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Estudio afirma que no hay relación entre la violencia de los videojuegos y la del mundo real

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De acuerdo a un reciente estudio llevado a cabo por un investigador de la Universidad de Stetson, los videojuegos violentos no contribuyen a las acciones violentas del mundo real. De hecho, podrían incluso estar ejerciendo el efecto contrario.

Imagen tomada de Hero Complex.

Imagen tomada de Hero Complex.

Al recordar los trágicos hechos de la masacre de Sandy Hook o el tiroteo de Aurora (ambos en 2012), la cultura estadounidense ha hecho una conexión entre la violencia de los videojuegos y la violencia del mundo real, asumiendo que los ejecutores de tales actos desadaptados eran -ocasionalmente- usuarios de videojuegos. Una asociación similar también se hizo en Europa, cuando se dio a conocer que el protagonista de la masacre en Noruega (2011) tenía dos cuentas en World Of Warcraft. SIn embargo, recientes investigaciones muestran que esta asociación no es más que un mito.

En septiembre de 2014 un grupo de investigadores de la Universidad de Villanova y la Universidad de Rutgers publicaron los resultados de un estudio bastante elaborado que sugiere que los violentos no conducen a un aumento de comportamientos violentos en la vida real. Para complementar esta visión, el investigador Christopher Ferguson de la Universidad de Stetson ha realizado su propio trabajo académico que llega a la misma conclusión, que se diferencia de estudios anteriores por la mayor profundidad con la que trató el tema. De hecho, la investigación de Ferguson se compone por dos estudios orientados hacia los Estados Unidos.

En el primero de ellos, se comparó la tasa de homicidios entre 1920 y 2005 con respecto a la frecuencia de violencia explícita en películas populares durante el mismo periodo de tiempo. De acuerdo a los cálculos de Ferguson, si bien existe una correlación «aceptable» entre la violencia retratada en el cine y la violencia real en la primera mitad del siglo XX, a partir de la década de 1990 dicha correlación pasó a ser «leve», lo cual indica que en las últimas décadas no se puede asumir que los homicidios se ven afectados por la violencia que se muestra en las películas.

El segundo estudio se ocupó de la violencia de los videojuegos. Ferguson utilizó Entertainment Software Ratings Board (ESRB, o la tabla de clasificación de videojuegos) para aquellos juegos populares lanzados entre 1996 y 2011, como también consideró los datos de delitos cometidos por jóvenes en el mismo período. Al correlacionar los datos, Ferguson encontró que no hay una relación significativa entre la violencia juvenil y los videojuegos calificados como violentos, de hecho, los cálculos muestran que estos videojuegos tienen una fuerte correlación con la disminución de la violencia infantil. Sin embargo, esta asociación puede ser producto de la «casualidad» y no debe tomarse como una regla de oro que afirme que el uso de videojuegos violentos puede conducir a un «mundo más seguro».

«La sociedad tiene una cantidad limitada de recursos y atención para dedicar al problema de la reducción de la delincuencia. Existe el riesgo de identificar el problema equivocado, como por ejemplo la violencia en los medios, y que esto pueda distraer a la sociedad de las preocupaciones más relevantes como la pobreza, la educación, la formación profesional y la salud mental. Esta investigación puede ayudar la atención de la sociedad en temas que realmente importan y evitar dedicar recursos innecesarios para la búsqueda de agendas morales con poco valor práctico.»

Así pues, Ferguson resta un poco de relevancia y rigor a su estudio, aunque su trabajo contribuye con argumentos a la ya muy nutrida discusión de violencia vs. videojuegos.

[lee aquí: Los videojuegos de acción mejoran las habilidades sensomotoras, según estudio]

Fuente: Medical Daily.

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