Videojuegos
Daymare: 1998 – Reseña
El juego que comenzó siendo Resident Evil 2 Reborn por fin ha llegado consolas. ¿Es un digno sucesor espiritual de la franquicia de Capcom?
Hay un dicho que reza «el camino al infierno está empedrado con buenas intenciones». Este adagio le queda como anillo al dedo a Invader Studios, una desarrolladora independiente italiana con una curiosa historia. Aunque fue fundada en 2016, sus miembros ya tenían experiencia en el desarrollo de videojuegos. Más importante, lo que hizo que estos individuos se unieran fue su pasión por los ‘survival horror’ y su particular deseo de revivir un clásico del género: Resident Evil 2.
Así es, antes de propiamente fundar Invader Studios, los miembros originales estaban trabajando en Resident Evil 2 Reborn, un ‘remake’ no oficial del clásico ‘survival horror’. El proyecto fue presentado por primera vez al mundo en 2015 y fue recibido cálidamente, tanto por los fanáticos como por la prensa. Para sorpresa de nadie, Capcom no tardó en enterarse de la existencia del ‘remake’ no oficial y solicitó a Invader Studios que detuviera el proyecto. Sin embargo, impresionada con el trabajo de un grupo de fanáticos, la compañía japonesa invitó la desarrolladora independiente a sus oficinas principales en Osaka para intercambiar ideas.
¿Qué pasó después? Por un lado, Invader Studios anunció en 2016 que Resident Evil 2 Reborn sería transformado en una propiedad intelectual original: Daymare: 1998. Por otro lado, tras ser presentado en E3 2018, Capcom lanzó el ‘remake’ Resident Evil 2 en 2019. Como todos saben, este gozó de éxito comercial y crítico. Por fortuna, la compañía japonesa no se olvidó de dar crédito a Invader Studios por su participación en el proceso creativo y avivar la llama de la franquicia.
Dados estos antecedentes, Daymare: 1998 apuntaba a ser un ‘survival horror’ que rendiría homenaje a los clásicos del género mientras traía nuevos elementos a la mesa. Es justo por eso que resulta triste ver que el primer juego de Invader Studios no es innovador, mucho menos divertido. A pesar de la supuesta experiencia del estudio independiente, Daymare: 1998 parece diseñado por un grupo de personas que jamás han tocado un juego… mucho menos un clásico tan pulido como Resident Evil 2.
¿Qué mejor lugar para comenzar que por la historia? Daymare: 1998 gira alrededor de tres protagonistas: Liev, miembro del grupo militar H.A.D.E.S. (Hexacore Advanced Division for Extraction and Search); Raven, un piloto recién asignado al mismo escuadrón de Liev; y Samuel Walker, un guardabosques con una extraña condición médica. La trama comienza cuando Liev es asignado a recuperar una muestra del virus Pólux y los contenedores del arma química experimental Cástor, desarrollada por Hexacore. Desgraciadamente, incluso tras completar su misión, el helicóptero en el que se transportaba Liev se accidenta y libera el arma química sobre la ciudad de Keen Sight. De esta forma, todos sus habitantes son convertidos en zombis.
Como pueden apreciar, la historia de Daymare: 1998 bebe bastante de Resident Evil. Aunque esto puede ser un punto negativo para algunos jugadores, Invader Studios diferencia a su juego de la franquicia de Capcom por medio de la particular historia detrás del arma química y el virus. El verdadero problema narrativo yace en sus tres protagonistas, su inconsistente tono y su trama innecesariamente complicada. Esto último se debe a que Invader Studios se preocupó más en establecer el universo de Daymare: 1998 para futuras secuelas que en hacer una historia buena o memorable.
