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Cult of the Lamb – Reseña

La oveja arisca, no el cordero manso.

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Vamos a decirlo de una vez para poder continuar tranquilos con esta reseña: sí, Cult of the Lamb puede ser fácilmente descrito como la combinación de Animal Crossing con The Binding of Isaac. Esto se puede aplicar tanto a sus sistemas de juego como a su estética. Tiene animales antropomórficos muy tiernos y mecánicas de administración como el primero. Por su parte, los niveles ‘roguelike’ con una ambientación pseudosatánica parecen sacados del segundo.

Los miembros del estudio Massive Monster han dicho en entrevistas que no se basaron directamente en estos títulos para dar forma a su obra. Pero las comparaciones son inevitables. De hecho, también lo han equiparado con Don’t Starve, Dead Cells y Hades. No se puede negar que un juego que recibe comparaciones con esos grandes títulos llama de inmediato la atención

¿Está Cult of the Lamb a la altura de dichas comparaciones? Vamos a descubrirlo.

Cuando el juego comienza, controlamos a un adorable cordero a punto de ser sacrificado en nombre de una religión. Tras morir, un misterioso ente llamado “Aquel que espera” nos ofrece volver a la vida con la condición de que nos convirtamos en su sirviente y creemos un culto que le rinda adoración. Pero no solo tenemos que adoctrinar nuevos adeptos y administrar la secta. También debemos partir en cruzadas contra los obispos y servidores de la ‘antigua fe’ que mantienen prisionera a nuestra macabra deidad.

Rezando y acuchillando

Este juego está dividido en dos partes muy bien diferenciadas. Cuando estamos en el culto debemos cuidar de nuestros adeptos creando lugares para que puedan dormir, cocinando para ellos y limpiando sus… desechos. Por su parte, ellos nos proveen devoción y lealtad con la que podemos subir el nivel de la secta y crear nuevos edificios. Más adelante en el juego vamos a poder crear granjas, baños, enfermerías y toda clase de edificios que automatizan la generación de recursos. Eso sí, siempre vamos a tener que regresar para celebrar misas y cocinar para nuestros adeptos.

La otra parte del juego son las cruzadas. En estas debemos recorrer los territorios de los obispos de la fe antigua derrotando enemigos, reclutando adeptos y recogiendo recursos que nos servirán para mejorar la secta. Aquí están los elementos de ‘roguelike’, pues cada vez que entremos a uno de estos territorios cambia el mapa, enemigos y las armas que tenemos que usar. Tenemos que completar cada territorio cuatro veces para derrotar a todos los minijefes y su respectivo obispo.

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Este desarrollo hace que Cult of the Lamb no sea tan rejugable como otros títulos del mismo género. Dependiendo de la habilidad y la suerte, se puede llegar contra el jefe final entre las 15 y 20 horas. Se pueden agregar unas horas más para aquellos que quieran completar el juego al 100%, pero es claro que este no es un juego largo. Esta es una gran diferencia con los títulos con los que es comparado, ya que estos se pueden jugar durante más de 100 horas sin terminar de ver todo lo que ofrecen.

Esto no es algo malo. Al contrario, hay quienes agradecemos que no trate de expandirse más allá de lo que necesita. Lo mencionamos porque es bueno que tengan sus expectativas acordes a la duración de este título.

El bucle de este juego —cuidar del culto para volverse más poderoso, salir en una cruzada para mejorar el culto, enjuague y repita— resulta bastante atractivo. Ver crecer nuestra perturbada comunidad de adorables animales es muy satisfactorio, sobre todo porque durante buena parte del juego nos mantendremos sin dinero para construir nuevas cosas, tendremos dificultades para tener suficiente comida y enfrentaremos adeptos que pierden la fe y tratan de abandonar la secta. Hay un momento en que estos dejarán de ser problemas y podemos jugar con menos presión, pero entonces descubrimos que, a pesar de lo adictivo que puede ser, Cult of the Lamb es increíblemente básico a nivel jugable.

Ninguna de las mecánicas relacionadas con el manejo de la secta es especialmente profunda y una vez controlamos el ritmo de generación de recursos, rara vez encontramos algo que altere la rutina. Algo similar ocurre con los momentos de acción. Aunque hay buena variedad de enemigos, no hay suficientes diferencias entre las armas, maldiciones y ventajas que obtenemos como para hacer que cada partida sea diferente. Afortunadamente hay algunas tareas opcionales a las que podemos recurrir para darle más sabor al juego, como un entretenido minijuego de pesca y un juego de cartas en los que podemos obtener recursos adicionales o premios especiales.

