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[Opinión] Cómo perdí la fe en Star Wars: El Ascenso de Skywalker

La comunidad de fanáticos, revelaciones vistas en los tráileres y comentarios de los cineastas han matado las esperanzas que tenía.

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Actualización (20/12/2019):

Ya vi Star Wars: El Ascenso de Skywalker. ¿Quieren saber si en verdad es tan decepcionante como creía que iba a ser cuando escribí esta columna de opinión? Entonces lean mi reseña.

Nota original (17/12/2019):

Amo Star Wars desde que puedo recordar. La vi por primera vez gracias a una cinta de Betamax —si no saben qué es, pregunten a sus padres— y he estado obsesionado con La Guerra de las Galaxias desde entonces. Aunque no me gustó la trilogía de precuelas, mi amor por la saga no disminuyó. Mi afición continuó durante mi edad adulta gracias a los cómics, novelas y cintas.

Ahora, en vísperas del estreno de la esperada Star Wars: El Ascenso de Skywalker, por primera vez en mi vida me siento temeroso del destino de Star Wars. He perdido las esperanzas de que me guste este filme. Esto no me había pasado antes con anteriores entregas.

¿Cómo ocurrió esto? La verdad es que la semilla de la duda existe en mí desde hace meses. Desde Star Wars Celebration, cuando escuché una risa familiar al final del primer tráiler.

Así es, la presencia de Palpatine en este filme está amenazando con “arruinar” Star Wars.

A pesar de mi desagrado hacia Disney como corporación, debo aceptar que me encanta lo que han hecho con Star Wars hasta ahora. Lamenté la descanonización del previo universo expandido, ahora conocido como Legends, pero me enamoré de los personajes de El Despertar de la Fuerza y quedé ansioso por conocer más de sus aventuras.

Los Últimos Jedi fue toda una revelación para mí. La película anterior había jugado de forma bastante segura, pero esta se atrevió a romper con muchos elementos ‘sagrados’. Eso la hizo genial. Los fallos de Luke Skywalker humanizaron una figura que se había vuelto legendaria y ayudó a desmitificar la Orden Jedi. La forma en que se nos habló de la Fuerza acabó con la idea de que los personajes tienen que pertenecer a ciertos linajes para ser los protagonistas de la historia. Saber que una chica abandonada como Rey o un pobre niño de Canto Bight pueden convertirse en héroes a pesar de “no ser nadie” es un mensaje importante para una galaxia de salvadores predestinados. Además, le resta importancia a la herencia a la que villanos como Kylo Ren creen tener derecho por tener antepasados importantes.

El final de la película de Rian Johnson dejó a Star Wars en el lugar más emocionante en el que había estado desde El Imperio contraataca. La idea de una pequeña, pero tenaz Resistencia enfrentando una poderosa fuerza fascista es reminiscente de eventos del mundo real.

Creí que todo iba a estar bien.

Entonces apareció el nombre de Chris Terrio. 

Este guionista es responsable —junto a David S. Goyer— de una de las peores historias de esta década: Batman v Superman. Me preocupó ver este nombre en los créditos, pero no le di mayor importancia. Después de todo, él también escribió la genial Argo.

Esa preocupación volvió cuando supe que Palpatine aparecería en la película.

No me gusta eso. Traer de nuevo a este personaje es volver a atar el mundo de Star Wars a los clichés del pasado en el momento en que se había desligado de estos. Sé que molestarse porque una película no sigue el rumbo que uno quería es ridículo, sobre todo cuando no ha salido y nos estamos basando en especulaciones, pero no pude evitar sentirme así.

Decidí confiar en el trabajo de Abrams, que había dicho en público lo mucho que le gustó Los Últimos Jedi. Sin embargo, comenzaron a llegar entrevistas que acabaron con mis esperanzas.

En El Despertar de la Fuerza se creó una especie de misterio respecto a la identidad de Rey. En mi opinión, esto fue resuelto maravillosamente en Los Últimos Jedi. Sin embargo, J.J. Abrams comenzó a sugerir que tal vez “no se había resuelto del todo”. Rey podría ser descendiente de otro ‘personaje famoso’. Pero hay una posibilidad peor. Una nueva teoría —basada en la imagen de ‘Rey oscura’ de uno de los tráileres— apunta a que ella podría ser un clon de Palpatine.

Si esta teoría llega a ser real, se arruinaría el interesante concepto de Rey. Su poder se debería ‘a alguien más’. ¿Qué pasó con la idea de que la Fuerza no le pertenece a los Jedi ni a los Sith?

“Es hora de que ella conozca nuestra historia”.

Eso no es todo. Son varios quienes se han dedicado a promover El Ascenso de Skywalker mediante críticas hacia Los Últimos Jedi. J.J. Abrams fue muy duro en contra de la historia de Rian Johnson mientras que John Boyega expresó sus molestias con la trama de su personaje. Por si fuera poco, menospreció el acoso que había recibido su compañera Kelly Marie Tran por parte de los ‘haters’ de su personaje (aunque luego ofreció disculpas por sus palabras).

Esto llega en medio de una extraña ola de indignación por parte de una pequeña minoría de los espectadores que no quedaron satisfechos con Los Últimos Jedi. Ellos decidieron expresarlo con una fuerza que hizo que les dieran una inmerecida atención, aun cuando muchos de estos comentarios venían de cuentas falsas y bots.

Estas palabras y el rumbo que ha tomado la publicidad de la nueva película, la cual ha dejado de lado a personajes como Rose Tico, hace pensar que los estudios están tratando de calmar a esa minoría enojada en perjuicio de la narrativa que llevaba la serie. Tal vez lo hacen porque quieren evitar una nueva ‘guerra de puntuaciones’.

Todo esto ha hecho que pierda la fe en que El Ascenso de Skywalker me guste. Quiero estar equivocado. Quiero haber malinterpretado todo esto o estar exagerando. Pero la verdad es que creo que Abrams y compañía crearon un filme ‘básico y seguro’ que no ‘enojará’ a nadie a costa de perder los elementos más interesantes de su predecesor.

Sabremos si yo tengo o no la razón el 19 de diciembre, cuando Star Wars: El Ascenso de Skywalker esté en los cines de Colombia y llegue la hora de escribir mi reseña.

Si todo sale mal, afortunadamente podré refugiarme en Bebé Yoda.

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