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Reigns – La reseña

Un reino en crecimiento, una familia real y una mecánica muy similar a Solitario. ¿Quieres saber qué tal está? Lee nuestra reseña.

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Hay una gran cantidad de juegos y géneros que prometen al jugador grandes consecuencias en su trama dependiendo de las decisiones que tomemos, algunos fallando de manera enorme y otros enseñando que sí se puede lograr, así sea con pequeñas reflexiones. Uno de estos últimos es Reigns, un sencillo título independiente donde somos la cabeza, o mejor, las cabezas de un reino en crecimiento.

Tomando un esquema «escoge tu aventura» combinado con mecánicas de juego de cartas en solitario, Reigns nos designa inicialmente como el monarca de un reino antiguo que debe tomar decisiones para buscar el mayor beneficio posible. El pequeño giro de la fórmula será que al cometer demasiados errores o pagar ciertas consecuencias, moriremos, luego de lo cual tomamos el rol del heredero del trono e iniciamos un nuevo ciclo.

Básicamente somos los protagonistas constantes de la línea cronológica de nuestro reino, la cual no se detiene sin importar cuántas veces hayamos «fallecido». Dependiendo de nuestro desempeño cada Rey logrará un apodo y llevará una cantidad variable de años en el trono antes de caer de maneras trágicas en su mayoría. En nuestro reinado debemos cumplir objetivos concretos como reclutar alquimistas, hacer alianzas o encontrar secretos oscuros dentro y fuera del castillo.

Lo mejor de todo es que funciona de una manera simple de entender. Al iniciar Reigns obtenemos un sencillo mazo de cartas que vamos descartando al elegir una de dos decisiones posibles, y que se renueva dependiendo de los objetivos centrales que logremos cumplir. Por ejemplo, puede surgir una carta donde un obispo pide que demos más dinero para construir iglesias siendo las dos posibilidades negar o aceptar este proyecto. Cualquiera de ellas tiene un impacto diferente en los cuatro poderes que definen la fortaleza del Reino: La Iglesia, El Pueblo, El Tesoro y El Ejército.

Por lo tanto, para extender la mayor cantidad de tiempo posible la duración de cada Rey debemos evitar que el marcador de estos poderes llegue a cero, así que en muchas ocasiones tomaremos decisiones algo grises o de moralidad dudosa para evitar nuestra caída y tener mayores posibilidades de completar las misiones: ¿Negar comida al pueblo?¿Atacar una nación que no se muestra hostíl?¿Poner a la Iglesia por encima del Ejército?

Para dar variedad a la mezcla, Reigns incluye elementos adicionales igual de simples pero valiosos. El primero es un sistema de modificadores que se adquieren al cumplir misiones. Por ejemplo, algunas de ellas permiten «ver» el impacto directo de nuestras decisiones, evitan daños al poder del Ejército, mantienen ingresos ligeramente constantes para la banca, etc. Esto le da aún más valor al cumplimiento de objetivos, evitando la monotonía y haciendo que el jugador deba pensar mejor sus posibilidades.

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El segundo elemento es un calabozo que aparece en ciertas ocasiones. Nuestro Rey se perderá en la mazmorra y deberá encontrar la llave para abrir la puerta del laberinto antes de que uno o todos los poderes lleguen a cero. Podemos prolongar un poco el tiempo al enfrentar algunos monstruos dentro del lugar, generando un sistema de combate bastante simpático con una decisión de defensa y otra de ataque por cada turno, y que debe tener en cuenta el movimiento de los peleadores en algunas casillas. Hay que tener cuidado: caer en la pelea significa morir y terminar nuestro reinado.

El conjunto muestra un divertido juego casual de toma de decisiones con momentos simpáticos gracias a la redacción de las cartas, los diálogos en lengua extraña traducidos gracias al mazo y una historia que si bien puede resultar difusa mantiene la diversión y marca objetivos claros. También notamos que Reigns está diseñado para jugarse en sesiones cortas, en parte por su tono visual ligero y sus mecánicas de mediana profundidad con alta importancia en la memorización, pero también porque su esquema de toma de decisiones puede resultar limitado y en ocasiones monótono.

Hablando del apartado gráfico, Reigns no apuesta por diseños de alto detalle o hiperrealistas sino por el minimalismo. Colores básicos, dibujos sencillos y animaciones solo donde es estrictamente necesario, pero con una ejecución elegante que hace de la experiencia un descanso para los ojos, al igual que para los oídos gracias a los efectos de sonido relajados (que a veces pasan desapercibidos) y una banda sonora digna de un coro medieval. Todos los elementos se despliegan de manera ordenada y simple, lo justo para un Rey que necesita la información adecuada para cada situación.

Reigns es un ejemplo de cómo «menos puede ser más» cuando todo se maneja con la profundidad y respeto que se merece. El estudio Nerial toma elementos básicos del rol, la estrategia y los juegos de cartas en solitario para mostrarnos una aventura curiosa y divertida, con gran impacto en el «futuro» gracias al aprendizaje del «pasado». Una opción recomendada para aquellos jugadores que deseen entretenimiento en pequeñas dosis de tiempo pero justas en cuanto a contenido. Nunca sobra aprender un poco sobre monarquías y traiciones.

Reseña realizada con una copia de Reigns en su versión de PC suministrada por Devolver Digital.

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