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Diablo III: Reaper of Souls – La reseña

Siempre que pensamos en Diablo III hay una gran polémica porque realmente no logró la perfección que para algunos llegó a tener su antecesor. Con el paso de las actualizaciones y el gran parche 2.0 el juego mejoró exponencialmente ¿pero qué le aporta la primera expansión al universo de Diablo III?

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Siempre que pensamos en Diablo III hay una gran polémica porque realmente no logró la perfección que para algunos llegó a tener su antecesor. Con el paso de las actualizaciones y el gran parche 2.0 el juego mejoró exponencialmente ¿pero qué le aporta la primera expansión al universo de Diablo III?

Diablo III 2.0, la última gran actualización aplicó todo lo que aprendió de su versión en consola quitando prácticamente todos los elementos que nos frustraban. La eliminación de la casa de subastas, una caída de objetos legendarios más recurrente, un sistema de nivel paragón al infinito y las drásticas modificaciones a las clases hicieron que el juego pareciera nuevo. Ahora bien Diablo III: Reapers of Souls mantiene lo que amamos de Diablo III: una narrativa dinámica y activa llena de contenido donde siempre aprenderemos alguna cosa nueva sobre el universo de Santuario.

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Las peleas contra los  jefes son un reto puesto que no sólo se trata de atacar como zombie. Los jefes de Reapers of Souls tienen unas mecánicas más activas que harán que la evasión de obstáculos sea algo necesario para poder salir victorioso.

Para quienes piensen que una expansión con sólo un acto nuevo es muy poco contenido en está ocasión pueden estar errados. Desde el principio estamos confrontamos mapas con mucha más área para explorar que tienen la misma cantidad de eventos que 2 o 3 actos del juego original. Si queremos explorar todos los nuevos calabozos alternativos y los eventos tendremos que pasar  por el nuevo acto al menos 5 veces ya que la aparición de estos sigue siendo aleatoria. La ambientación, enemigos y  el escenario del nuevo acto (que es el quinto en el juego) es la más diversa de todos; nos aventuramos dentro de ciudades, pantanos, el pandemonio y hasta en zonas del “más allá” demostrando que si hubo un  gran trabajo y no fue simplemente un collage de diseños ya existente. Las peleas contra los  jefes son un reto puesto que no sólo se trata de atacar como zombie. Los jefes de Reapers of Souls tienen unas mecánicas más activas que harán que la evasión de obstáculos sea necesario para poder salir victorioso.

En términos de clases el juego se queda corto en la evolución de las ya existentes puesto que sólo se añade un poder más (con sus respectivas 5 runas) a la barajas de habilidades. Esto resulta un poco decepcionante debido a que no se sienten de una “nueva expansión”. En cuanto a looks no hubo gran evolución, los legendarios son prácticamente los mismos pero «versión nivel 7» lo cual deja un sinsabor en términos de estética de los personajes. Por otro lado la nueva clase, El Cruzado, es la reinterpretación del antiguo paladín de Diablo II con elementos del bárbaro y el monje. Esta nueva clase se adapta naturalmente al juego sin ser más fuerte o débil que las actuales y es de las preferidas en equipos por sus auras que ayudan al resto de la party. Su concepto y animaciones se sienten frescas y nuevas lo cual nos dará antojo de dejar botado nuestro actual personaje para crear uno nuevo.

Otro aspecto importante que se añade al juego es el tercer artesano que buscará evitar nuestra frustración a la hora de encontrar un objeto no tan bueno. Con la introducción de la Mística podremos cambiar los bonificadores de nuestros objetos con el fin de adaptarlos a nuestras necesidades. En este caso Blizzard no lo dejó tan fácil puesto que la modificación es aleatoria. Si no tenemos buena suerte tendremos que recolectar varias veces los materiales requeridos y tener paciencia hasta tener los cambios deseados. Un guiño a Diablo II.

Una de las nuevas características más importantes de Reapers of Soul es el “Modo Aventura”. Este modo se activa una vez terminemos el juego y sirve para suplir nuestra búsqueda de los mejores objetos posible para tener el personaje perfecto. Una vez empezamos una partida hay 5 misiones por acto que se basan en matar jefes, realizar eventos o matar un gran número de enemigos acompañado de un líder élite en una zona. A medida que realizamos esta misiones ganamos fragmentos de falla para poder abrir una falla de Nephalem. Estas fallas son calabozos en los que tienes que matar un enemigo élite que sale una vez matas una cantidad requerida de otros enemigos más débiles. Mientras matamos enemigos vamos avanzando en el calabozo a manera de pisos, cada piso implica un aumento de dificultad. Una vez mates el enemigo élite serás recompensado con objetos mágicos, gemas y un posible objeto legendario. Por si fuera poco también recibirás “Blood Shards” los cuales son el sistema de “gamble” de Diablo 2. Con estos objetos podremos comprar un tipo de objeto con características aleatorias, esto significa que tenemos aún más oportunidades de obtener objetos legendarios.

La duración de completar 5 misiones de un Acto toma alrededor de 45 minutos lo cual es perfecto para quienes sólo le pueden invertir al juego poco tiempo diario. El modo Aventura es una alternativa para obtener objetos aunque siempre podemos usar el modo campaña para realizar los ya tan famosos “runs”. Se le agradece a Blizzard el ofrecer esta alternativa ya que evita entrar a las mismas áreas que es lo que pasa en un “run”. La experiencia de evolución de nuestro personaje ha mejorado, uno siempre conseguirá un legendario después de 1 o 2 horas de juego lo cual añade sorpresa y evita todas las frustraciones que tuvo Diablo 3 en su lanzamiento.

En un marco teórico la ecuación de Diablo 3: Reaper of Souls  es perfecta, podemos subir de nivel nuestro paragón infinitamente y paralelamente vamos recolectando objetos que van mejorando nuestro personaje pero hay vacíos. Nuevamente Blizzard olvidó que nos gusta compararnos con nuestros amigos en términos de PvE (Jugador contra Entorno) y PvP (Jugador contra Jugador). Por un lado el sistema PvP quedó totalmente en el olvido, el PvP funciona hoy en día pero pudieron explotarlo para volverlo competitivo o darle algo de importancia. Por otro lado Blizzard dejó por fuera del lanzamiento el sistema competitivo de PvE que son los ladders a través del uso de la falla de Nephalem. Hoy en día jugamos para tener los mejores personajes, pero, si hubiese forma de competir, esto nos haría querer jugar  Diablo 3 todo el día para ser el mejor Nephalem de Santuario.

7.5Reaper of Souls no se queda corto en contenido para ser calificado de DLC. Esta expansión ataca la mayoría de los aspectos flojos del juego original, aunque, tiene algunos vacíos que creemos, se irán llenando a medida que lleguen las grandes actualizaciones. La esencia de Diablo II está donde debería con Reaper of Souls: cazar monstruos para adquirir poder. Si en algún momento se aburrieron de Diablo III, es el momento perfecto para regresar.

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