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Zombieland: Tiro de Gracia – Reseña

¿Les ha pasado que tienen una excelente experiencia en un parque de diversiones, pero cuando vuelven ya no les parece tan bueno como la primera vez?

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Los zombis siguen estando de moda y parece que siempre lo van a estar. El buen recibimiento que tuvo el ‘remake’ de Resident Evil 2 y el continuo éxito de The Walking Dead son buenas pruebas de ello. Sin embargo, es posible que nunca vuelvan a contar con el nivel de relevancia cultural que tuvieron en la primera década del siglo XXI, cuando cada mes teníamos un nuevo filme sobre no-muertos en las salas de cine.

Zombieland fue uno de esos. Esta divertida cinta de 2009 fue una bocanada de aire fresco en un género saturado de drama y horror. Un grupo de sobrevivientes se reúne por azares del destino y, a pesar de las diferencias radicales entre ellos, terminan formando una familia con una perspectiva bastante optimista hacia el futuro. 

Tras terminar de verla, deseamos ver pronto una secuela para poder pasar más tiempo con sus personajes. No sabíamos que iba a pasar una década para que llegara esa segunda parte. Lastimosamente, el tiempo no ha sido amable con este concepto y Zombieland: Tiro de Gracia, irónicamente, ya no tiene mucha gracia.

Nuestro grupo protagonista sigue conformado por Tallahassee, Columbus, Wichita y Little Rock. El chiste de que se llamaran entre sí por sus lugares de origen se ha perdido y ahora todos actúan como si fueran sus verdaderos nombres. Han encontrado un hogar en la abandonada Casa Blanca y, tras varios años de felicidad, las cosas comienzan a complicarse. La más pequeña del grupo ansía salir en busca de gente de su edad y Wichita decide huir de una propuesta de matrimonio de Columbus. Esto hace que el grupo deba reencontrarse de nuevo.

Esta idea funciona tan bien como cualquier otra para continuar la historia de nuestros protagonistas, pero su humor no ha evolucionado. De hecho, parece haber retrocedido. Una de las bromas recurrentes está relacionada con un nuevo personaje llamado Madison (Zoey Deutch). Ella es una ‘rubia tonta’ a la que se le aplican todos los estereotipos posibles. En el doblaje que escuchamos en Colombia, la voz que le pone Leyla Rangel resulta hilarante. Sin embargo, tiene que trabajar con bromas que parecen sacadas de una mala serie juvenil de los años noventa.

Otras bromas están relacionadas con el hippismo, el fanatismo hacia Elvis, las peleas de pareja y autos ‘poco masculinos’. Son chistes muy familiares basados en clichés totalmente anticuados. Es triste, ya que al comienzo parecía que este mundo había evolucionado gracias a la presentación de diferentes tipos de zombis.

Como si se tratara de un videojuego, nos aclaran que ahora existen zombis con capacidad de usar herramientas; otros silenciosos, rápidos y mortales; y otros más torpes de lo normal. ¡Esta es una buena idea que no vemos mucho en el cine! Sin embargo, prácticamente no vemos estos tipos de no-muertos en toda la película. Desde cierto momento, todo se enfoca en un solo tipo de zombis que supuestamente son más difíciles de matar. Sin embargo, al final no se diferencian tanto de los demás.

De hecho, los zombis tampoco son tan importantes y las escenas de acción en que los enfrentan son pocas. Toda la importancia recae en las relaciones entre los personajes. Afortunadamente, sigue habiendo una gran química entre ellos, especialmente entre Tallahassee (Woody Harrelson) y Columbus (Jesse Eisenberg), cuyas personalidades opuestas se complementan de un modo muy gracioso. Emma Stone y Abigail Breslin también hacen magia con papeles que tienen mucha menos personalidad que en la primera Zombieland. El guión las convierte en clichés. 

El objetivo final de la historia es llegar a Babylon, una comuna hippie pacifista en la que no se permite el ingreso de armas y que tiene una literal torre de babilonia construida en su centro. Parecía que Zombieland: Tiro de Gracia iba a tratar de ofrecernos una mirada diferente y sin violencia a este apocalipsis. Que iba a enfrentar la visión de la comuna a la de los protagonistas o hacer un comentario social.

Pero no es así. El tercer acto del filme no es más que una serie de secuencias apresuradas en las que las relaciones entre personajes se resuelven sin justificación alguna para dar paso a un enfrentamiento con una horda de zombis.

Zombieland: Tiro de Gracia puede resultar divertida. Tiene momentos que hacen reír bastante a pesar de los clichés y resulta muy agradable pasar tiempo con el disfuncional cuarteto. De hecho, el planteamiento de Zombieland funcionaría mucho mejor como una serie debido a las dinámicas de ‘sitcom’ que tiene. Amazon intentó hacer una, pero su piloto no tuvo un buen recibimiento.

Si están pasando una tarde aburrida, ir a ver Zombieland: Tiro de Gracia les ayudará a convertirla en un rato agradable. Pero es probable que la olviden el día siguiente.

Zombieland: Tiro de Gracia
2.8/5 Nota
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