James Bond 007: Sin tiempo para morir – Reseña

Al final de Casino Royale, tras sufrir por la traición y muerte de Vesper Lynd, James Bond le dice a M que aprendió la lección: nunca debe confiar en nadie. 15 años después, en Sin tiempo para morir, esta lección sigue causando estragos en la vida del agente 007. Tendrá que aprender a dejarla atrás para tener una oportunidad de ser feliz… si sus enemigos se lo permiten.

Sin tiempo para morir será una película controversial entre los fanáticos de James Bond. Esta cinta se atreve a hacer cosas impensables en el canon del agente 007 y eso la hace sumamente especial.

SPECTRE, estrenada en 2015, arrojó una llave de tuercas a los engranajes de la saga. Casino Royale, Quantum of Solace y Skyfall eran historias independientes unidas solo por algunos temas y relaciones entre personajes. Pero esa película —probablemente influida por el éxito de ‘universos cinematográficos’ como el de Marvel— decidió darle una importancia absoluta a la continuidad y referencias al pasado, usando nombres como Blofeld y la organización Spectre. El resultado fue innecesariamente enrevesado, incoherente y algo aburrido.

Sin tiempo para morir es a SPECTRE lo que la serie La Guerra de los Clones fue a las precuelas de Star Wars. Tomó sus elementos más torpes y los acomodó a una nueva historia de modo que ahora encajan mejor en el mundo de Bond. Por ejemplo, una anécdota del pasado que Madeleine cuenta en el anterior filme se convierte aquí en la base de la trama.

¿Pero cuál es esa trama? Ha pasado algún tiempo desde que Bond renunció al servicio secreto de su majestad. Parece vivir una vida feliz con Madeleine, pero un ataque de los miembros de Spectre le hace sospechar de las intenciones de su amante y la abandona. 

Cinco años después, Bond es reclutado por su viejo amigo Felix Leiter para rescatar a un científico secuestrado. Aceptar esa misión lo pone en el camino de viejas venganzas, heridas que nunca sanaron y una nueva agente 007.

La principal fortaleza de este guion, coescrito por la talentosa Phoebe Waller-Bridge, es que pone los reflectores sobre las relaciones y evolución del protagonista. Sin tiempo para morir es una de las pocas películas de esta longeva franquicia en las que James Bond tiene un desarrollo como personaje. La idea de “aprender a confiar en los demás” puede parecer simple y aburrida, pero aplicada a alguien como él resulta bastante interesante. Explicar más sería hacer ‘spoilers’.

Con estas ideas en mente, esta cinta cambia el personaje de Bond y su mundo de formas impensables que van a sorprender gratamente a algunos fanáticos y enfurecer a otros. Para continuar con las comparaciones con Star Wars, podemos decir que tendrá el mismo efecto que Los últimos Jedi. Para nosotros, estos eran cambios que el personaje necesitaba y resultan muy adecuados para dar final a la historia de Daniel Craig interpretando a este legendario espía.

Algo que tristemente no cambió fueron los clichés sobre el villano de turno. Lyutsifer Safin —en serio, así se llama— es interpretado por Rami Malek y tenía un gran potencial. Su pasado vinculado al de Madeleine y su odio hacia la organización Spectre se prestaban para contar una buena historia. Su capacidad para estar dos pasos por delante de los demás nos recordó a lo mejor de Raoul Silva, el villano de Skyfall. Por eso es una lástima descubrir que al final no es más que un megalómano estereotípico, cuyo plan para diezmar la humanidad está basado en una ideología sin sentido.

Afortunadamente, Bond tiene otros antagonistas en este filme que están mejor trabajados que Safin y saben mantenernos intrigados. Además del regreso de Blofeld y Spectre, tenemos a la nueva agente 007, que comienza enemistada con el protagonista. Lashana Lynch hace un papel fantástico. La idea de que exista un nuevo agente con esa designación juega con la cabeza de Bond, pues es una parte de su identidad que ha pasado a otra persona. Mientras tanto, ella siente la necesidad de demostrar supremacía sobre su predecesor.

Hablando de nuevas adiciones a este mundo, la mejor de ellas es Ana de Armas como la Agente Paloma. Su papel en Sin tiempo para morir es breve, pero demuestra una gran personalidad, mucho carisma y es increíblemente sexi. Sospechamos que esta puede ser su introducción para luego hacerla protagonizar un ‘spin-off’, tal vez al lado de la nueva 007. Ambas merecen más tiempo en pantalla.

Otra de las grandes críticas que se hizo contra SPECTRE fue la falta de química que tenían Daniel Craig y Léa Seydoux. Ya que ella está de regreso para interpretar a Madeleine, nos alcanzamos a preocupar, pero todo salió bien. La relación de ambos personajes es supremamente tensa y logran hacerlo sentir. Podríamos decir que si este elemento no funcionaba, esta película se hubiera ido a la basura. Los sentimientos entre James y Madeleine son el corazón absoluto de esta historia.

A lo largo de 25 filmes, las tragedias han seguido a las mujeres que Bond ama, desde su esposa Tracy hasta Vesper Lynd. Ver la forma en que evoluciona su relación con Madeleine es atractivo porque no solo va a lugares inesperados, sino que todo el tiempo estamos temiendo lo peor. ¿Será que esta vez el destino le permite sobrevivir a la amada del agente 007?

Todos estos elementos temáticos y emociones están muy bien, ¿pero qué hay de las escenas de acción? Estas no decepcionan en lo más mínimo. El director Cary Joji Fukunaga, principalmente recordado por su trabajo en la excelente serie True Detective, hace que las persecuciones y tiroteos sean legibles y dinámicas. Aunque no sean necesariamente originales, están bien hechas y cuentan con a un par de acrobacias que quitan el aliento.

La amen o la odien, el final de las aventuras de Daniel Craig como James Bond no va a dejar a nadie indiferente. Sin tiempo para morir es una gran película que rinde homenaje al personaje, lo deja evolucionar e incluso reta al actor a hacer cosas nuevas con su interpretación del espía británico más famoso del mundo.

No sabemos qué viene para James Bond en el mundo del cine después de esto, pero al menos sus videojuegos están en buenas manos.