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Thor: Amor y Trueno – Reseña

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Thor se encuentra en una situación bastante curiosa. Es el único personaje de la ‘fase 1’ del Universo Cinematográfico Marvel que sigue activo y encabezando sus propios filmes. A los demás se les permitió retirarse, morir o convertirse en personajes secundarios para sus sucesores. ¿Puede el hijo de Odín mantener el interés de la audiencia en su cuarta película como protagonista mientras se da un relevo generacional a su alrededor? Vamos a descubrirlo en esta reseña de Thor: Amor y Trueno.

Al final de Avengers: Endgame vimos a un dios del trueno fuera de forma y deseoso de encontrar un nuevo lugar en el universo, por lo que abandona la Tierra en compañía de los Guardianes de la Galaxia. Ahora está de regreso para enfrentar a un enemigo que amenaza con eliminar a todos los dioses. También se reencuentra con su exnovia Jane Foster, que ha reconstruido su viejo martillo Mjolnir y se ha convertido en la poderosa Thor.

Para poder hacer una reseña de Thor: Amor y Trueno tenemos que hablar primero de su predecesora, Thor: Ragnarok. Esa película de Taika Waititi encontró el escenario perfecto para el personaje interpretado por Chris Hemsworth, aprovechando al máximo el inesperado talento cómico del actor. Tras una película genérica sobre “su origen” y una secuela mediocre y olvidable, Ragnarok puso de nuevo a Thor en el mapa con una estética colorida y un tono mucho más descomplicado. Se asemejó más a Guardianes de la Galaxia que a otras películas de superhéroes. Aunque algunos espectadores no estuvieron contentos con el cambio, el filme fue aclamado por la mayoría de críticos y muy bien recibido por los fanáticos.

Tomando esto en cuenta, es comprensible que la cuarta película haya seguido por el mismo camino. Irónicamente, esa es al mismo tiempo su principal fortaleza y mayor defecto. Su humor ya no es tan fresco, su ritmo es demasiado acelerado para su bien y nos hace sentir que Thor no maduró nada en los últimos años.

Uno de los elementos más llamativos de esta entrega es el regreso de Natalie Portman en el papel de Jane Foster. A pesar de su talento, su personaje en el Universo Cinematográfico de Marvel nunca resultó especialmente interesante. Es por eso que estábamos muy emocionados por verla convertirse en Thor. Somos fanáticos de la serie de cómics protagonizados por ella y no podíamos esperar para ver a una diosa del trueno en la gran pantalla. Nos dieron gusto, pero solo a medias.

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Portman hace un gran trabajo presentando en pantalla los dos lados del personaje: a la humana atormentada por la enfermedad y a la guerrera que usa a Mjolnir con una habilidad incluso superior a la de su dueño original. Sin embargo, quedamos decepcionados al ver que su arco existe solo en función del otro Thor. Esta Jane tiene un mejor trasfondo y motivaciones, pero sigue siendo un personaje a medias.

Más interesante resulta el nuevo villano. Christian Bale es absolutamente macabro en su rol de Gorr, el asesino de dioses. Su presencia consume, literalmente, el vibrante color que suele acompañar a la película. Es un poco sobreactuado, sí, pero eso es lo que un personaje tan dramático como este exige. Es uno de los puntos más fuertes de la película, pero aún así sentimos que estuvo un poco desaprovechado. Logra que comprendamos su desprecio hacia los dioses y entendemos las razones de su cruzada. Pero le falta algo.

Quienes hemos leído el arco God of Thunder en los cómics conocimos un Gorr con una vida mucho más trágica y tenemos una mejor comprensión de la forma en que “los dioses” le fallaron. El pasado del personaje de Christian Bale, a pesar de estar bien definido, se siente incompleto en comparación con la contraparte escrita por el gran Jason Aaron.

