Rick y Morty es una de las series animadas occidentales para público adulto más revolucionarias de años recientes. Por lo menos es lo que podemos decir de sus primeras temporadas. Después de siete de ellas y un reconocido tono plagado de humor nihilista, poco a poco deja atrás la revelación de su aparición y prefiere optar por reiniciarse cada cierto tiempo para no cargar con las consecuencias de sus actos. La idea de Rick y Morty: El anime como una serie alterna demuestra la versatilidad de la que puede gozar. Sin embargo, su ejecución no se aparta drásticamente excepto para insertar drama y restar comedia.
Tampoco es la primera vez que Rick y Morty coquetea con temáticas y estilos de animación japonesa. Summer Meets God (Rick Meets Evil) usaba los personajes de Rick y Morty como ‘anime’ pasando por Summer, Jerry y Beth. Antes de eso, primero fue el corto Samurai & Shogun y después Rick and Morty vs. Genocider. El episodio 7 de la temporada 5, ‘Gotron Jerrysis Rickvangelion‘, estuvo cargado de referencias directas a Voltron, Neon Genesis Evangelion, Goodfellas y hasta Monsters, Inc.
La serie completa de Rick y Morty: El anime –dirigida por Takashi Sano– recibió luz verde por parte de Adult Swim justamente por esos cortos positivamente aceptados entre el público. Visualmente, es difícil establecer lo que hace ‘anime’ a Rick y Morty: El anime, pues si bien su estilo se diferencia al de la serie original, no es que opte del todo por inspirarse en la animación japonesa para el nuevo diseño de personajes (Arisa Matsuzwana). En lo que irremediablemente sí parece un ‘anime’ es en su tonalidad de sosiego, interrumpida por peleas exageradas –de bajo presupuesto– en este caso multiversales.

Solo podemos hablar por sus dos primeros episodios, pero no es un comienzo lo suficientemente atractivo como para comprometer, mas sí algo confuso. Somos conscientes que la serie base suele mezclar tramas y apartarse de estructuras básicas solo para no caer en los clichés de las narrativas tradicionales. Ahora bien, en el caso del ‘anime’ de Rick y Morty, el primer episodio se siente como partes inconexas de la serie original, reunidas bajo la trama de una misteriosa salvadora –e interés amoroso– para Morty que a su vez podría actuar como deuteragonista de la serie en los próximos episodios.
Una gran mayoría de series ‘anime’ no se quedan cortas en temas existencialistas y filosofías derivativas. En el caso de Rick y Morty: El anime, eso implica arrebatarle su característico humor que en ocasiones puede pecar por grotesco, quizás hasta justificado. Esto respetando el ‘statu quo’ actual de la serie base, es decir la familia Smith: Jerry, Beth, Beth «espacial», Summer, Morty y Rick Sanchez. Aunque reconocemos que esta es una de tantas realidades en el multiverso de Rick y Morty, su agenda ‘anime’ abarcaba de forma más certera los cortos que dieron paso a la serie.
Aparte de un ‘opening’ apropiadamente lleno de J-Pop para quienes gusten de aquel estilo musical, la historia de Rick y Morty: El anime comienza de forma muy familiar. Un Rick despreocupado y capturado en el espacio por sus enemigos insectoides y un Morty envuelto en un juego de realidad virtual en el que experimenta múltiples vidas hasta envejecer. Summer como la «chica de la silla» para Rick, quien enfrenta otra de sus muchas variantes y cuyo choque de personas puede provocar la extinción de las realidades alternas. Nada que el presidente de los Estados Unidos no esté dispuesto a hacer desaparecer.

De hecho, lo que el segundo episodio hace es recontar la lucha de Rick contra su otro yo malvado, para proteger a su familia. En esta parte se pueden ver las diferencias con el Rick Prime o C-137, el clásico egocéntrico al que poco le importa su familia más que sus placeres galácticos. La versión de Rick y Morty: El anime deja a un lado cualquier toque de humor que sirva como punto de comparación. Honestamente, no es del todo fiable que Rick y Morty, por ‘anime’ que sea, no sea divertido. Es cierto que no todos los episodios de la serie base aciertan con el tipo de comedia, pero el humor es su ley, por absurdo que sea.
Otro concepto muy occidental de que «porque es ‘anime’, es superior», tampoco tiene cabida. Todas las industrias tienen productos para resaltar y desechar, la de la animación no es exenta de ello. En realidad hay exageradas cantidades de productos con dudosa reputación en la animación japonesa, independientemente de lo bonitos que luzcan. Es completamente lógico que una serie ‘spin-off’ sea alterna porque tiene el poder de apartarse de su origen. En este caso no estamos seguros que sea de provecho.
Como dijimos más arriba, no podemos opinar sobre un consenso general de toda la serie porque faltan ocho episodios de diez. Pero lo que nos compete con su inicio, convertir algo en ‘anime’ no lo hace inherentemente mejor.
Rick y Morty: El anime se puede ver desde el 16 de agosto a través de Max Latinoamérica.
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