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Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba Arco del Distrito Rojo – Impresiones

Derrótalos con el poder de la empatía.

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El pasado 5 de diciembre Demon Slayer: Kimetsu No Yaiba Arco del Distrito Rojo fue estrenado en la mayoría de plataformas de occidente. Desde entonces, esta segunda temporada ha estado publicando capítulos nuevos todos los domingos a la par de otro esperado anime: Attack on Titan. Sin embargo, todo tiene su final y este es el caso de esta parte de Kimetsu No Yaiba, pues el pasado domingo se publicó su último episodio (no se preocupen, que la temporada 3 ya está confirmada).

Como de costumbre, este anime ha dejado la vara muy arriba en cuanto a peleas y animaciones. El público no se quería perder un solo episodio, pues cada uno aumentaba la emoción y la expectativa de lo que iba a suceder. Por eso, en este análisis vamos a comentar todos nuestros pensamientos sobre la temporada.

Presentando Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba Arco del Distrito Rojo

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Una amarga victoria en el Tren Infinito deja a nuestro equipo protagonista muy deprimido. Enmu, el demonio que robaba los sueños y obligaba a otros a dormir, fue derrotado pero a un costo muy alto. El combate con Akaza desencadenó en la muerte de Kyojuro Rengoku, el Pilar del Fuego, por lo que hay una gran conmoción entre los cazadores de demonios.

Esto provocó que Tanjiro forjara una relación (algo accidentada al inicio) con la familia de Rengoku, quienes al final admiten que este podría ser el portador de la Respiración del Sol, una técnica muy poderosa. Esto es la motivación final que hace que Tanjiro, junto a Zenitsu e Inosuke, entrenen muy duro para respetar la memoria de Rengoku.

Un pilar muy vistoso

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En medio de su entrenamiento conocen a Tengen Uzui, el Pilar del Sonido, quien proviene de una familia ninja. Para evitar que se lleve a una de las subordinadas de Shinobu para una misión muy peligrosa en el Distrito Rojo (Yoshiwara), los tres cazadores se ofrecen a acompañarlo e infiltrarse en distintos burdeles de lujo para buscar a sus tres esposas (Uzui practica la trigamia), unas kunoichi (mujeres ninja) que intentan recoger información sobre los demonios que están allí escondidos.

Ver a los protagonistas vestidos de chicas con un maquillaje horrible resulta gracioso, pero se siente la tensión de la búsqueda de los demonios escondidos en el distrito, que se tardan un poco en actuar.

Mientras tanto, durante estos episodios de investigación se entiende en parte el funcionamiento de Yoshiwara y resulta muy interesante desde un punto de vista cultural la admiración que se sentía por las oiran y cómo funcionaban las casas de té o burdeles del sector.

Si bien no se menciona directamente todo lo que tienen que hacer las aprendices de estas casas con los clientes, hay una escena muy importante en la historia sobre cómo negarse a hacer lo que ellos quieren puede llevar a consecuencias muy drásticas.

También se entiende cómo la sociedad en Yoshiwara aprecia demasiado la belleza y se burla de la fealdad y falta de clase. Esto es una influencia directa de los villanos que aparecen más adelante.

Se desata el caos

La historia empieza a tener un ritmo frenético en el momento en que Tanjiro finalmente descubre a su enemiga. Esta es nada más y nada menos que Daki, la Sexta Luna Creciente. Desprovisto inicialmente de ayuda, Tanjiro debe luchar contra ella y aguantar todo lo que pueda. Las escenas de acción son increíbles y comenzamos a ver aumentos de poder significativos, especialmente de Nezuko y Zenitsu.

Hay dos cosas que llaman bastante la atención de cuando Nezuko entra en batalla. La primera es su increíble poder sin necesidad de comer carne humana, aunque eso ya se había mostrado en menor medida. La segunda es cómo logra tener un increíble autocontrol cuando le recuerdan la existencia de su familia; estos importantes lazos con su hermano, su madre y el resto de sus seres queridos logran que no se sobrepase en su estado de demonio y dañe a los seres humanos. El lazo de hermanos será fundamental para el desenlace de la historia.

Todo cambia significativamente cuando se descubre que la Sexta Luna Creciente está compuesta de dos demonios hermanos. Estos deben ser derrotados al tiempo, por lo que se abre una oportunidad para demostrar las sorprendentes habilidades en equipo de Tanjiro, Inosuke, Uzui y, especialmente, Zenitsu. Una vez más vemos escenas de acción muy bien animadas, con altas dosis peligro y adrenalina. Nadie está seguro, pues todos salen heridos y ven sus esperanzas mermadas con cada golpe que reciben. El resultado de las peleas es inseguro.

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Una razón para seguir juntos

Cuando el combate termina, se conoce los motivos detrás de la existencia de estos demonios. Como de costumbre, todo se explica a través de una vida trágica en el Distrito Rojo, pues los hermanos vivían en una casa muy pobre; a Gyutaro lo detestaban por ser feo y violento, mientras que Daki tenía la oportunidad de vivir una buena vida gracias a su belleza. Sin embargo, todo se arruina y la propia sociedad termina ejecutándolos de la manera más cruel.

Algo que caracteriza mucho al personaje de Tanjiro es la gran compasión que siente por sus enemigos, pues sabe que siempre hay un pasado trágico detrás de sus acciones. Parece que esta vez fue muy especial para él, puesto que compara la relación de estos demonios con la de él y su hermana, ya que se prometieron no abandonarse mutuamente. Con algunas palabras, los convence de perdonarse y a seguir juntos en el más allá.

Es agradable pensar que Tanjiro siempre da su mejor cara a todos y al menos intenta que los enemigos caídos puedan irse en paz. Más allá de una historia de acción, sabemos que en Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba Arco del Distrito Rojo pudimos ver nuevamente una muestra de empatía y respeto por otros personajes que sufren en silencio o cometen atrocidades a causa de su pasado.

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