Devotion es una excelente aventura de terror creada por el estudio taiwanés Red Candle Games. En este juego visitamos el hogar de una familia en tres épocas distintas mientras aprendemos sobre las dificultades que enfrentaron y su fe hacia una misteriosa deidad. Ha tenido un excelente recibimiento por parte de la crítica especializada, que ha alabado su escalofriante ambientación, el desarrollo de su historia y los buenos sustos que hace sufrir.
Al momento de escribir esta columna, no es posible comprar este juego. Ha desaparecido de la tienda de Steam.
¿Qué ocurrió? ¿Por qué un videojuego tan reciente y que estaba recibiendo tanto amor desaparece de repente? Para poder explicarlo tenemos que hablar del gobierno chino, la censura, el acoso en línea y un adorable personaje de Disney.
Pocos días después de su lanzamiento en Steam, el 19 de febrero, una imagen de Devotion se volvió viral. Esta muestra un afiche amarillo con las palabras ‘Xi Jinping’ —nombre del actual presidente de la República Popular de China— y ‘Winnie Pooh’.
Este ‘huevo de pascua’ hace referencia a un meme originado en 2017, cuando blogueros chinos comenzaron a comparar al gobernante de su país con el osito bonachón adicto a la miel. Esto no gustó al gobierno y, dado que Xi es tan inseguro de su físico como su homólogo estadounidense, Winnie Pooh fue censurado en China. Las palabras relacionadas con el personaje están baneadas de buscadores y redes sociales.
La aparición de esta imagen en Devotion causó una oleada de reacciones en todo el mundo, pero especialmente en China y Taiwán. Varios usuarios chinos en Steam comenzaron a llenar el sitio de críticas negativas que afectaron también a Detention, el anterior título del estudio.
En China es bien conocido que el gobierno emplea un grupo conocido como “el partido de los 50 centavos”, personas que se dedican a defender el gobierno mediante comentarios en internet y atacando a quienes lo insultan. Se cree que este grupo está detrás de la campaña de desprestigio contra los juegos de Red Candle Games, la cual rápidamente se convirtió en acoso y amenazas contra los desarrolladores.
Pero las cosas no pararon ahí, pues la poderosa maquinaria de censura china entró en acción. La cuenta de Red Candle Games en Weibo —el Twitter chino— ha sido cancelada y la empresa Winding Shanghai, que ayudó a financiar Devotion, va a ser llevada a juicio por la agencia cultural China, que tiene el poder de decidir qué libros, juegos y películas entran al país.
Recordemos que, si bien es un territorio autónomo, China considera a Taiwan un ‘estado rebelde’ y busca volver a incluirlo dentro de su república. Por eso, cualquier evento —incluso uno como este— puede convertirse en un incidente internacional. La situación es tan grave que algunos consideran que esta puede volverse la excusa que China busca para prohibir definitivamente a Steam en ese país. China es actualmente uno de los mercados de videojuegos más grandes del mundo, pero está fuertemente regulado. A un juego le puede tomar años ser aprobado para venderse oficialmente allí. Aunque Steam técnicamente no ha sido autorizado por el gobierno, 30 millones de usuarios chinos lo usan.
A causa de todo esto, Red Candles Games ha decidido retirar el juego de la plataforma. En un comunicado oficial expresaron lo siguiente:
“Debido a problemas técnicos que pueden causar bloqueos inesperados y otras razones, hemos retirado Devotion de la tienda de Steam hasta terminar una revisión de calidad. Al mismo tiempo, vamos a aprovechar esta oportunidad para calmar la presión generada en nuestra comunidad causada por un incidente en el material artístico. Nuestro equipo revisará que no hayan más materiales inadecuados”.
Es claro que dichos materiales son la verdadera causa del retiro y no los problemas técnicos como clama la empresa, pero ellos están tratando de desviar un poco la atención. Lo importante es que Devotion regresará a Steam, al menos en occidente. Está bien que Red Candle Games decida eliminar estos elementos del juego, pero no está bien que lo hagan bajo amenazas gubernamentales contra sus fuentes de financiación.
Toda esta situación hace pensar en los “escándalos de censura en videojuegos” que tenemos en occidente. En este hemisferio es común leer a gamers ofendidos porque redujeron el busto de un personaje femenino, cortaron un modo de juego con contenido erótico o supuestamente eliminaron los trajes reveladores en cierto juego de lucha.
En todos estos casos, dicha censura responde a la reglas de las plataformas en las que se publica el juego, a un equipo de localización que está acomodando el juego a diferentes culturas o incluso a decisiones de los mismos creadores. Estos casos merecen ser criticados, pero no son tan preocupantes como los casos de censura gubernamental. Estos dictan que en sus países solo puede ser mostrado aquello que no se oponga a la ideología reinante.
Lo que hace el gobierno chino con las obras que buscan llegar al numeroso público de ese país es tiránico. No contento con el control que ofrece sobre lo que entra o no a su mercado, es capaz de hacer que un juego como Devotion desaparezca de una tienda en línea gracias a la presión de sus entidades y de su ejército de comentaristas en internet. Este es un tipo de censura bastante grave, uno que no solo se puede usar para atacar a los videojuegos, sino a cualquier persona que no le agrade a aquellos en control.
No crean que “eso solo pasa por allá” y que aquí no tenemos que preocuparnos de nada. En Estados Unidos es cada vez más común leer al presidente hablando mal de los periodistas y comedias que lo critican o se burlan de él. Incluso ha hablado de “investigar si hay alguna forma de callarlos” y de implementar controles a los juegos violentos. Aquí en Colombia se trató de cancelar el programa de televisión Los puros criollos por hablar mal de las instituciones del gobierno de Ivan Duque.
Si ustedes quieren criticar casos en los que a un videojuego le reducen la violencia o contenido sexual por decisión de sus creadores, distribuidores o la plataforma en que será publicado, está bien. Pero preocúpense de verdad cuando sea un gobierno el que quiera decidir sobre esto. Ahí es cuando tenemos que reaccionar con fuerza.
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Mientras en America muchos (incluyendo el autor del artículo) se quejan que «Estados Unidos es fascista» y que «son oprimidos» por el gobierno, en China realmente sí son fascistas y realmente sí son oprimidos.
Como nota adicional, Trump no ha dicho que quiera investigar a los medios o que quiera callarlos: https://www.youtube.com/watch?v=rB2GWG-X7Fo