Daymare: 1998 se toma muy en serio su historia, pero su terrible ejecución —cortesía de un irrisorio guión y pésima actuación de voz— hacen que el juego sea todo un “frankenstein” en materia de tono. No ayuda el hecho de que el juego busca desesperadamente crear un drama con tintes psicológicos entre los tres protagonistas sin previamente establecerlos. Liev, Raven y Sam son personajes sin profundidad alguna y ni siquiera resultan carismáticos. Bien podrían sustituirse por bloques de tofu sin diálogos —¿ven lo que hicimos ahí?— y la historia no se vería afectada. De hecho, el retirar los terribles diálogos expositivos beneficiaría al juego.
No obstante, la historia de Daymare: 1998 es el menor de sus problemas. Si hay algo por lo que realmente sufre el primer juego de Invader Studios, eso es su innecesariamente complicado sistema de recarga de armas y manejo de inventario.
Como su historia, la jugabilidad de Daymare: 1998 bebe bastante de la franquicia Resident Evil. La cámara no solo está ubicada sobre el hombro del protagonista, al mejor estilo Resident Evil 4, sino que los jugadores todo el tiempo deben estar pendientes de administrar su inventario y utilizar correctamente sus recursos. De lo contrario, habrá momentos en los que no podrán tomar objetos clave o no tendrán la munición suficiente para hacer frente a los infectados que deambulan por Keen Sight.
¿Cuál es el problema? Ya fuera con el fin de diferenciarse de la franquicia que lo inspiró o por cualquier otra razón, Daymare: 1998 introduce un aparatoso sistema de recarga de armas. En vez de simplemente recargarlas con el presionar de un botón, los jugadores deben llenar manualmente los cargadores. Si se utilizan todas las balas de un cargador, los jugadores deben cambiar de cargador o detenerse —algunas veces en medio de los combates— para llenar el cargador vacío. Cabe señalar que esto no puede hacerse como en Resident Evil, juegos en los que se puede recargar desde la pantalla de pausa. Esto se debe a que ingresar al inventario no pausa el juego.
Si bien este sistema resulta más realista y puede contribuir a la creación de tensión, arruina la experiencia de juego en las secciones en las que el combate es obligatorio. De hecho, con el fin de «remediar» este problema, Invader Studios introdujo cajas con munición ilimitada en varias batallas de jefe. ¿El problema? Munición ilimitada no cambia el hecho de que los jugadores deben cambiar de cargador mientras son perseguidos por esponjas de balas que pueden matar con un par de golpes.
De hecho, nos vimos en la obligación de utilizar ‘bugs’ con el fin de pasar el juego. ¡Y vaya que hay en abundancia! Desde jefes que caminan contra las paredes y zombis que no reaccionan al recibir tiros en la cabeza hasta ‘bugs’ que pueden hacer imposible superar el título. También vale la pena mencionar los múltiples problemas en materia de optimización, por lo menos en la versión para PlayStation 4.
¿Por qué no hablar de mecánicas innecesarias? Además del sistema de recarga rápida —que deja el cargador utilizado en el suelo, lo que resulta inútil—, Daymare: 1998 cuenta con las estaciones H.I.V.E. Estas ejercen como los baúles de Resident Evil, aunque también sirven para hacer trueques. El problema es que solo hay un puñado de estas estaciones, por lo cual no hay un buen incentivo para guardar objetos.
Concluyamos esta reseña con algunos aspectos positivos. Si bien no está a la altura de los juegos de la generación actual, la presentación visual y sonora es decente. Hay momentos en los que el título puede ser verdaderamente terrorífico vía su diseño de sonido y las alucinaciones de Sam. Adicionalmente, supone el retorno de los complicados rompecabezas que caracterizan a los ‘survival horror’ de antaño. También vale la pena resaltar las múltiples referencias a películas, juegos y ‘manga’.
- De vez en cuando, su ambientación puede ser verdaderamente tenebrosa.
- El retorno de creativos y complicados rompecabezas.
- Una trama innecesariamente complicada y pretenciosa.
- Toda clase de ‘bugs’, incluso algunos que pueden hacer que el juego sea imposible de superar.
Reseña hecha con una copia digital de Daymare: 1998 para PlayStation 4 brindada por Destructive Creations.
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