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Spider-Man: Homecoming – La reseña

¡Nuestro amigable vecino Spider-Man está de vuelta con su tercera versión fílmica! ¿Acaso esta será la interpretación definitiva del trepamuros?

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Cuando Stanley Martin Lieber, mejor conocido como Stan Lee, presentó el boceto de Spider-Man a Martin Goodman —fundador de la entonces llamada Timely Publications—, este último hizo evidente su descontento frente a la idea. ¿Cómo no iba a hacerlo? El trepamuros era una completa antítesis de lo establecido en la industria de los cómics durante los cincuenta y los sesenta. Goodman insistió a su empleado que los héroes no podían tener demasiados problemas personales y, más importante, que los adolescentes solo podían ser asistentes. A pesar de la negativa de su superior, Stan Lee y el dibujante Stephen J. Ditko procedieron a redactar y dibujar Amazing Fantasy #15 (1962). Incluso tras el éxito del debut del lanzarredes, el propio Stan no tenía idea de que su creación se convertiría en el rostro de la compañía que pasaría a llamarse Marvel Comics y un ícono en la cultura popular.

Desde su concepción, Stan Lee quería que Spider-Man fuera un héroe caracterizado por los problemas, obsesiones y angustias de cualquier adolescente. Esto fue lo que lo convirtió en un personaje tan popular e identificable para el público general. Sin embargo, había otro elemento que representaba al cabeza de red y permitía distinguirlo entre la amplia galería de héroes de Marvel y DC: su independencia como héroe adolescente. Aunque el trepamuros ciertamente no fue el primero —mientras DC tenía a Robin y demás contrapartes infantiles de héroes adultos, tales como Kid Flash y Aqualad, Marvel tenía a Human Torch—, sí fue el responsable de iniciar una rebelión ante las figuras de autoridad dentro de la industria de los cómics. A diferencia de los otros héroes de su edad, Spidey no tenía modelos a seguir y no pretendía ponerse a las órdenes de un adulto. De hecho, la gran mayoría de villanos del lanzarredes eran mucho mayores que él. En pocas palabras, podría decirse que Spider-Man era el anti-Robin.

Pasadas cuatro décadas desde su creación, ya siendo el personaje más rentable de la industria de los cómics, el héroe arácnido finalmente llegó a la gran pantalla de la mano del director Sam Raimi con la trilogía de Spider-Man. Tras las cintas protagonizadas por Tobey Maguire, Marc Webb fue el siguiente encargado de adaptar la mitología del lanzarredes al cine con la bilogía de The Amazing Spider-Man. Por desgracia, el pésimo rendimiento en taquilla de la segunda película llevó a la cancelación de la franquicia protagonizada por Andrew Garfield, la cual hubiese incluido spin-off centrados en los villanos de Spidey.

Si bien estas dos series no son representaciones perfectas de la mitología de Spider-Man, ya sea por la trama o la interpretación del héroe arácnido, las cintas de Maguire y Garfield hicieron un buen trabajo presentando las características fundamentales del cabeza de red: humanidad e independencia. No obstante, tan solo un año después de su última aparición en la gran pantalla, en 2015 se hizo público un acuerdo entre Sony Pictures Entertainment y Marvel Studios, el cual permitiría que Spider-Man formara parte del Universo Cinematográfico de Marvel. Por supuesto, esto implicó la eventual aparición de un joven Peter Parker interpretado por Tom Holland en Captain America: Civil War (2016) y la producción de una cinta protagonizada por el actor inglés, seguida por algunas secuelas.

 Spider-Man Homecoming

Dirigida por Jon Watts, que hace su debut en el mundo de las películas de superhéroes, Spider-Man: Homecoming fue definida desde mucho antes de su lanzamiento como una película de adolescentes que presentaría a un Peter Parker/Spider-Man más joven y, por ende, más fiel a su contraparte del cómic. Dada la implementación tardía del héroe arácnido, era previsible que Watts y los escritores designados para la cinta se tomarían ciertas libertades creativas para asegurarse de que la trama tuviera coherencia dentro del Universo Cinematográfico de Marvel. Por supuesto, sin importar las modificaciones realizadas a su mitología, la idea principal era entregar un producto fiel al espíritu del trepamuros. ¿Eso significa que John Watts finalmente nos ha creado la película definitiva de Spider-Man? No exactamente…

La trama de Homecoming se ubica inmediatamente después de los eventos de Captain America: Civil War y presenta a un Peter Parker ansioso por probar su valía ante Tony Stark —interpretado por Robert Downey Jr.— para unirse a los Avengers. Si bien esta premisa reitera la idea fundamental del Universo Cinematográfico de Marvel y conlleva a un muy apreciado fan service, evidencia una falta de comprensión fundamental de lo que representa Spider-Man. A diferencia de los arácnidos interpretados por Tobey Maguire y Andrew Garfield, el de Tom Holland no es motivado por la muerte del tío Ben ni por el conocido mantra de “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. El personaje de Holland no es malintencionado ni egoísta, pero su cruzada como héroe no es impulsada por el deseo altruista de ayudar a los más necesitados o proteger a sus seres queridos. ¿Entonces qué es lo que lo motiva? Al parecer Jon Watts no estuvo muy familiarizado con la concepción del héroe arácnido durante la producción de Homecoming, ya que su único objetivo en la película es recibir el visto bueno de Tony Stark y ayudarlo a lo largo de la historia.

