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Estación Zombie – La reseña

Los zombies vuelven a generar terror, pero en coreano.

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Ha vuelto a suceder. Llevamos algunos años dando por muerto el subgénero de los zombies, diciendo que ya no se puede hacer nada interesante con este tema… y vuelven a probar lo equivocados que estábamos. En años pasados ocurrió con dramas como Maggie y, con comedias como Life after Beth. Hoy vuelve a ocurrir con el gran film coreano Train to Busan, rebautizada aquí como Estación zombie.

Lo curioso es que esta película no está intentando hacer nada nuevo: a diferencia de las películas mencionadas, esta no es una novedosa mezcla de géneros, ni una desviación radical de lo que generalmente son las historias de muertos vivientes. Estación zombie, superficialmente, no se diferencia mucho de El amanecer de los muertos o los demás clásicos de George A. Romero.

Esta es la historia de un grupo de personas que se encuentra en un tren cuando se desata un brote de zombies en Corea. Los integrantes son un padre con una pequeña hija, a la que no presta atención a causa de su trabajo; un equipo de béisbol estudiantil; una pareja de futuros padres; un indigente; un hombre de negocios, y otros. Dentro del grupo, por el afán de sobrevivir a las hordas de infectados que encuentran en estaciones y en el interior del mismo tren, veremos forjarse toda clase de alianzas y rivalidades entre personajes de muy diferentes trasfondos y clases sociales.

Es el planteamiento general de prácticamente todas las películas de zombies: enfocarse en el drama humano y en los temas sociales usando a las hordas tambaleantes como catalizador. Entonces, ¿qué hace especial a Estación Zombie como para convertirla en una de las favoritas del año para los fanáticos del cine de terror?

Nada.

Es cierto, Estación zombie no hace nada especial. Sin embargo, lo que hace lo hace extremadamente bien. La película toma todos los clichés, temas y eventos típicos de estas películas y los presenta con una calidad técnica perfecta, buenas actuaciones y un gran manejo de la acción. En ese sentido me recuerda a las dos películas de El conjuro, dos películas que no reinventaron la rueda, pero la usaron muy bien.

Eso sí, algo que la separa del resto de filmes similares es su manejo del ritmo. Una vez que la acción comienza ya no se detiene hasta el final de la película y los momentos de diálogo y calma relativa están marcados por la tensión de un inminente ataque o la incertidumbre de lo que pueda pasar. Durante las casi dos horas en ningún momento se siente pesada o alargada, pues cada momento y cada escena es imprescindible para el desarrollo de la acción o la evolución de sus personajes.

Algo genial que la película hace con sus protagonistas es que, a pesar de que pueden ser considerados los arquetipos de siempre (el hombre de negocios egoísta, el guerrero osado, la chica embarazada), pronto vemos que tienen mucha más profundidad y desarrollo que en otros filmes. No sólo gracias a su enfoque en los temas sociales (algo que de hecho es más ligero que en otras historias de zombies similares) y en la forma como contrasta a aquellos que se ayudan entre sí para sobrevivir con aquellos que de forma egoísta se preocupan sólo por sí mismos, sino porque se preocupa porque sean las acciones de estos las que muestren su evolución, desarrollo y personalidad, no sus diálogos.

¡Pero no se puede terminar esta reseña sin hablado de los zombies! Las criaturas aquí recuerdan más a los velocistas del remake de El Amanecer de los muertos o de 28 días después que a los zombies tradicionales. Son el tipo de zombies que dependen completamente de sus sentidos (sólo atacan aquello que ven directamente o que oyen. Si dejan de ver algo inmediatamente pierden el interés) y resultan aterradores no sólo por su velocidad y maquillaje, sino por la forma en que se mueven. Verlos levantarse del suelo es realmente impresionante; la forma como arquean su cuerpo y mueven sus articulaciones. También resulta aterrador verlos atacar “en manada”, creando verdaderos mares de cuerpos que lucen mucho mejor que aquellos vistos en la decepcionante Guerra mundial Z.

Estación zombie es un terreno nuevo para el director Yeong Sang-ho, que se había especializado en películas animadas. Esto explica la fluidez de la acción y su perfecto manejo de escenarios y detalles (los directores de animación suelen buscar control absoluto sobre todo lo que ocurre en cada cuadro). De hecho, esta película tiene una precuela animada llamada Seoul Station. Si les gusta Estación Zombie les recomiendo mucho que la busquen.

Estación Zombie no los va a decepcionar. Aunque hayan visto todas las películas de zombies existentes, esta versión coreana se siente fresca a pesar de no hacer nada realmente nuevo. Sin duda es una de las mejores películas de terror del año y su único problema es que a veces es un poco melodramática.

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