar facciones terciarias. Esto se hace al cumplir ciertos requisitos dependiendo del mapa o de las razas externas, como los Guardianes (una extraña mezcla alienígena) y los Incursores (mercenarios humanos). Si logramos hacerlo de manera rápida contaremos con unidades extra que se reemplazan regularmente, siempre y cuando esas bases no sean destruidas. Obviamente los rivales en los modos multijugador pueden hacer lo mismo, así que debemos ser ágiles para lograr crear esas alianzas.

Otro aspecto interesante es el de eventos planetarios. En Etherium tenemos diferentes «catástrofes» que impactan el terreno o el clima, como huracanes, erupciones de volcanes, tornados y avalanchas, todas producidas de manera aleatoria (aunque los Inthar tienen un poder especial para aprovecharlas mejor). Dependiendo de cada evento hay daños potenciales a las tropas o edificios que, si bien no son decisivos en la mayoría de los casos, logran romper un poco la rutina.

etherium-reseña-2Aunque encontramos mecánicas similares a otros juegos de estrategia, hay varias decisiones de diseño que impactan de manera negativa el desarrollo de las partidas. Primero, el manejo de la base principal y de los puestos de avanzada no se puede hacer de manera remota ya que el despliegue de tropas se debe realizar en puntos concretos de las bases y tampoco se puede programar una cola de producción amplia o usar teclas rápidas. Si bien tenemos la opción de crear espaciopuertos para desplegar unidades cada vez más cerca, el proceso no mejora y eso hace que nuestro tiempo de respuesta no sea el adecuado, algo fundamental durante los combates.

Hablando de eso, las unidades tampoco responden muy bien ya que no tienen estancias de respuesta de fuego y los movimientos deben ser programadas constantemente. Aunque existe la opción de crear grupos de control no es precisamente útil y debemos decirle a cada momento a las tropas lo que hay que hacer y cuándo atacar. Muchas veces veremos que perdemos tropas porque no responden al fuego enemigo aún cuando las tengamos formadas de manera ofensiva.

La interfaz de usuario tiene sus cosas buenas y malas, las acciones especiales de cada raza sí pueden ejecutarse con teclas rápidas y la información se despliega de manera limpia y completa en todo momento. Sin embargo, la pestaña de construcciones al lado derecho tiene su problema, muchas veces bloquea de manera accidental nuestras órdenes de movimiento por lo que debemos estar abriendo y cerrando constantemente el panel. Esto sumado a algunos problemas al dar instrucciones a las tropas genera pérdida de tiempo, lo que impacta de manera crítica a cualquier RTS.

Los mapas son de un diseño interesante pero al combinarse con el estilo económico, de despliegue y de combate puede crear un inconveniente: se repiten constantemente los puntos de choque. No sucede en todos los casos, pero cuando pasa crea verdaderos cuellos de botella que hacen de las batallas algo de menos estrategia y más de guerra de desgaste, alargando a veces de manera innecesaria las partidas.

Aún con todos los problemas y virtudes mencionados, Etherium puede ser divertido, en especial durante el modo Escaramuza, ya que los combates son directos, con mayores opciones de administración y poniendo reto al jugador de mejor manera que en la campaña. El multijugador también logra que nos entretengamos pero no al mismo nivel, en especial por la dificultad para encontrar partidas, lo que en realidad es más por falta de jugadores que por problemas internos del juego.

El problema por el que sí podemos culpar al proceso de desarrollo son los errores que interrumpen las partidas y detienen el juego de manera inesperada, por lo que nos obligan a reiniciarlo; así como momentos donde la configuración gráfica cambia al lanzar Etherium sin que nosotros lo hayamos solicitado. Esperamos que el estudio tome cartas en el asunto y arregle este molesto inconveniente mediante actualizaciones.

Etherium no es un juego indispensable o altamente recomendado para los puristas y fanáticos acérrimos de la estrategia en tiempo real. No puedo negar que divierte, pero es algo que no hace de manera constante; lo veo como un título para usar de manera esporádica, en especial en Escaramuza o multijugador con amigos para evitar la espera. Tal vez intentaron compactar demasiadas cosas en un solo título, y espero que los desarrolladores logren revisar los fallos y corregirlos para nuevas entregas o para otros proyectos; hay potencial, pero es cuestión de cosecharlo con el mismo cuidado que necesita el eterio.

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