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Expedientes GF: La navidad de 1982

Una navidad en la que casi perdemos nuestro hobby preferido.

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Navidad 1982

A finales de los años setenta, la industria de los videojuegos se recuperaba de su primera caída, luego de una saturación masiva de consolas compuestas del primer juego oficial del mundo: Pong. En 1977, Atari lanzó su primera videoconsola casera (VCS) y, gracias a la adquisición del absurdamente popular juego de ‘arcade’ Space Invaders, Atari se posicionó como la marca dominante en este segundo renacimiento. La navidad de 1982 marcó un punto de no retorno para un acaparado mercado de sistemas que competían por la atención de los más pequeños. Con el lanzamiento de cierto juego, comenzaría el apocalipsis de esta era electrónica.

En esta nueva entrega de los Expedientes GF, recordaremos la fatídica navidad de 1982: el inicio de la gran crisis de los videojuegos.

Atari llama a casa

E.T.

En junio de 1982, la película de Steven Spielberg —E.T. El Extraterrestre— arrasaba en taquilla, convirtiéndose en una de las mejores películas de la historia. La compañía matriz de Atari, Warner Communications, quiso capitalizar este fenómeno y entró en negociaciones con Spielberg y Universal Pictures, para adquirir una licencia y así producir videojuegos basados en la película, que serían lanzados en ‘arcade’ y su consola casera Atari 2600. Atari creía que era una idea tonta, ya que nunca habían desarrollado un juego de acción inspirado en un filme.

Al mes siguiente, Atari contactó al programador Howard Scott Warshaw por petición de Spielberg para comenzar a trabajar en el videojuego de E.T.. Warshaw se encontraba trabajando en el desarrollo de otro juego basado en Los Cazadores del Arca Perdida, otra película de Spielberg. El desafío era alto. La fecha límite de desarrollo estaba fijada para el 1ro de septiembre para poder lanzar el juego en la víspera de navidad. Aun así, Warshaw aceptó.

Durante las sesiones de concepto y diseño, Spielberg absurdamente buscaba algo que se pareciera a Pac-Man. Sin embargo, Warshaw diseñó una mecánica que permitiera experimentar puntos clave de la película como E.T. flotando y los agentes del FBI persiguiendo al alienígena. El desarrollador cumplió con su trabajo antes de la fecha límite y Atari se preparaba para lo que sería su más grande lanzamiento.

Pero mira cómo piden los peces en el río

Atari tenía grandes expectativas comerciales con el juego de E.T. y esperaban que fuera el regalo de navidad más cotizado de la temporada de 1982. La compañía estaba recibiendo órdenes de distribuidores mucho más altas de lo esperado, lo que impulso la fabricación en grandes cantidades de cartuchos. Sin embargo, algunas órdenes eran inesperadamente canceladas ante la feroz competencia frente a otras consolas como ColecoVision, IntelliVision y Vectrex.

Por otra parte, Atari tenía cierto aire de confianza con sus productos, a pesar de algunos fracasos comerciales como su versión de Pac-Man para 2600. Esto llevó a hacer acuerdos exclusivos con grandes distribuidores, sacando a otros que ya habían puesto sus órdenes. Al final la producción de cartuchos excedía el inventario inicial.

E.T. tuvo un balance de ventas moderado con 1,5 millones de copias vendidas en los Estados Unidos. Sin embargo, los distribuidores informaron que sus ventas fueron menores de lo esperado y devolvieron el producto no vendido a Atari. De acuerdo al entonces presidente de la desarrolladora, Ray Kassar, 3,5 millones de cartuchos fueron retornados a las bodegas.

La respuesta de la crítica fue contundente. La jugabilidad fue encontrada monótona por varios miembros de la prensa y encontraron molesta la detección de colisión de las fosas. E.T. es considerado uno de los peores juegos de la historia y una de las lecciones más contadas sobre lo que no se debe hacer en el desarrollo de un videojuego.

El milagro de navidad que no fue

Con el lanzamiento de E.T., los consumidores se volvieron mucho más cautelosos con los productos de Atari, lo que llevó a una disminución de las ventas al iniciar el nuevo año. Ante un volátil mercado saturado de consolas caseras, los computadores caseros comenzaban a volverse tendencia. La tecnología de estos aparatos era sumamente superior a la de las consolas y los desarrolladores terceros se inclinaron a producir juegos para estos nuevos sistemas. Las compañías pequeñas no pudieron sobrevivir y cerraron sus negocios. Para mediados de 1983, Atari se encontraba en pérdidas de más de 350 millones de dólares y tuvo que despedir al 30% de sus empleados.

Para lidiar con el exceso de cartuchos producidos durante los últimos años, Atari recurrió a una idea bastante creativa.

A donde van a morir los sueños

Con la inminente pérdida de empleados y ganancias, Atari tenía que liberar sus bodegas del ahora inservible inventario. En las afueras de la ciudad de Alamogordo en Nuevo México, Atari escogió un lote baldío para enterrar de forma discreta los cartuchos que no se vendieron durante 1983. Los medios locales reportaron que un convoy de 10 a 20 camiones llenos de cartuchos venían en camino a la ciudad para hacer la poco ceremonial sepultura. Para evitar el vandalismo y la atención de curiosos que quisieran desenterrar los cartuchos para luego venderlos a precios mucho más altos, el material fue destruido y compactado y la fosa fue recubierta con una capa de cemento.

Esto se convirtió en un fenómeno cultural entre los aficionados a los videojuegos. Se formaron leyendas urbanas sobre el contenido de la fosa, en las cuales se especulaba que habían prototipos de otras consolas que Atari tenía planeadas, pero debido a la crisis nunca fueron lanzadas. Por años, la veracidad del entierro fue cuestionada por múltiples individuos, incluyendo Howard Scott Warshaw, quien dudaba que 3.5 millones de cartuchos hubiesen sido enterrados debido a la mala gestión de Atari.

20 años después, un milagro

En el 2014, el guionista Zak Penn dirigió un documental llamado Atari: Game Over, cuyo objetivo era desenterrar los secretos escondidos bajo la fosa. Penn logró un permiso con la alcaldía de Alamogordo para excavar el sitio del relleno y capturar en cámara sus contenidos. La excavación se hizo como un evento abierto al público y varias celebridades fueron invitadas como Ernest Cline —autor de Ready Player One—, George R.R. Martin y, por supuesto, Warshaw. La gente lo comparó como desenterrar el Arca de la Alianza de los videojuegos.

Contrario a lo que indicaban las leyendas urbanas, alrededor de 700.000 cartuchos —entre E.T., Pac-Man y otros juegos no vendidos— y múltiples sistemas de Atari fueron descubiertos en la fosa. Cerca de 1100 artículos lograron ser retirados, ya que no hubo más tiempo para sacar todo lo que estaba dentro del relleno. Warshaw rompió en llanto cuando recibió uno de los cartuchos aplastados de E.T.. Parte de los objetos desenterrados fueron llevados a museos, incluyendo el Smithsonian, como prueba de una dura época en la que los videojuegos pasaron por una crisis, para luego renacer triunfantes en los años venideros cortesía de cierto fontanero.


GamerFocus les desea una feliz navidad llena de juegos para compartir con sus seres queridos.

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