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[Opinión] El problema con los villanos VIP de El juego del calamar

Los villanos de la serie nos distraen del verdadero enemigo.

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Ha pasado más de un mes desde el estreno de esta serie surcoreana en Netflix, pero su popularidad no parece disminuir en lo más mínimo. Sigue aferrada a los primeros lugares de lo más visto en la plataforma de ‘streaming’, tanto en Colombia como en el resto del mundo, y las redes sociales continúan llenas de comentarios y memes sobre ella. No resulta extraño. El juego del calamar (Squid Game) es una obra excelente que toca temas sociales eternamente relevantes, pero si la sometemos a un análisis también podemos encontrar algunos defectos que han sido poco mencionados y están directamente relacionados con sus villanos: los VIP.

Hwang Dong-hyuk —creador, escritor y director de la serie— ideó El juego del calamar hace más de una década. El desempleo, que lo llevó a la bancarrota, y su afición a ‘manga’ como Battle Royale y Kaiji le llevaron a pensar que si tuviera la posibilidad de participar en una competencia de vida o muerte con tal de eliminar su deuda, tal vez lo haría. En una entrevista para Variety, Dong-hyuk explicó que su objetivo era “crear una alegoría de la sociedad capitalista moderna que mostrara una competencia extrema, similar a la competencia que es la vida real.”

Él parece tener más que clara la forma en que el capitalismo afecta día a día las vidas de todos aquellos que no pertenecen al privilegiado 1%. Es bastante claro quiénes son los villanos de la serie, pero decide dejar cualquier sutileza de lado a la hora de presentarlos y terminan convertidos en estereotipos llenos de clichés.

Para hacer un análisis de los villanos VIP de El juego del calamar vamos a tener que hacer algunos ‘spoilers’. Les recomendamos que no sigan leyendo si no han visto todos los episodios.

Pero antes, algo de contexto.

El juego más peligroso

En 1924, el autor estadounidense Richard Connell publicó un cuento llamado El juego más peligroso (The Most Dangerous Game). En este, un aristócrata —buscando nuevas emociones— decide cazar humanos por diversión. 

Esta historia ha sido adaptada al cine en múltiples ocasiones. Incluso fue parodiada en Los Simpson. También es la más importante inspiración detrás de obras como Battle Royale, Los juegos del hambre y, por supuesto, El juego del calamar.

Los análisis modernos interpretan El juego más peligroso como una dura crítica a la inmoralidad y decadencia de las clases altas. Los millonarios no están literalmente cazando a otras personas en busca de emociones y entretenimiento, pero esto es una metáfora de su consumismo desaforado mientras ignoran voluntariamente las necesidades básicas de la mayoría de la sociedad.

Con el paso de los años, las obras que derivan de este cuento han ido tomando otras aproximaciones. Los organizadores de las cacerías dejaron de participar en ellas para convertirlas en espectáculos en que disfrutan del dolor ajeno o los usar como distracción para las masas: “panem et circenses.”

Pero recientemente vimos una nueva corriente que vino de la misma Corea del Sur. La película de 2019 Parásito, cuya reseña pueden encontrar aquí, va más allá de la idea del “rico malvado”. Demuestra que el enemigo es el sistema capitalista en sí.

Otro buen ejemplo de una obra que critica el sistema y no necesariamente a las personas que deben participar en él es la película española El Hoyo. También la pueden encontrar en Netflix y aquí está un análisis de ese filme.

Esto no quiere decir que no existan los “ricos malvados”. De hecho, los ejemplos sobran. Pero esta es una simplificación exagerada que no muestra dónde están las raíces del gran problema que es la inequidad.

La culpa es del capitalismo

Inicialmente, la serie de Netflix parecía seguir los mismos pasos de Parásito. Los primeros episodios hacen algo muy inteligente y es permitir que los participantes del juego regresen a este voluntariamente. Este simple elemento le da más fuerza temática a la trama. Demuestra una situación económica tan desesperante que el riesgo de muerte se convierte en una alternativa válida.

