Etrian Mystery Dungeon – La reseña

Es un hecho de la vida que las apariencias engañan, y es algo que Etrian Mystery Dungeon deja muy claro con tan solo unas horas de juego. Los personajes son adorables, los escenarios son coloridos y los enemigos comunes no se ven tan amenazantes, pero luego de unos instantes todo esto se convertirá en algo aterrador, donde una derrota será capaz de dejarnos indefensos y frustrados; pero esto no es malo, simplemente eleva los niveles de reto dentro de este título, con una planeación para llegar a la victoria que va más allá del uso que damos a los personajes en batalla, y nos motiva a saber manejar los recursos disponibles e incluso a entender al entorno como parte de nuestra ofensiva. Este es un juego perfecto para los amantes de los RPG (mejor aún si disfrutan de los roguelike), que cuenta con un buen gameplay, pero que falla en algunos aspectos de su narración.

Para entender Etrian Mystery Dungeon hay que saber que se trata de un crossover spinoff desarrollado en colaboración por Atlus y Spike Chunsoft para la Nintendo 3DS. Combina los elementos más reconocidos de dos franquicias populares de ambas compañías, Etrian Odyssey y Mystery Dungeon, respectivamente; la primera, en sus juegos centrales, es un RPG en primera persona que nos pone al mando de un grupo de exploradores mientras recorren laberínticos lugares, trazando sus mapas y enfrentándose a todo tipo de monstruos que aparecen usualmente bajo la influencia del Yggdrasil, un mítico y gigantesco árbol. Por su parte, Mystery Dungeon es uno de los roguelike más conocidos, expandiendo sus fronteras incluso con Pokémon en Pokémon Mystery Dungeon; en este tipo de juegos, un subgénero de los RPG usualmente con vista cenital en tercera persona, seremos enviados a calabozos que cambian de forma constantemente, pero que además estarán llenos de trampas y monstruos. Al ver las características de ambos juegos en paralelo, con los dos girando en torno a laberintos y sumado a que tienen combates por turnos, resulta sencillo ver por qué Etrian Mystery Dungeon es un juego que funciona y que de seguro va a satisfacer a los fans de los videojuegos de rol.

Al comenzar la aventura debemos crear a un grupo de exploradores escogiendo dentro de las clases que ofrece el juego, como los Landsknecht, un guerrero espadachín con ataque y defensa balanceados; los Protectors, combatientes de fuerte armadura que pueden resistir los ataques más fuertes; los Runemasters, magos capaces de usar fuego, hielo y electricidad en sus ataques; los Hexers, útiles hechiceros que podrán cubrir al enemigo con todo tipo de efectos secundarios, como veneno, parálisis o disminución de ataque y defensa; o el infaltable y altamente necesario Medic, quien podrá curar puntos de vida, condiciones de salud e incluso revivir a nuestros aliados. El balance que demos a nuestros equipos usando estas y las demás clases disponibles será bastante importante a la hora de salir victoriosos de este complejo juego, no solo porque cada uno tendrá un árbol de habilidades que debemos administrar a medida que suben de nivel, sino porque el número de guerreros que usaremos a lo largo de la aventura puede llegar a ser considerablemente grande.

Las batallas suceden por turnos haciendo uso de una cuadricula sobre el suelo para moverse y atacar, tal como en Mystery Dungeon pero agregando los modos propios de Etrian Odyssey, como son los debuffs o cambios en los stats, ya sea para aumentarlos o disminuirlos tanto en nuestros guerreros como en los enemigos. Cada personaje podrá ser equipado con armas, armaduras y accesorios que mejorarán sus stats y que usarán para acabar poco a poco con los puntos de vida de las bestias que nos ataquen. El daño que causamos no es solamente directo, ya que podremos infligir otro tipo de estados que debilitarán a los enemigos, como veneno o miedo. Un detalle simpático en las batallas es que veremos como los personajes empuñan las diferentes espadas, bastones o escudos que les equipemos, en lugar de tener el mismo modelo tridimensional todo el tiempo.

