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[Opinión] ¡Tengo que jugar eso ya! El ‘FOMO’ y los videojuegos

¿Les ha pasado que sienten la necesidad de comprar ‘ya’ el juego de moda aunque realmente no quieran jugarlo? Esta es la razón.

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Volví a instalar Fortnite en navidad.

La verdad es que yo no disfruto mucho Fortnite. Soy pésimo en ese juego y es raro que logre sobrevivir más de 10 minutos en una partida. El concepto, su mapa y sus eventos me gustan mucho, pero simplemente no es un juego para mi. A veces incluso creo que estoy muy viejo para jugarlo.

Sin embargo, está de nuevo en el disco duro de mi PlayStation 4. La causa fue el evento Festival de Invierno. Durante varios días, Fortnite regaló a sus jugadores ‘skins’, planeadores, picas, pantallas de carga y otros elementos cosméticos que usualmente son de pago. De inmediato sentí la necesidad de conectarme al juego y reclamar estos obsequios. No importaba el hecho de que yo realmente no juego Fortnite, tenía que conseguirlos.

Hoy en día, con grandes videojuegos AAA lanzados cada semana, juegos-como-servicios presentando eventos por tiempo limitado y la constante conversación que se da sobre todo esto en redes sociales y foros, es imposible no sentir que nos estamos perdiendo algo. Si no compramos un juego tan pronto sale a la venta, nos vamos a perder de toda la conversación sobre éste y quedamos propensos a recibir ‘spoilers’. Si no participamos del evento de la temporada, nos quedaremos sin objetos cosméticos que luego no podremos conseguir. Por lo tanto, tenemos que comprar todo ya, participar de todo en este mismo instante. Si no lo hacemos, no tendremos la ‘experiencia’ completa que nos ofrece un videojuego.

Esto es parte de un fenómeno conocido como FOMO. Significa ‘Fear of missing out’ —miedo a perderse de algo— y es muy representativo de la época moderna a causa de la hiperconectividad. Las redes sociales y ‘smartphones’ hacen que las personas sientan la necesidad de estar conectados constantemente a las redes de información, ya que les da ansiedad la posibilidad de no participar de una experiencia, interacción o descubrimiento interesante y sentir arrepentimiento después.

Ya que participar de una comunidad es una necesidad psicológica real del ser humano, todos estamos predispuestos a sufrir del ‘FOMO’. Aunque no parece algo demasiado grave, casos extremos pueden causar adicción a internet, redes sociales y cuadros graves de ansiedad.

Los videojuegos son un medio que se presta a la perfección para este fenómeno. Esto es algo que la misma industria aprovecha —descaradamente, según consideran algunos— para aumentar sus ventas. 

«Tienes que jugarlo. ¡Todos los demás lo están haciendo!»

Un buen ejemplo de esto es Death Stranding. Este juego de Kojima Productions salió a la venta a comienzos de noviembre de 2019, pero se había creado una campaña de anticipación tremenda a su alrededor desde varios años antes. La conversación sobre este título se volvió omnipresente en los círculos ‘gamer’. Esto creó en muchos miembros de la comunidad la «necesidad» de comprar el juego para poder entender los memes, participar de las discusiones y no ser ‘spoileados’. No me cabe duda que el ‘FOMO’ colaboró bastante con las buenas ventas que tuvo este título.

Pero son los títulos gratuitos y el modelo de juegos-como-servicios los que más aprovechan este fenómeno a su favor. Tal como demostró el ejemplo de Fortnite que di al comienzo del artículo, los eventos limitados y la naturaleza cambiante de este tipo de experiencias hace que los jugadores estén en constante temor de ‘perderse de algo interesante’. Un caso curioso se dio el año pasado, cuando se reportó que los jugadores que usan las apariencias por defecto del juego de Epic Games se han convertido en víctimas de burlas y desprecio. Esto no hace más que convertir en una necesidad algo que debe ser divertido.

El ‘FOMO’ También puede tener un efecto perjudicial en nuestro disfrute de los juegos. Quiero demostrarlo con un ejemplo personal. Soy un gran fanático de Monster Hunter, pero no pude comprar Iceborne —la expansión de Monster Hunter World— en su lanzamiento. Al comenzar a jugarlo, más de un mes después, me encontraba ‘atrasado’ respecto a la mayoría de la comunidad. Cuando comenzaron a llegar eventos como el de Resident Evil y el combate contra Safi’Jiiva, no tenía el nivel suficiente para participar de ellos y comencé a desesperar.

Mi primer impulso fue jugar sin parar las misiones de la historia para poder llegar al nivel requerido y no perderme de estos interesantes eventos. Pero eso solo causó que comenzara a jugar «por obligación» y no por gusto. Comencé a seguir un ritmo que no estaba disfrutando y a odiar el juego, todo por culpa del ‘FOMO’.

Afortunadamente, me di cuenta a tiempo de lo que estaba pasando y pude corregirlo. Seguí jugando, pero a mi propio ritmo, disfrutando poco a poco del juego y sin poner mucha atención a los eventos que me estaba perdiendo (y que sin duda volverán en unos meses).

Aunque hay fuertes críticas hacia varias empresas por la forma en que se aprovechan psicológicamente de los jugadores para hacer más populares y rentables sus juegos, es poco probable que cambien. Por eso, está en nuestras manos evitar que el ‘FOMO’ nos convierta en esclavos de nuestras aficiones e intereses. Si logramos identificar el problema y obligarnos a nosotros mismos a rechazar su influencia, no solo nos divertiremos más con nuestros videojuegos, sino que ahorraremos dinero y no veremos nuestro backlog crecer sin control. Si la situación ha llegado al punto en que gastamos tiempo y dinero compulsivamente para mantenernos al día en temas de videojuegos, tal vez sea buena idea buscar ayuda profesional.

Yo, por lo pronto, voy a desinstalar Fortnite de mi PlayStation 4… otra vez.

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