Opinión Análisis El problema con los villanos VIP de El juego del calamar Squid Game

Otro aspecto importante en el análisis de El juego del calamar está en una frase del hombre de la máscara negra. En los juegos, a diferencia del mundo real, todos están en igualdad de condiciones y tienen las mismas posibilidades de ganar. Lo interesante es que esta idea es falsa. La suerte de haber elegido una figura sencilla en la prueba de las ‘dalgonas’ o uno de los últimos números en el puente se puede equiparar a la suerte de nacer en una familia adinerada. Pero la metáfora se mantiene. La falsa idea de que todos podemos llegar a ser ricos “si trabajamos duro” está bien representada allí.

Los temas de El juego del calamar hubieran funcionado a la perfección si se hubieran mantenido dentro de los límites de estas metáforas. De hecho, los organizadores de los juegos hubieran podido permanecer en el misterio para tener un efecto aún mayor.

Pero el escritor decidió seguir por otro camino.

Los villanos VIP de El juego del calamar

En la última parte de la serie nos presentan directamente a los villanos: los VIP. Estos hombres ricos son los que financian los juegos y observan a estas personas morir sin sufrir el más mínimo remordimiento.

La historia de hombres aprovechando su privilegio para hacer sufrir a los demás no es nueva y, de hecho, sigue siendo relevante. Lo que no nos gustó es que al usar a los VIP como villanos tan definidos, El juego del calamar le quita fuerza a una temática en la que el mismo sistema capitalista es el gran villano. Regresa a los días de El juego más peligroso, en los que la culpa recae sobre personas específicas y no sobre un sistema injusto que se mantiene a nuestra costa.

Opinión Análisis El problema con los villanos VIP de El juego del calamar Squid Game

Los VIP probablemente sean una referencia a la familia Rothschild. Es más que justo criticar las grandes fortunas, pero no se puede perder de vista la crítica al sistema que permite que estas riquezas existan en manos de unos pocos. Eso fue lo que le pasó a la serie.

Pero más extraña resulta la revelación final de la serie: que el organizador de los juegos es el anciano Oh Il-nam. Su aparición final parece existir solo para sorprender a la audiencia, ya que sus explicaciones carecen de sentido. Hace una comparación que resulta ofensiva al decir que los pobres son muy parecidos a los ricos como él porque el exceso de dinero hace que la vida no sea divertida. Con su participación en los juegos buscaba encontrar algo de emoción de forma similar a lo visto en la varias veces mencionada El juego más peligroso.

Ya que es un villano, no creemos que la serie pretendiera que pensáramos que hay algo de sentido en su razonamiento, pero el guion no lo rechaza con la fuerza que amerita. La comparación que hace de la “falta de diversión en su vida” no se puede comparar en absoluto a la necesidad de dinero para sobrevivir que representa a los demás jugadores. 

Con este análisis no pretendemos decir que El juego del calamar sea mala o esté mal hecha. Todo lo contrario. Esta serie nos encantó. Nuestro propósito es simplemente criticar un elemento de su trama que, en nuestra humilde opinión, hubiera podido reflejar mejor el mundo real de haber seguido otro camino.

2 Comentarios

1 Comentario

  1. vitalviparyo

    3 de noviembre del 2021 at 10:32 am

    El juego del calamar tiene diversidad de arquetipos. Entre los jugadores hay de todo, desde los que son víctimas de un sistema, hasta los que cavan su propio hoyo por querer ser más listos de lo que son. Y los villanos son igual. Pero se ve que eso es demasiado complejo para la pobre mentecita de un pobre comunista que no es capaz de ver más allá de «capitalismo malo»

  2. vitalvipar

    3 de noviembre del 2021 at 10:37 am

    Un ejemplo claro es el del inmigrante pakistaní, de quien todos se aprovechan porque es «el pez fuera del agua». Pero el mensaje sobre inmigración del show es demasiado difícil de entender para la mentecita comunista de lagunita, porque el inmigrante no es mexicano/negro, y el país al que se migra no es Estados Unidos.

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