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Además, Thor: Amor y Trueno no hace un buen trabajo definiendo bien qué es un ‘dios’ en la cosmología del Universo Cinematográfico de Marvel. A causa de esto, elementos como Omnipotencity resultan extraños. Las deidades son seres egocéntricos y egoístas. Esto es algo que Russell Crowe demuestra de forma genial en su divertida aparición como Zeus. Pero el tema queda inconcluso por el miedo a “meterse en temas religiosos”.

En el pasado, las películas de Marvel han mostrado que los dioses de Asgard no fueron más que conquistadores extraterrestres que la gente consideró dioses gracias a su poder, pero también sabemos que hay fuerzas realmente místicas operando aquí. ¿Cuál es la diferencia? Esta vez los dioses tienen ‘fieles’ y reciben sacrificios. Se perdió una gran oportunidad de usar el tema de la fe en relación a temas como la enfermedad de Jane y la crisis existencial de Thor. ¿Cómo funciona la creencia en seres superiores en un mundo en que los superhéroes son reales y están tan mitificados como las mismas deidades? Hay un pequeño discurso al respecto en la escena de mitad de créditos, pero la idea se queda en el aire.

Ya casi terminamos esta reseña de Thor: Amor y Trueno y ni siquiera hemos hablado del protagonista. Chris Hemsworth mantiene el carisma de siempre y luce aún más atractivo que en los anteriores filmes, pero es el personaje menos interesante de su propia película. La película no es nada sutil en la forma en que este hombre que perdió su planeta y su familia está «buscándose a sí mismo». Le dicen directamente que necesita “amor” en su vida y le ponen a Jane al frente. Mientras tanto, él actúa como si fuera un líder muy sabio y le gusta dar discursos de “superación personal” vergonzosos. Su relación con los Guardianes de la Galaxia es tan breve como irrelevante y su torpeza puede llegar a ser incómoda.

Este Thor, que resulta tan divertido como molesto, tiene sentido por la forma en que se presenta la película: como una vieja leyenda narrada a un grupo de niños. Una gran parte de la historia tiene el tono más infantil que hemos visto en las películas de Marvel y eso está bien. Después de todo, los más pequeños siguen siendo su principal público. El problema está en el brutal contraste con sus otros elementos. La trama habla de reconstruirse cuando se ha perdido todo, las diferentes formas que puede tomar el amor y Gorr resulta espeluznante. No queremos desmeritar la capacidad de los niños para entenderla, pero no sentimos que la película «les hable a ellos» cuando muestra eso.

Hablando del público infantil, será muy divertido ver a los padres que lleven a sus hijos más pequeños al cine responder preguntas incómodas cuando Zeus mencione por tercera vez cierta “actividad grupal” que está organizando.

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A pesar de esos defectos e incoherencias, esta es una película supremamente divertida. Las escenas de acción no son especialmente novedosas, pero da mucho gusto ver a la Poderosa Thor usando a Mjolnir contra sus enemigos y a Valquiria luciendo sus habilidades. Igual que Ragnarok, es una película muy colorida y vistosa. Incluso saca provecho a una intensa secuencia en blanco y negro. También mantiene una estética inconfundiblemente ‘queer’ acompañada de un rock ochentero que la llena de energía. Otra cosa que nos encantó fue la forma como creó relaciones entre personajes usando sus armas. Se enfoca en lo que Rompe-tormentas, Mjolnir, la Necroespada y el Rayo de Zeus representan para sus respectivos dueños. Incluso las dota de personalidad.

Gracias a todo eso, queremos terminar esta reseña recomendándoles Thor: Amor y Trueno. Puede que no sea una de las mejores películas de Marvel, desaprovecha el potencial que tenía para serlo, pero pasarán un muy buen rato junto a personajes muy carismáticos. Además, los fanáticos de cierta serie muy popular se van a llevar una gran sorpresa en la escena de mitad de créditos.

Thor: Amor y Trueno
3.3/5 Nota
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