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Volviendo al tema de las cruzadas, estas secuencias de acción rara vez superan los 10 minutos. Solo los jefes, especialmente los obispos y el jefe final, presentan un reto interesante o un pico de dificultad. Las partidas perdidas durante enfrentamientos normales usualmente se deben a la cantidad de objetos que llenan los escenarios y que pueden opacar la acción. Más de una vez fuimos eliminados por enemigos que simplemente no vimos detrás de una roca o una caja. Esto no parece ser un error de diseño, ya que vemos enemigos que se esconden a propósito en la hierba. Se siente injusto ser golpeados por algo que no podíamos ver.

‘Insectos’ en la secta

También es posible perder una partida por culpa de uno de los molestos ‘bugs’ de Cult of the Lamb, pues hay algunos que bloquearon el progreso obligándonos a cerrar el juego. A lo largo de nuestra aventura encontramos enemigos atrapados en la geografía o que se quedaban totalmente quietos. También vimos una buena cantidad de errores visuales que no afectaban necesariamente la jugabilidad. Algunos incluso nos hicieron reír.

No nos cabe duda que Massive Monster está trabajando en resolver estos problemas, pero al momento de escribir esta reseña han pasado varias semanas desde su lanzamiento y seguimos encontrando errores. Sin embargo, la mayoría no fueron muy molestos y eran rápidamente opacados por el encanto general del juego.

Bad Religion

La mayor gracia de Cult of the Lamb está en su estética. No es la primera obra en combinar personajes tiernos con elementos violentos y grotescos, pero sigue siendo una mezcla muy efectiva. Ese contraste hace que no podamos malinterpretar la visión paródica que los desarrolladores. Los símbolos que usan recuerdan a los usados por la verdadera Iglesia de Satán, pero solo están inspirados en ellos.

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El pseudosatanismo de este título existe principalmente como un divertido contraste para sus adorables personajes animales, pero eso no significa que no sea temáticamente interesante. Aunque elegir a un cordero —animal que representa la inocencia y al mesías de la religión cristiana— como protagonista es algo interesante, no creemos que los desarrolladores intentaron decir algo relevante sobre los cultos o la religión. Pero al tocar este tema es imposible no reflejar de alguna forma la realidad.

Esto se nota principalmente en los adeptos que adoctrinamos. Casi sin excepción están enfermos, muriendo de hambre o van a ser sacrificados por otra religión. Cuando se unen a la secta, nos piden directamente que los “salvemos”. Al comienzo del juego puede que nos encariñamos con algunos de ellos. Pero a medida que mueren y los reemplazamos por otros comenzamos a verlos como “un recurso más”.

No importa si queremos tener el culto más agradable de todos los tiempos, eventualmente será necesario encarcelar o incluso sacrificar a varios de nuestros seguidores. Podemos obligarlos a hacer cosas que no quieren, comer desechos o dejar que sean poseídos por demonios. Si alguno se enoja y comienza a disentir, lo tiramos en prisión para reeducarlo o podemos asesinarlo.

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No solo podemos sacar dinero a los personajes, sino también casarnos con varios de ellos al mismo tiempo. ¡Es nuestra secta, podemos hacer lo que queramos! Es posible sacar paralelos con cultos e ‘iglesias de garaje’ del mundo real. Incluso con las grandes religiones organizadas. No importa cual sea nuestro propósito inicial para el culto, al final del juego lo importante es que se vuelva una fuente de dinero y recursos. Intencional o no, aquí hay un mensaje. ¡Cult of the Lamb hace lo que Far Cry 5 no!

Cult of the Lamb
8/10 Nota
Lo que nos gustó
- Bucle de juego adictivo y muy satisfactorio.
- Fantástica estética que mezcla lo adorable y lo macabro.
- Buena traducción al español.
- Dice más sobre las religiones y los cultos de lo que aparenta.
Lo que no nos gustó
- Múltiples 'bugs'.
- Falta de profundidad en sus sistemas de juego.
- Sobrecarga visual en algunos momentos de acción.
En resumen
Cult of the Lamb intenta varias cosas a nivel jugable. No hace ninguna de ellas a la perfección, pero las hace suficientemente bien para convertirse en una aventura entretenida y muy adictiva. Su parodia de los cultos religiosos y fantástica estética que combina lo tierno con lo horroroso son sus cartas más fuertes y sabe muy bien cómo jugarlas. Puede que no se convierta en un gran clásico como algunos de los títulos que imita, pero de todos modos va a tener una legión de fanáticos que lo van a adorar.

Reseña hecha con una copia digital de Cult of the Lamb para Steam brindada por Devolver Digital.

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