Los juegos publicados por Devolver Digital suelen tener fama de «irreverentes». Esto no necesariamente es cierto para todos ellos, pero algunos de sus más notables títulos —Hotline Miami, Inscryption, Cult of the Lamb— definitivamente caen en esa clasificación. Solo hay que dar una rápida mirada al nuevo juego Anger Foot para darnos cuenta lo bien que le cae esa etiqueta. Esta es, a todas luces, una obra muy irreverente al menos en su estilo visual, pero no tiene mucho más que destacar y si no les gusta cómo luce, no les resultará interesante.
Esta es una obra del estudio independiente Free Lives. Ellos son responsables de juegos igualmente «irreverentes» como Broforce, Genital Jousting y Gorn (sorprendentemente, también de Terra Nil). Aún así, ninguno de sus anteriores trabajo resulta tan visualmente imponente como este. Solo vean el tráiler para que entiendan a qué me refiero.
Anger Foot es un juego de disparos en primera persona con mucho énfasis en los ataques cuerpo a cuerpo. Específicamente las patadas. Al comienzo del juego, al protagonista le roban su preciada colección de tenis y de inmediato sale en una cruzada contra las pandillas de la ciudad para recuperarlos.
Jugando a las patadas
La ciudad en cuestión se llama Shit City. Ese nombre tan sutil es bastante apropiado para este lugar tan sucio y desagradable en el que el crimen no solo es legal sino que se fuerza a sus habitantes a cometerlo. Todos sus habitantes pertenecen a una de las cuatro pandillas: la banda de la violencia, la banda contaminante, la banda de los negocios y la banda del libertinaje. En la cima de la ciudad está el misterioso Ministro del Crimen y Anger Foot acabará con todos con tal de recuperar sus zapatos deportivos.
La ciudad está dividida en cuatro secciones —pertenecientes a cada una de las cuatro pandillas— que a su vez se parten en pequeños niveles que pueden ser superados entre 30 segundos y un par de minutos. Este no es un ‘roguelike’. Los niveles son siempre los mismos. Pero podemos cambiar nuestra experiencia en ellos jugando con diferentes calzados. Estos nos dan ventajas o cambian la forma de jugar de formas que pueden ser bastante dramáticas.

Los zapatos se desbloquean completando niveles y misiones opcionales. Estas pueden ser superar ciertos niveles dentro de ciertos límites de tiempo o con ciertas restricciones. Entre los efectos del calzado se encuentran recargar automáticamente el arma de fuego al dar una patada, revivir al ser eliminado, ataques cargados, doble salto, inmunidad a las explosiones entre muchas otras. Algunas incluso pueden alterar la gravedad.
Eso se presta para muchas situaciones divertidas y algunos tiroteos bastante intensos, pero no es nada especial. Esta clase de juegos de disparos en primera persona abundan recientemente y —a nivel de jugabilidad— no ofrece nada nuevo. De hecho, se siente algo impreciso y más caótico de lo necesario. Aunque los niveles son cortos, el protagonista es especialmente frágil. Un par de balas y estamos de nuevo en el comienzo. Eso está bien para jugadores perfeccionistas que disfrutan aprendiéndose cada nivel para pasarlo a la perfección, pero puede ser frustrante para quienes simplemente quieren avanzar y ver cosas nuevas.
Hay muchos enemigos escondidos que nos emboscan, dando mensajes contradictorios. El juego quiere que vayamos a toda velocidad por los niveles, pero eso no es posible a menos que avancemos paso a paso con cuidado para aprendernos dónde están todos los enemigos y obstáculos (porque sí, hay partes en las que tenemos que saltar). Eso no resulta especialmente divertido cuando todo en el diseño nos impulsa a correr.

Hay algunas opciones de accesibilidad que hacen que los enemigos y jefes sean más fáciles o podemos aumentar el nivel de autoapuntado. Si todo lo demás falla, podemos activar la invencibilidad y simplemente avanzar por el juego «a las patadas».
Un arte «especial»
Lo más llamativo de Anger Foot son sus elementos visuales. Este estilo, que nos recuerda al de la banda Gorillaz, esta lleno de elementos caricaturescos, grotescos y cómicamente exagerados pero bastante originales. Una de las principales razones por las que seguía jugando este título —aparte de tener que hacerlo para reseñarlo, por supuesto— era descubrir nuevos diseños de enemigos. Hay algunos bastante locos que me hicieron sonreír.




La calidad visual del juego también es muy buena. A pesar de lo caóticas que se pueden poner las cosas, siempre resulta fácil reconocer los tipos de enemigos y elementos en pantalla. Todo tiene una animación muy fluida que dota de aún más personalidad a los personajes. Verlos ponerse a bailar cuando logran eliminarnos tiene bastante gracia.
Hablando de bailar, la banda sonora encaja a la perfección con los demás elementos del juego. Es una música electrónica oscura y agresiva que se desata con más fuerza cuando entramos en enfrentamientos.
Pero estos diseños están acompañados de un sentido del humor que —en mi humilde opinión— resulta desagradable e inmaduro. Supongo que no se puede esperar nada mejor de un juego cuyo escenario se llama literalmente «Shit City» (aunque lo tradujeron a Ciudad Vertedero en español).

Todo por unos tenis
La combinación especial de jugabilidad intensa, música agresiva, una progresión que recompensa a los atrevidos y unos gráficos tan bellamente grotescos hace que Anger Foot esté dirigido a un público muy específico. Para bien o para mal, yo no soy parte de ese público. Aprecio mucho lo coherente que resultan todos sus elementos y la calidad que tienen, pero la experiencia no me resultó divertida ni desafiante, solo frustrante.
Reseña de Anger Foot hecha con una copia digital para PC (Steam) provista por Devolver Digital.


