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El Conjuro 3: el diablo me obligó a hacerlo – Reseña

El diablo me obligó a criticarla.

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Las películas de El Conjuro se han convertido en una parte tan común del mundo del horror que resulta difícil creer que ha pasado media década desde el estreno de la segunda entrega. En los últimos años, hemos visto a este universo cinematográfico expandirse mediante ‘spin-offs’. Nos contaron la historia de la icónica muñeca Annabelle, el aterrador demonio que toma la forma de una monja y hasta su propia versión de la leyenda de la Llorona. Ahora, la saga principal finalmente continúa con El Conjuro 3: el diablo me obligó a hacerlo.

Igual que las dos anteriores entregas, esta película está basada en un caso de la vida real: el juicio de Arne Cheyenne Johnson. En 1981, este joven fue condenado por homicidio en primer grado por asesinar a su casero. Su defensa declaró que él estaba poseído por un demonio cuando cometió el crimen.

Este evento ciertamente se presta para contar una historia interesante. En esta reseña vamos a descubrir si El Conjuro 3: el diablo me obligó a hacerlo —conocida en otras latitudes como Expediente Warren: obligado por el demonio— está a la altura de sus predecesoras y convierte este espeluznante caso en una buena película de horror.

Este filme comienza con mucha acción. El matrimonio Warren se encuentra participando del exorcismo de un niño supuestamente poseído. No pasa mucho tiempo antes de que las cosas comiencen a volar por los aires y los personajes sean atacados por entes invisibles. En menos de cinco minutos notamos que el estilo de las anteriores películas, las cuales contaban de un horror que se revelaba lentamente y aprovechaba al máximo el suspenso, ha sido abandonado en favor de un desarrollo más rápido y lleno de “momentos emocionantes”.

Esto no es necesariamente algo bueno.

Hace años, cuando nos enteramos que esta película estaría basada en el infame caso de “el diablo me obligó”, nos emocionamos al pensar que El Conjuro 3 podría explorar un nuevo escenario combinando el terror con el drama legal. La idea de los Warren tratando de probar la existencia de fantasmas y demonios en una corte tenía su encanto. Tristemente, la película que vimos es mucho más tradicional. Es una investigación sobrenatural sobre la supuesta maldición que afectó a Arne Johnson. Visita lugares muy comunes del género y no hace algo novedoso con dicha historia.

Les puede interesar: Una útil guía para el universo cinematográfico de El Conjuro

Por supuesto, las anteriores películas de El Conjuro tampoco hacían algo especial. Eran historias de fantasmas comunes y corrientes, pero estaban muy bien contadas. El director y guionista James Wan sabía bien cómo hacer que los clichés del género funcionaran al servicio de personajes carismáticos y tramas sobre encontrar la luz en medio del sufrimiento. No hay nada de eso aquí. Vera Farmiga y Patrick Wilson hacen de nuevo un gran trabajo actoral como el matrimonio Warren, pero ya no tienen un buen trasfondo emocional del cual agarrarse y hay menos química entre ambos.

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Lo más triste es que esta película ni siquiera logra su principal cometido: asustar a la audiencia. La construcción de los momentos de horror es predecible y los “espantos” de turno no tienen la gracia ni el diseño que volvió icónicos a criaturas como la monja o Annabelle. No esperen un ‘spin-off’ basado en la aburrida “sacerdotisa satánica” que sirve como villana en esta entrega. No es más que una mujer delgada de mediana edad. Los demás monstruos que vemos no se diferencian mucho de un zombi.

Otro elemento molesto de El Conjuro 3: el diablo me obligó a hacerlo son la referencias ‘forzadas’ al resto de su universo cinematográfico. Las menciones a la familia Perron o los Discípulos del Carnero resultan forzadas e innecesarias. Ese espacio hubiera servido mejor para construir más empatía hacia las víctimas de la maldición o dar más profundidad a los Warren. Aquí, Ed sufre un ataque al corazón que lo obliga a limitarse un poco a la hora de hacer su trabajo. Inicialmente parece que agregará drama a su relación con Lorraine, pero no suma mucho a la trama.

También tenemos que tener en cuenta que, a pesar de estar basada en un hecho real, la trama de la película agrega muchos elementos ficticios. La supuesta investigación que realizaron los Warren no se asemeja ni por error a lo que ocurrió en realidad. Recordemos que El Conjuro 2 despertó algo de controversia por presentar como “real” un caso cuya falsedad está más que comprobada.

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Al ver estas películas no podemos olvidar que el verdadero matrimonio Warren fue acusado de fraude en múltiples ocasiones. Hay quienes declaran que las familias a las que ayudaron fueron recompensadas económicamente por decir mentiras sobre lo ocurrido. El caso de Arne Johnson no es diferente y hay miembros de la familia Glatzel que todavía insisten en que nada de lo descrito por Ed y Lorraine ocurrió. Esta franquicia sigue presentando a su pareja protagonista como héroes. Nos preocupa que la audiencia, confundida por el carisma de Wilson y Farmiga, llegue a creerlo.

A pesar de todos los elementos negativos que mencionamos en esta reseña, no todo en El Conjuro 3: el diablo me obligó a hacerlo es malo. Aunque la fotografía peca de oscura en ocasiones, se presta para presentar en pantalla algunos planos realmente vistosos. También debemos insistir en el talento de sus dos actores principales.

Aunque sigue siendo mejor que la mayoría del horror que ofrecen hoy en día los cines y las plataformas de ‘streaming’, la verdad es que El Conjuro 3: el diablo me obligó a hacerlo no es una gran película. Es la peor de la trilogía y apenas sobresale en comparación con los ‘spin-offs’ de su universo cinematográfico. Esperamos que James Wan regrese a la franquicia que creó una vez se desocupe de la secuela de Aquaman. Necesitamos que la vuelva a dotar de la gracia de la que carece esta tercera parte.

El Conjuro 3: el diablo me obligó a hacerlo
2.7/5 Nota
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