La primera película de Enola Holmes, cuya reseña pueden leer aquí, fue una verdadera sorpresa. No solo fue un divertido desvío del canon tradicional de Sherlock Holmes con un tono mucho más juvenil, sino una historia sincera con un comentario político muy acertado. Quedamos con ganas de más y Netflix nos dio gusto, porque ya podemos deleitarnos con Enola Holmes 2.
La nueva aventura de la joven detective sigue la misma línea de la anterior. Nuevamente tenemos el misterio de una persona desaparecida, a la protagonista tratando de escapar de la sombra de su famoso hermano y una fuerte crítica social que resulta tan tristemente relevante hoy en día como en la Inglaterra de hace 130 años. Aunque es una película mucho mejor en algunos aspectos, hay otros en los que se queda atrás.
La historia comienza poco tiempo después del final de la película anterior. Enola crea su propia agencia de detectives, pero su potencial clientela la menosprecia por su género y juventud. Cuando parece que tendrá que cerrar su negocio, es contratada por una niña que busca desesperadamente a su hermana desaparecida. La chica en cuestión es Sarah Chapman, una joven que trabajaba en una fábrica de fósforos y que también es buscada por la policía. Mientras tanto, Sherlock está frustrado por un caso de fraude económico que no ha podido resolver. Lo que los hermanos no saben es que ambos casos están relacionados y que tendrán que trabajar juntos para resolverlos.
A diferencia de su primera película en Netflix, Enola Holmes 2 no es una adaptación de una de las novelas de Nancy Springer, sino que está basada en hechos reales. Los conocedores de la historia de la lucha sindical o quienes busquen el nombre de Sarah Chapman podrían ‘spoilearse’ un poco la historia, pero el filme hace suficientes cambios para que se mantenga un poco de frescura. En todo caso, Chapman se mantiene como una pionera de la igualdad de género y la justicia laboral.
Aunque la historia es muy buena, sí encontramos algunos problemas en su desarrollo. En su afán por crear un misterio para que Enola y Sherlock demuestren su ingenio, se presentan pistas, mensajes en clave y mapas que no tienen mucho sentido dentro de la trama. De hecho, cuando analizamos todos los eventos detenidamente, descubrimos que el misterio y su resolución carecen de lógica.
Las escenas de acción tampoco son algo especial. El talento de Sherlock en el pugilismo y el de Enola en el jiu-jitsu tienen sus momentos para brillar, pero las peleas resultan genéricas y simples. Otras escenas, como una persecución en carruaje, resultan igual de banales. La edición también es algo irregular, con situaciones de mucha energía que dan paso a otras que se resuelven con los planos y contraplanos más aburridos posibles.
Enola Holmes 2 intenta distraernos de lo absurdos que resultan algunos de sus elementos con el carisma de sus protagonistas. La verdad es que funciona bastante bien la mayor parte del tiempo. Millie Bobby Brown saca a relucir una faceta alegre y atrevida que resulta desconocida a quienes solo la han visto en Stranger Things y nos gusta más así. Esta secuela también aprovecha mucho más a Henry Cavill, que desata todo su encanto en el papel de Sherlock.
También tenemos de regreso a Helena Bonham-Carter como la madre de los Holmes y a su compañera ‘suffragette’ interpretada por Susie Wokoma para protagonizar una escena de acción. Louis Partridge regresa como Tewkesbury, el bienintencionado Lord e interés romántico de Enola, con quien la protagonista tiene muy buena química. El que no vuelve es Sam Claflin como Mycroft, pero él era tan desagradable en el filme anterior que no lo extrañamos mucho.
En el papel del villano tenemos al siempre bienvenido David Thewlis como un superintendente corrupto y violento. Su papel es un poco teatral, pero adecuadamente intenso. Representa bien las razones para desconfiar de las fuerzas del orden y la película no trata de ocultar su mensaje al respecto. Como era de esperarse, también aparecen personajes importantes de las obras de Sir Arthur Conan Doyle, aunque con giros interesantes en sus representaciones que enojarán a unos e intrigarán a otros.
Otro elemento muy acertado de Enola Holmes 2 es su dirección de arte. Igual que el filme anterior, se enfoca en el lado menos glamuroso de la Inglaterra victoriana. Muestra sin pudor la pobreza y el abuso que se vivía en las calles de Londres. Cuando recurre a los escenarios de la alta sociedad es para mostrar la corrupción y costumbres absurdas de los ricos y poderosos. Tampoco es cobarde a la hora de mostrar muertes y violencia. Los personajes deben enfrentar el sexismo y el clasismo de la época. Curiosamente, el racismo parece no existir en este universo.
En términos generales, Enola Holmes 2 es inferior a su predecesora de Netflix. A pesar de su interesante propuesta basada en hechos reales que resultan relevantes hoy en día, el misterio se desarrolla de forma torpe y la acción no resulta nada especial. Pero eso no significa que sea una mala película. Los personajes tienen mucha gracia, los diálogos son agradables y su energía es infecciosa. Más que suficiente para hacernos pasar una tarde divertida y desear que su tercera parte no se demore mucho.
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