Desde su génesis, en 1993, los juegos de la franquicia Doom han sido reconocidos por su acción desenfrenada y combates brutales contra hordas demoníacas. Ahora, id Software, después de cinco años, nos presenta una nueva entrega: Doom: The Dark Ages. Este título, concebido como una precuela del universo presentado en Doom (2016), introduce nuevos elementos jugables y una historia más nutrida que expanden el mundo creado por Id Software. Así que en nuestra reseña de Doom: The Dark Ages conoceremos si Id Software ha logrado que la franquicia protagonizada por el Doom Slayer evolucione sin perder aquello que ha hecho memorable al universo creado por John Carmack, John Romero, Adrian Carmack, Kevin Cloud y Tom Hall.
Una evolución a nivel de narrativa y jugabilidad

Históricamente, los juegos de Doom se han centrado en el movimiento constante, la evasión de proyectiles y el manejo de múltiples armas en un frenesí de acción. Por ejemplo, Doom Eternal se caracterizó por su énfasis en la velocidad y la eliminación individual de enemigos, algo que se había perdido con el enfoque en el terror y la acción pausada vista en Doom 3. The Dark Ages introduce un cambio en esta dinámica, y en la fórmula original de la franquicia. Ahora, el objetivo principal es mantenerse firme, permitiendo al jugador aniquilar a decenas de demonios simultáneamente y otorgándole mecánicas defensivas que dan al jugador la oportunidad de generar estrategias y más opciones para salir de diferentes situaciones.
Pero estos cambios no llegan para modificar de manera drástica el ADN de la franquicia. Por el contrario, Doom: The Dark Ages se inspira en el Doom original de 1993. Ya que, al igual que en sus inicios, donde los jugadores tenían que lidiar con los proyectiles lentos de enemigos como Imps, Cacodemons y Hell Knights; en Doom: The Dark Ages, la mayoría de los adversarios lanzan proyectiles, los cuales llenan los campos de batalla con orbes, bolas de fuego y barreras de energía, al mejor estilo de un bullet hell. Para enfrentar esto, el Doom Slayer es ahora más lento y pesado, en contraste con su versión de Eternal. Sin embargo, en The Dark Ages tenemos a nuestra disposición un escudo. Este, además de bloquear misiles, permite una serie de acciones que permiten que el jugador pueda elegir el estilo que más se ajuste a su habilidad.
El escudo en Doom: The Dark Ages brinda un equilibrio perfecto entre defensa y ataque

El escudo del Doom Slayer en Dark Ages es una herramienta híbrida que combina defensa con ataque. Este puede lanzarse para golpear enemigos con sus bordes de motosierra, usarse para cerrar distancias rápidamente con un ataque cuerpo a cuerpo devastador o hacer parrys que devuelven proyectiles y aturde a los enemigos. Esta herramienta, junto con otras opciones de combate cercano como un guantelete eléctrico, permiten que las batallas no sean monótonas y repetitivas. Adicionalmente, el parry es una mecánica crucial. Este se puede usar cuando vemos un proyectil o ataque de color verde, al cual tendremos que responder utilizando el gatillo izquierdo (L3, LT).
Si bien el margen para ejecutar un parry es generoso, el combate puede volverse una secuencia de parrys rápidos en momentos de gran intensidad. Adicionalmente, a pesar de lo pesado que es controlar de manera lateral al personaje, el escudo permite —una vez nos acostumbremos a sus particularidades— avanzar grandes distancias a una velocidad que evoca a otros FPS de finales de la década del 90 como Unreal Tournament. Todo esto combinado con la diversidad de enemigos, cada uno con atributos y vulnerabilidades específicas, fomenta el uso completo del arsenal disponible. Si bien el sistema de armas es robusto, con elementos clásicos como la escopeta de combate y novedades como la Skullcrusher, el enfoque simplificado en comparación con Doom Eternal elimina modos de disparo secundarios y la necesidad de una gestión constante de granadas y motosierras. Todo acorde a la historia que Id Software ha preparado para esta precuela.
The Dark Ages presenta una historia detallada, escenarios enormes y muchos secretos

Doom: The Dark Ages se sitúa en una era inédita en la cronología de la franquicia, explicando el origen del Doom Slayer y su rol en la guerra interdimensional contra las fuerzas del Infierno. Aunque Doom no se ha caracterizado por su enfoque en la historia, esta entrega incorpora más escenas cinematográficas y diálogos, llevando el lore más allá de las entradas del códice y presentándolo directamente en pantalla. Todo esto con una localización y doblaje sobresaliente al español de Latinoamérica. La trama explora las facciones religiosas y políticas involucradas en la guerra y el papel del Slayer como arma, así como su conexión con los centinelas. Sin lugar a dudas, este nuevo enfoque es atractivo para los nuevos jugadores e interesante para aquellos que siempre han querido ver expandida la historia de esta franquicia.

Doom: The Dark Ages se caracteriza por sus 22 niveles, vastos y en ocasiones abiertos. Esto permite a los jugadores elegir el orden de los combates y la exploración. Aunque la escala es notable, la exploración se puede ver afectada por el combate —en especial en dificultades avanzadas—. A lo largo de los 22 niveles del juego, los cuales en su gran mayoría son extensos y —en muchos casos— de estructura abierta, permiten a los jugadores elegir el orden en que abordan los combates y descubren los secretos. Todo esto ambientado con diseños con una estética infernal característica de Doom, combinando corredores retorcidos con amplias zonas al aire libre donde se teletransportan grandes grupos de enemigos.
Id Software ha introducido en Doom: The Dark Ages mechas y monturas que vuelven aún más épicas las batallas

Adicionalmente, algunos coleccionables y secretos ocultos, pueden requerir la resolución de pequeños acertijos o la búsqueda de caminos ocultos. Encontrar estos secretos puede ser gratificante para la progresión, ya que el oro obtenido se utiliza para mejorar las armas y el escudo por medio de un modesto árbol de habilidades.
id Software ha intentado diversificar y expandir la jugabilidad en The Dark Ages a través de la introducción de secciones con vehículos. Ya que, en algunas misiones, el jugador controla un Atlan, un gigantesco mecha de guerra. Este coloso mecánico, el cual controlamos en un par de escenarios, lucha cuerpo a cuerpo contra demonios de gran tamaño. Mientras tanto, otras secciones permiten al jugador montar un dragón, añadiendo al juego una experiencia de vuelo y combate aéreo. Sin embargo, a pesar de la novedad, las batallas con el Atlan rápidamente se vuelven lentas y repetitivas, mientras que las secciones con el dragón, aunque son sin lugar a dudas más interesantes, carecen de combates aéreos complejos o desafíos significativos, limitándose a secuencias de persecución simplistas y enfrentamientos con torretas estáticas.

A pesar de estas secciones que pueden ser menos pulidas, Doom: The Dark Ages es un interesante intento de innovar dentro de la fórmula de Doom. No queremos terminar sin resaltar que, el juego ha abandonado el modo multijugador para centrarse exclusivamente en la experiencia para un solo jugador, El diseño visual y el audio mantienen la alta calidad esperada de un título de Doom, contribuyendo a la atmósfera de combate visceral y en la Xbox Series S el juego corre de manera sobresaliente.

Reseña hecha con una copia digital de Doom: The Dark Ages para Xbox Series provista por Bethesda Softworks. El juego también está disponible para PlayStation 5 y PC.