No solo estaremos a cargo de los cuatro exploradores que recorren cada laberinto, sino que además de ellos debemos crear muchos otros para completar más fácilmente una de las tareas principales del juego: defender Aslarga, el pueblo que sirve como base de operaciones para el jugador. ¿De qué lo defendemos exactamente? Pues lo usual, grandes bestias bastante poderosas, conocidas como DOE, que pueden escapar de los laberintos y atacar al pueblo para destruir las instalaciones de alguno de los servicios a nuestra disposición, como el hotel, el restaurante, la tienda o el Gremio de Exploradores. Créanme, no querrán que esto suceda, porque además de perder el lugar y lo que ofrece durante algún tiempo (a menos que hagan un enorme pago), también serán despojados de muchas armas equipadas y de todo el dinero que lleven consigo. A veces puede resultar en una suerte de círculo vicioso porque, por ejemplo, lo más recomendable es guardar armamento, demás items y dinero en el hotel donde, en caso de ser derrotados y perder su equipo, podrán volver y hacer uso de lo que han recolectado, pero, si un DOE destruye el hotel, quedarán indefensos, sin armas y sin fondos mientras el establecimiento se recupera, lo que los deja bastante vulnerables a ser vencidos nuevamente.

Etrian Mystery Dungeon no solo nos obliga a cuidar a nuestros personajes principales, sino que también nos hará dar a los guerreros secundarios igual importancia.

Detener el paso de los DOE es labor de los guerreros extra que creamos, pues ofrecen vigilancia constante dentro de uno de los fuertes que podemos construir en los calabozos. Cuando uno de los enemigos se acerque a estos lugares, los personajes que allí ubicamos saldrán de su resguardo y lucharán contra la bestia. Lo mejor de todo (o algo así) es que, aunque nuestros guerreros sean derrotados, el DOE estará satisfecho con tan solo destruir la fortaleza y regresará a los confines del laberinto, alejándose de nuestro preciado pueblo. Es así que Etrian Mystery Dungeon no solo nos obliga a cuidar a nuestros personajes principales, sus habilidades y su salud en batalla, sino que también nos hará dar a los guerreros secundarios igual importancia, además de ser cuidadosos con el manejo de recursos y los escenarios.

¿Lo notaron? Hay algo que aún no aparece en esta reseña y que debería ser más importante. Hablo de la historia, y no escribo sobre ella con la mayor seriedad porque ni siquiera el juego parece tomarla en serio. Al principio sabemos que muchos terrenos se están convirtiendo en calabozos misteriosos que cambian constantemente y que un extraño tipo de savia está atrayendo y haciendo más poderosos a todo tipo de monstruos, además, parece ser que la información va llegando a nosotros con un ritmo quizás demasiado lento. Incluso la narración tiene pausas innecesarias e incómodas en las que, una vez terminamos un segmento de la historia, debemos cumplir algunas misiones secundarias con muy poca importancia antes de poder continuar con la aventura principal. Es un poco extraño que este sea el elemento más flojo si tenemos en cuenta lo interesante de las historias en los Etrian Odyssey, juegos que poco a poco han construido su propio universo conectado con salvajes teorías que vemos con cada título.

Pero hay algo que sigue como siempre, sublime al igual que en los juegos principales de la serie: la banda sonora. Yuzo Koshiro está de regreso como compositor principal de las melodías que acompañan la aventura y, aunque tienen la misma calidad de su trabajo en los demás Etrian Odyssey, sí destacan por sus sonidos épicos que combinan música clásica, rock y otros ritmos. El énfasis del juego en la música es tal que el número de efectos de sonido, como golpes o explosiones, es mantenido al mínimo para que la acción siempre vaya acompañada de una melodía lo menos interrumpida posible. Esto también tiene sus puntos débiles, ya que algunas de las canciones son muy fuertes para la exploración en los calabozos, que muchas veces puede tomar un buen tiempo además de ir en un ritmo tranquilo; en un par de ocasiones me vi forzado a bajar el volumen de la consola porque no soporté lo repetitivo y chocante de una melodía dentro de un laberinto que no era más que bosque y paz.