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Final Fantasy: Record Keeper – Justo en la nostalgia

Reviviendo las glorias pasadas con un estilo retro modernizado.

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No ha sido tarea fácil para Square Enix adaptarse al nuevo ambiente de la industria sin tener que acudir a los éxitos que marcaron la era dorada de la compañía central, antes de su fusión con la casa matriz de Dragon Quest, en aquel entonces rival, y cuando era mejor conocida como Square Soft.

El legado de Square puede resumirse en la antología de juegos que representa la serie Final Fantasy, hablando específicamente de cada entrega numérica y sin la fiebre por las secuelas y spin-off que se generó en estos tiempos modernos de necesitada sobreexplotación.

Muchos no parecen ver más allá de Cloud, Tifa, Sephirot y demás aliados de Avalancha, pero Final Fantasy se da el lujo de gozar de un extenso historial con decenas de personajes y mundos completamente independientes, pero que hacen parte de un mismo universo capaz de los crossovers jamás imaginados.

Hemos visto un poco de ello anteriormente gracias a las batallas entre héroes y villanos de Dissidia Final Fantasy (PSP), así como un perfecto homenaje a la icónica música de la saga con las entregas de Theatrhythm Final Fantasy (3DS, iOS). Pero un título que rememorara el estilo de juego que le dio fama a la franquicia había sido más bien esquivo, o mal ejecutado.

Square Enix hizo el intento hace un par de años de inundar el mercado de dispositivos móviles con un juego de Final Fantasy que apelara al RPG clásico, y que de paso fuese una cuna de micro pagos como lo manda un buen free to play. El resultado fue un decepciónate producto bautizado como Final Fantasy: All the Bravest, un festival desordenado de batallas masivas cuya única exigencia para el jugador es frotar la pantalla de manera enfermiza, con poco atractivas transacciones y una inestabilidad alarmante. Son contados los equipos que pueden ejecutarlo en iOS y Android. Un enorme desastre.

Final-Fantasy-Dimensions

Por supuesto estas plataformas habían recibido las versiones remasterizadas del primer Final Fantasy, II, III, IV, V y VI, siendo la tercera y cuarta entrega versiones mejoradas de las originales para Nintendo DS, y una desafortunada sexta entrega que frente al clásico de SNES palidece. Hago parte de quienes consideran Final Fantasy VI como el mejor juego de la saga y con una historia perfecta (como Kefka), acompañado por el arte de Yoshitaka Amano, por eso ver que los sprites en la consola 16-bits de Nintendo son mucho más sobresalientes que en la redibujada edición para móviles, entristece el corazón de este fanático soñador.

Otras ediciones en cambio recibieron más cariño, como el salto 3D de FF III y FF IV, así como la secuela de este último, The After Years, en 2D para Wiiware y PSP, en 3D para dispositivos móviles. Esto sin olvidar FF VII, la vaca lechera de la compañía que a pesar de su falta de remasterización, tiene tantos spin-off como summons la franquicia. Más adelante Square Enix continuaría con su estrategia de juegos pagos para smartphones y tablets, mucho más costosos que cualquier otro título en dichas plataformas y llegando a los 14 dólares, como el gran y meritorio Chrono Trigger.

En lugar de continuar relanzando joyas previas optaron por un título 100% original que mantuviera la esencia clásica y gráficos retro, el resultado fue Final Fantasy: Dimensions. Una historia alterna que sorpresivamente recibió muy buenos comentarios aún sin estar ligada a la serie numérica, con jugabilidad RPG que rendía tributo al pasado y cuya única molestia era su elevado precio.

Quizás sería esta la razón por la cual Square Enix decidió volver a intentarlo con los free to play tras haber recuperado el rumbo en el mercado móvil. Es cierto que Japón ya gozaba de algo similar con Final Fantasy: Airborne Brigade, título social que nunca llegó a occidente, pero solo hasta su alianza con el popular desarrollador DeNA se atrevería a pisar tierras extranjeras.

