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Resident Evil: La tiniebla infinita – Impresiones

El terror nace cuando el temor se esparce.

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Las películas generadas por computador o CGI de Resident Evil usualmente se cuentan como parte del canon de los videojuegos. De esta manera tenemos Resident Evil: Degeneration (2008)Resident Evil: Damnation (2012) y Resident Evil: Vendetta (2017), de las cuales ya hablamos con anterioridad y cuya ubicación en la línea de tiempo es dispersa una de la otra. Sin embargo, Resident Evil: La tiniebla infinita se ubica un año después de Degeneration y dos desde RE4.

Leon S. Kennedy y Claire Redfield, la pareja estelar de Resident Evil 2 y su respectivo ‘remake’, vuelven en esta ocasión del mismo modo que lo hicieron en Degeneration. Lamentablemente, lo hacen con unas cortas y desconcertantes interacciones entre ambos, a los que Capcom pareciera no querer que tengan una sola charla sin presiones como buen par de amigos.

Marcando su conexión directa con los juegos, los actores de Resident Evil 2 (2019), Nick Apostolides (inglés) y Toshiyuki Morikawa (japonés), ponen su voz a Leon S. Kennedy. Del mismo modo que Stephanie Panisello (inglés) y Yuko Kaida (japonés) en el caso de Claire Redfield. Esto hace verosímil de entrada a Resident Evil: La tiniebla infinita y es innegable el carisma que generan Leon y Claire como personajes.

Resident Evil: La tiniebla infinita

Lamentablemente esta no es una serie sobre ellos y dista mucho de ser el prometido reencuentro y trabajo en equipo que les ha sido esquivo por años en algún otro juego. Cada uno ha seguido su camino desde los eventos de Raccoon City y superado sus propios problemas contra virus y armas biológicas, antes y después de los sucesos de La tiniebla infinita. No parece que las cosas vayan a cambiar pronto.

Más de un año y medio después de iniciada una pandemia real se ha puesto complicado para las propiedades del entretenimiento hablar de virus y civilizaciones devastadas por una plaga. No que hayan dejado de ser producidas películas, series y juegos con dicha temática, pero intentan abordarlo de otra forma más delicada y en lo posible sin politizar.

Resulta cuando menos curioso que a las primeras reseñas de esta serie no se les permitiera tocar temas políticos, cuando desde el comienzo vemos un grupo de soldados americanos en una nación ficticia del Medio Oriente llamada Penamstan, con una fuerte insinuación a Afganistán. Cero sutileza, como que los hechos ocurren en plena guerra civil en el año 2000, tan solo uno antes de la ocupación real de Estados Unidos al país afgano en una guerra que cuenta dos décadas.

Resident Evil: La tiniebla infinita

O qué tan político puede llegar a ser que veamos un gobierno estadounidense que manipula a sus soldados y que el Presidente Graham (padre de Ashley de RE4) sea una ficha más, controlada por hilos invisibles. Un mandatario al que solo el buen amigo y agente federal Leon, puede salvar de sucias corporaciones militares y farmacéuticas para evitar el colapso de las relaciones diplomáticas con China. De paso una guerra que inocularía un mortal patógeno en la población y que obligaría a la compra de una cura por medio de un único proveedor.

Resident Evil: La tiniebla infinita es decididamente política y lo replica exponiendo la forma en que los gobiernos tratan a sus soldados como máquinas de guerra desechables. Esos mismos a los que hacen jurar dar la vida por su patria, al final no más que un lugar de nacimiento. La película podría haber sido una crítica más profunda, pero esto es Resident Evil. Así que vemos a Leon como héroe de acción contra ratas zombis, chistes malos, explosiones, destrucciones de laboratorio y un agente rumbo a los eventos futuros de Resident Evil 6 (pasando por Damnation) cortados por la misma tijera.

Resident Evil: La tiniebla infinita

La serie busca darle importancia a personajes nuevos como Shen Mei y Jason, pero la promesa queda vacía tras el primer par de episodios y el desenlace particular del segundo. En adelante son pocas las sorpresas y la trama recae en temas comunes de la saga. Simplemente no hay espacio de exploración para estos recién conocidos y los repetidos flashbacks de seis años atrás en Penamstan, no le hacen ningún favor. A veces pareciera material de relleno para sumar segundos al metraje.

Si no mencionamos a Claire es por lo triste que resulta la poca exposición que tiene la hermana de Chris. Fácilmente esta historia podría prescindir de ella y no es su culpa, más bien un capricho de los guionistas perpetuado desde Degeneration. Claire es una activista que trabaja para TerraSave ayudando a refugiados en Penamstan. Pero se nos presenta como una especie de periodista investigativa que desentraña una conspiración del gobierno y su uso de armas biológicas.

Cualquiera tiene el derecho de investigar y exponer al gobierno, apoyamos a Claire, pero que la conviertan en una damisela en apuros hacia los momentos finales es frustrante. Incluso se le perdonaría si su papel tomara fuerza en conjunto con Leon para vencer al villano de turno, pero no pasa de un momento de tensión sexual no premeditado (hasta recordando a Tifa y Cloud saltando del tren en FFVII Remake).

Vale la pena resaltar que el diseño de Claire está más cercano al de Capcom en Revelations 2 que al del ‘remake’ de RE2. Con solo ochos años de diferencia en la cronología, la versión más joven de Claire presentada en 2019 sigue luciendo completamente diferente, aún con la misma voz –sin ser una buena excusa la juventud–. Así que en ese aspecto el punto es para La tiniebla infinita.

El villano en cambio no se aparta del linaje de los Tyrant y su diseño cuenta con una monumental falencia no aprovechada por el argumento. Un corazón expuesto en el pecho que grita «¡dispárame!» (en sentido figurado) y al que Leon prefiere no apuntar a favor de una extremidad. Eso sí, queda claro el afecto de Leon por una vieja y confiable bazooka.

Lo que no queda del todo aclarado son algunos cortes abruptos en los que Leon aparece en una escena de imprevisto y el espectador debe suponer que llegó como pudo. La animación en general es decente, pero en ciertos momentos decae o es un tanto extraño su ritmo de ejecución. De cualquier forma ha evolucionado considerablemente desde la primera película CGI de Resident Evil.

Resulta imposible de creer que Resident Evil: La tiniebla infinita fuese pensada como una serie cuando solo son cuatro capítulos, que sumados dan una duración de 105 minutos, con intros y créditos. Perfectamente habría sido una película pero son decisiones de distribución de Netflix a veces cuestionables. Queda un sabor amargo por su desenlace y lo ideal sería ver otra temporada preferiblemente más extensa, por lo menos para hacerle justicia a Claire.

Su referencia final se enlaza con Resident Evil 5 y sería una pista de lo que podría tratar. Pero por el momento podemos conformarnos con saber que es canon y solo un punto entre la cronología de la franquicia Resident Evil, no tanto una memorable bestia aparte de oscuridad infinita.

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