Tal como se mencionó al principio de ésta reseña, Spider-Man fue concebido como un héroe adolescente que no tenía modelos a seguir y no pretendía ponerse a las órdenes de otros. Sin embargo, en Homecoming está constantemente buscando la aprobación de un superior para validar sus actividades heroicas. Aunque hay un par de escenas en las cuales Peter exige independencia, el resto de la película insiste en su dependencia de la tecnología y la figura de Tony Stark. Esto no solo merma el intelecto del protagonista, que es responsable de crear el fluido arácnido y nada más, sino que trata de forzar a Stark como su figura paterna y soporte emocional. La ausencia total del tío Ben y la poca relevancia de la tía May —interpretada por Marisa Tomei— sirve para reforzar esto. Y lo peor de todo es que, a diferencia de las anteriores películas de Spider-Man, el objetivo del clímax de Homecoming es la protección de la propiedad de Stark. En vez de establecer al lanzarredes como el protector de la gente de Nueva York, la batalla final reafirma a Iron Man como la figura de autoridad del héroe arácnido.

Por supuesto, lo anterior no significa que Spidey sea un héroe incompetente o aburrido en Homecoming. La actuación de Tom Holland es un balance perfecto entre la ineptitud social de Tobey Maguire y el constante parloteo de Andrew Garfield, lo cual da como resultado una interpretación superficialmente fiel del personaje de los cómics. Adicionalmente, el Spider-Man de Holland es un tanto más inocente que otras versiones. Todo esto es lo permite que el protagonista y sus percances sean la fuente principal de comedia de la cinta. A pesar de que este es uno de los fuertes de Homecoming y ciertamente mantendrá entretenidos a aquellos que no estén familiarizados con la mitología de Spidey, no cambia el hecho de que la interpretación de Holland no es espiritualmente fiel al personaje original a causa de su contexto en la película.

 Spider-Man Homecoming

Aunque la falta de comprensión fundamental de lo que es Spider-Man es el principal defecto de Homecoming, no es la única falta que posee. Por fortuna, la mayoría de estos errores no serán percibidos por una audiencia general cuya única exposición al superhéroe arácnido han sido las películas y series de televisión. Uno de estos es la pésima interpretación de personajes secundarios. Mientras que algunos son completamente irrelevantes a la trama —como es el caso de la tía May, Betty Brand y Liz—, hay dos en específico que tratan de posar como personajes que no son realmente: Flash Thompson y MJ. El único secundario que se salva es Ned Leeds, en buena parte por su buena química con Peter Parker y porque es el segundo responsable de la comedia en la película.

¿Qué hay de los antagonistas? Si bien en total hay tres, el único que realmente resalta es Adrian Toomes/Vulture. Interpretado por Michael Keaton, este villano resulta bastante intimidante y es coprotagonista de algunas de las mejores escenas de acción de Homecoming junto con Spidey. No obstante, a pesar de que sus motivaciones son claras, el desarrollo de personaje de Toomes termina siendo inconsistente y eso lo condena a pasar como otro villano del montón del Universo Cinematográfico de Marvel. El problema radica en su espontánea voluntad de matar y su indiferencia ante ello justo después de ser establecido como un personaje que prefiere la sutileza a la hora de hacer su trabajo.

Todo lo anterior ha servido para comprobar que Spider-Man: Homecoming dista de ser la adaptación cinematográfica perfecta del arácnido que todos los fanáticos del personaje estaban esperando. Sin embargo, eso no significa que no sea una película entretenida. Siempre y cuando no sea un verdadero conocedor del héroe arácnido, cualquier persona podrá encontrar algo de valor en las actuaciones, la banda sonora, las escenas de acción, los efectos especiales y/o la comedia.

Si bien no es la peor película del Universo Cinematográfico de Marvel y, por extensión, resulta una buena forma de invertir tiempo en una sala de cine, Spider-Man Homecoming evidencia una falta de comprensión fundamental del personaje. La actuación de Tom Holland es entretenida y en primera instancia parece ser la interpretación perfecta del héroe arácnido, pero a medida que avanza la historia se vuelve evidente que la última versión del lanzarredes es una antítesis de lo que Stan Lee tenía en mente con el joven héroe a principios de los sesenta. Puede que el Spidey de Holland hable, se mueva y luzca exactamente como el personaje original, pero no podría ser más diferente. ¿Por qué? A causa de su constante búsqueda de aprobación para reafirmarse como héroe.

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