El resultado es Final Fantasy: Record Keeper, free to play para iOS y Android disponible desde hace varias semanas en América y Europa, el cual tiene potencial para empezar a romper la maldición que acompaña a este tipo de juegos. Como detractor de los free to play sé que la mejor manera de calificar un título que use este modelo es descubrir qué tanto se puede jugar sin necesidad de invertir un solo centavo de dólar.

La primera oportunidad se la brindé al Nintendo 3DS con Pokémon Shuffle, desarrollado por Genius Sonority, uno de los primeros free to play impulsados por la Gran N después del menos interesante Steel Diver: Sub Wars. Siguiendo la línea del retador Pokémon Trozei (DS) y el posteriormente descargable Pokémon Battle Trozei, Genius Sonority logró un sencillo pero adictivo puzzle cuya única limitante son los turnos de juego, predeterminados en cinco y recargados por contador de tiempo. Son en realidad un aproximado de 15 minutos por sesión para dedicarle a un juego de este estilo, más que suficiente y con posibilidad de continuar un par de horas después sin tener que invertirle dinero.

Caso contrario sucede al lanzamiento reciente del desarrollador Ambrella también para 3DS, un “free to start” bajo el mismo concepto pero un poco más abierto con los tiempos de juego, Pokémon Rumble World. El problema es que si bien Rumble World brinda más turnos de juego por sesión sin obligatoria inversión monetaria, resulta en un juego notablemente inferior a Pokémon Shuffle, un monótono machacador de botones poco diferente a las previas versiones pagas para Wii, 3DS y Wii U. Donde Shuffle en jugabilidad es más satisfactorio, Rumble World en cambio consigue mejor administración de tiempo.

Estos dos aspectos son los que justamente quería resaltar para juzgar de manera acertada a Final Fantasy: Record Keeper.

Al no recaer completamente en las manos de Square Enix sino de los más experimentados en DeNA, la experiencia de juego resulta en lo que desde un principio tuvo que ser All the Bravest. Con 15 extensos juegos de Final Fantasy a disposición (13 si no se cuentan los online enumerados) para expandir la jugabilidad a futuro, Record Keeper nos ubica en una dimensión un tanto similar al mundo real, un glorioso reino donde conviven en armonía el arte y la magia, donde las historias de heroicos guerreros han pasado de generación en generación. Este reino lleva el registro de dichas crónicas a través de pinturas para mantener el balance, quizás del mismo modo que nosotros lo llevamos a través de una larga línea de videojuegos.

De repente las pinturas comienzan a desvanecerse y con ellas la paz del reino, así que es tarea del protagonista, papel adoptado por el jugador con el personaje de Tyro, recuperar cada uno de los cuadros reviviendo los momentos más importantes en las diferentes entregas de Final Fantasy. Esto mismo permite que en el camino se vayan reclutando a conocidos protagonistas y personajes de cada juego, que obtienen un bonus de batalla si se encuentran activos en su respectivo mundo, como Cloud en FF VII por ejemplo.

Hablando del eterno favorito de las masas, Record Keeper da inicio con icónicos Guerreros de la Luz como el Mago Negro, Maga Blanca, Arquero y Guerrero, en escenarios de batalla ubicados en el Reactor Mako de FF VII y reclutando al propio Cloud Strife, un claro ‘fan service’ que igualmente se agradece. Al comienzo puede confundir un poco la cantidad de menús, no tan grave para alguien acostumbrado a los RPG clásicos de Square Soft, sin embargo estos son necesarios para la personalización del equipo de batalla (party) con máximo cinco personajes.

En esta parte podemos equipar a los luchadores con un arma de ataque, implemento de defensa y accesorios como guantes, anillos, collares o pendientes. También podemos añadir dos habilidades en el campo de las magias, ataques especiales físicos o summons (Espers, Guardian Forces, etc), que aplican a los magos, invocadores y a nuestro personaje principal. Como buen RPG aunque sea free to play invertiremos bastante tiempo en esta área, pero por suerte existe el botón de ‘optimizar’, con el cual se ajusta lo mejor del inventario y del elenco de guerreros disponibles a nuestro equipo de batalla de manera automática.

