Disney lleva un buen tiempo buscando un reemplazo para Piratas del Caribe. La franquicia encabezada por Johnny Depp ya no llama la atención tanto como antes. El estudio necesita tener en los cines otro nombre que represente las “aventuras para toda la familia”. Ahora se le ocurrió la brillante idea de volver al origen y buscar inspiración en otra atracción de sus parques temáticos: la aventura en la selva Jungle Cruise.
A pesar del cinismo que puede despertar la idea de otra película basada en una atracción de Disneyland, hay un buen concepto detrás de ella. Este filme quiere seguir los mismos pasos de Cazadores del Arca Perdida, La Momia y La maldición del Perla Negra. Los ingredientes están ahí, pero no siempre sabe cómo mezclarlos correctamente.
El centro de la acción en Jungle Cruise es la Dra. Lily Houghton. Ella es una científica obsesionada con encontrar “la lágrima de la luna”, una legendaria flor que solo crece en un árbol del Amazonas. Tras robar una punta de flecha que supuestamente sirve como llave para revelar el árbol, contrata los servicios de Frank, capitán de un pequeño bote en el que suele llevar turistas por el río Amazonas, para que la guíe. Pero además de los peligros de la jungla, tendrán que escapar de un príncipe alemán que también busca la flor y de los fantasmales conquistadores que trataron de obtenerla hace 400 años.
Lily, interpretada por la talentosa Emily Blunt, es la típica mujer de acción y ciencia de las películas de época. Es virtualmente el mismo personaje que interpretó Rachel Weisz en La Momia hace un par de décadas. La trama quiere llamar la atención hacia el injusto rechazo hacia las mujeres en el mundo académico de hace un siglo, pero se vuelve fastidiosa apuntando una y otra vez hacia lo raro que es que “una mujer use pantalones”. Por su parte, Dwayne ‘La Roca’ Johnson interpreta a Frank como el típico pícaro adorable. Su trabajo se basa en estafar a los turistas creando falsos peligros en el río. También esconde un gran secreto que lo relaciona con la búsqueda de la lágrima de la luna.
El carisma natural de ambos actores es lo que salva a Jungle Cruise de ser una película sin alma, porque la verdad es que ninguno de los dos le pone demasiado empeño a su actuación. Parecen trabajando en piloto automático. La relación entre ambos comienza con el cliché de “las personalidades opuestas y conflictivas que se atraen”, pero su evolución hacia al romance no es nada creíble. Hay algo de química entre ellos, pero no la suficiente.
Por el lado de los personajes secundarios tenemos a Jack Whitehall como MacGregor, hermano de Lily. Él puede ser bastante divertido, pero termina cayendo en los acostumbrados y más molestos clichés sobre los personajes gay. El villano que interpreta Jesse Plemons es un caricaturizado aristócrata alemán que sobra por completo en la película. Edgar Ramírez tiene un papel mucho más interesante —inspirado en el verdadero conquistador Lope de Aguirre— que no es explorado como merece. También aparece Paul Giamatti, pero su rol es poco más que un cameo.
Algo que tienen en común todas las películas que mencionamos al comienzo de esta reseña es que, a pesar de ser para toda la familia, no temen usar elementos de horror para ser más interesantes. Tristemente, Jungle Cruise está demasiado sanitizada para intentar algo así. Los conquistadores fantasmales pueden tener apariencias monstruosas, pero se siente como si hubieran cortado todas las escenas en las que resultaban realmente amenazantes. Es una lástima, porque el director Jaume Collet-Serra tiene experiencia tanto con las películas de terror como con los ‘thrillers’. Sabemos que hubiera podido crear momentos de buena tensión si se lo hubieran permitido.
El problema es que, aunque la acción no es mala, carece de impacto. Cuenta con una edición demasiado preocupada en “llegar a la siguiente risa” como para dejar disfrutar bien cualquier pelea o persecución. Otro problema está en el abuso del CGI, que luce especialmente falso en muchas ocasiones y se nota incluso en escenas que uno creería que no lo necesitan.
Tenemos muy buenos exponentes en el mundo de las películas de aventuras y tal vez estamos comparando injustamente a Jungle Cruise con ellas. Después de todo, este es un filme suficientemente entretenido y con algunos momentos de buena comedia. Es perfecta para pasar un buen par de horas, ¿realmente importa que resulte completamente olvidable?
Jungle Cruise tenía potencial para ser mejor. Es una de esas películas en las que se siente la mano del ratón Mickey tratando de controlar todos los aspectos en nombre de la diversión familiar. A causa de eso, no brilla como merecía. Está bien, no todas las películas de aventura pueden ser tan buenas como las primeras Indiana Jones, pero nos gustaría que les permitieran intentarlo. Eso sí, no creemos que se vaya a convertir en la franquicia que Disney claramente quiere que sea. Les irá mejor probando suerte con el rumoreado ‘reinicio’ de Piratas del Caribe.
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