Es sumamente placentero poder ver a Cloud, Kain, Tidus y Tifa pelear en un mismo equipo

Cada reino o juego de la franquicia está separado por una puerta, tras la cual encontramos la galería de pinturas con los niveles por superar. No hay un mapa o mundo de juego por recorrer, pues la acción toma lugar directamente en batallas individuales por rondas al interior de cada cuadro. Es precisamente en las batallas donde por obvias razones la nostalgia golpea de manera desenfrenada, pues perfectamente los escenarios han sido adaptados al estilo 2D que caracterizó a la saga en SNES, reutilizando algunos sprites o en su defecto adaptándolos del 3D al 2D de manera magistral, gracias a la herramienta ‘8-bit creator’. Incluso la espectacular banda sonora de cada juego ha sido incluida para alterar las emociones de los veteranos jugadores de Final Fantasy.

Cada pelea hace uso del legendario sistema ATB (Active Time Battle), que permite turnos equitativos según la destreza de los luchadores. Así mismo están los comandos de ataque, defensa, habilidades y límites. Mientras los dos primeros son ilimitados, las habilidades no se rigen por MP (Magic Points) sino por cantidades, de uno a varios usos entre más se mejoren. Los límites por su parte se activan al llenar cierta porción de una barra alimentada por los ataques del individuo.

Tras varios segmentos de batallas contra enemigos comunes de los juegos originales, tenemos la posibilidad de enfrentar a un jefe que comparte las mismas fortalezas y debilidades del título al que pertenece. Justo en la nostalgia.

Al igual que otros free to play existen unidades de medida, como los corazones o cristales que se compran con dinero real, en el caso de Record Keeper tenemos Mythril (también cristales), Gemas y Giles, moneda icónica. Los dos primeros pueden restaurar una barra de estamina (independiente a las de salud) que permite participar en las batallas. Cada lucha consume cierta cantidad de estamina, si esta se agota, es el fin del juego por el momento. La estamina también se recupera gradualmente con el paso de los minutos pero es un proceso mucho más lento, de ahí que se ofrezcan el Mythril y las Gemas. Los Giles por otro lado permiten pagar por la mejora del inventario si se poseen los elementos necesarios.

Durante todas las semanas experimentales con Final Fantasy: Record Keeper desde su lanzamiento, he podido jugar cómodamente a punta de Mythril, obtenidos como recompensa en muchas batallas o como regalos por el ‘log in’ diario cuando es posible. Existe bastante ventaja al poder comprar Gemas con dinero real, como conseguir reliquias especiales y las armas favoritas de los protagonistas, pero tanta facilidad o “pay to win” le quitaría el reto al juego.

Es sumamente placentero poder ver a Cloud, Kain, Tidus y Tifa pelear en un mismo equipo, recorrer los escenarios disponibles de FF VII, FF IV, FF X, FF V y FF VI, escuchar el tema musical de Ridya y Terra entre menús o reclutar en eventos semanales a Sephirot, Cecil Black Knight/Paladin y Aerith. Una lástima que no interactúen entre si, pero supongo que sería mucho pedir (no tanto si recordamos Kingdom Hearts). Lo irónicamente más fabuloso: el salto del 3D al 2D en títulos como FF X y FF VII.

Mientras espero pacientemente una nueva actualización que incluya escenarios de FF VIII, así como poder reclutar a la bella Quistis Trepe si Square Enix me lo permite, miro al horizonte y recuerdo la recientemente anunciada alianza para móviles entre Nintendo y DeNA. Después de jugar Record Keeper, sé que al igual que sucedió con Final Fantasy los reinos de Nintendo estarán en buenas manos.


Escrito por Cesar Nuñez (@maskedlizard)

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