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[Editorial] ¿Y si el futuro de los videojuegos está en AR y no en VR?

Contrario a lo que nos quieren hacer creer los gigantes del medio.

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Contrario a lo que nos quieren hacer creer los gigantes del medio.

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PlayStation VR, Microsoft HoloLens, Oculus Rift, dispositivos de realidad virtual (VR) que se nos han planteado como el siguiente paso definitivo en la evolución de los videojuegos. Uno que nos permitirá sumergirnos en mundos digitales fantásticos directamente extraídos de nuestros videojuegos favoritos, porque si creíamos que las remasterizaciones en la actual generación de juegos apenas vistos en PS3 o Xbox 360 habían ido demasiado lejos, esperemos a que lleguen estos periféricos y veamos otra buena cantidad de remasterizaciones, solo que con la etiqueta VR.

Por supuesto que habrá juegos originales, pero los jugadores tenemos una fuerte tendencia a comprar nuevamente títulos que ya poseemos solo por un “plus” mínimo, incluso inexistente en algunos casos si solo nos basamos en gráficos. En su momento las innovaciones del Kinect y el PS Move nos brindaron juegos exclusivos y experiencias únicas sin pulir, aun así, no lograron salvar a cada uno de estos dispositivos de su terrible destino.

En un interesante giro del ámbito tecnológico, otro ejemplo de funcionalidad triunfando sobre calidad visual resalta en algo un poco más simple que la realidad virtual, y que ha estado con nosotros desde hace muchos años. La realidad aumentada (AR), que tan solo necesita una cámara en el sistema designado para funcionar, es el enfoque del juego móvil desarrollado por Niantic y que se tomó el mercado por sorpresa, Pokémon GO.

Claro, la franquicia Pokémon sigue siendo popular 20 años después de su nacimiento gracias a que nunca ha parado de producir juegos, juguetes, mercancía, series, películas, pero aun así el éxito de la aplicación de geolocalización y AR ha sido mucho más grande de lo que esperaba -y estaba preparada- Niantic.

El problema con VR, aparte de querer atar una pantalla en la cara del usuario, que a su vez limita su uso debido al proclive de la salud visual, es que solo ofrece una mera modificación gráfica en los juegos. Es un producto visualmente inmersivo, pero los controles no difieren de lo que se nos ha presentado previamente.

Desde mandos estándar hasta otros con sensores de movimiento, VR es mecánica y técnicamente un periférico estático modular. Divertido y adictivo, seguramente lo será en buena medida, pero no es una plataforma como tal y depende a su vez de sistemas externos debidamente capacitados, llámese PS4 Neo o Xbox One Scorpio, que la generación actual no es capaz de soportar. La propia tecnología reinante está limitada frente a la ambición del VR.

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Por otro lado, tenemos la realidad aumentada, algo simplemente funcional en ese punto medio entre el mundo digital y la forma en que interactúas con el mundo que te rodea. Con un amplio legado informático como lo es Ingress, Niantic tomó esa enorme base de datos y puntos demarcados a nivel global, le aplicó algo de popularidad bajo el nombre de Pokémon (inspirados por una “broma no tan broma” entre Google Maps y The Pokémon Company), y el resultado subsecuente ha sido monumentalmente exitoso.

Arte callejero, estatuas, iglesias, templos, monumentos, parques, edificios importantes, todos aquellos PokéStops y Gimnasios de Pokémon GO fueron previamente sugeridos por jugadores de Ingress, utilizando un método de propuestas que cerró oficialmente en septiembre del año pasado.

Sony no es apático a la tecnología AR, habiéndola utilizado desde los días de EyeToy en PS2, en especial el PlayStation Eye en PS3 y un juego de cartas coleccionables llamado The Eye of Judgment (2007), que hacía uso de realidad aumentada con cartas físicas, la cámara y el disco de juego. Poco tiempo después dicho título fue descontinuado, lamentablemente.

En el caso de Nintendo, la portátil 3DS incursionó además realidad aumentada en tres dimensiones, por medio de algunas cartas físicas y el mini juego integrado Face Raiders. Incluso presentó la aplicación Pokémon Dream Radar, que permitía capturar algunos Pokémon en modo AR moviendo la consola (una visión de Pokémon GO) y transferirlos a los juegos físicos de Pokémon Black Version 2 y Pokémon White Version 2.

Por supuesto y aun tras haber pasado por una etapa beta, Pokémon GO no se encuentra exento de fallas, funcionales y técnicas, pero en general el juego ha cumplido con lo prometido para un título AR, aunque falten varias mejoras para el futuro cercano.

Es agotador ver los mismos errores una y otra vez por parte de los gigantes de la industria enfocados en el aspecto visual de los juegos, con VR siendo otra aventura capitalista llena de hype y sobrecargada de esperanzas sin base sólida. En ese sentido, es interesante que una tecnología más simple y que lleva tantos años en el medio como AR, reciba por primera vez el impulso necesario para sobresalir, con un concepto que resultó más popular para usuarios de todas las edades, razas, clases y géneros.

Un verdadero salto significativo para la forma en que las personas se relacionan con los videojuegos, lo que el mercado móvil debió perseguir desde mucho antes sin intentar sobreponerse a las consolas, creando su propia y atractiva forma de jugar. Así como todo tipo de jugadores y no jugadores pueden unirse en torno a un título como Pokémon GO, los videojuegos como medio nuevamente empujan a la tecnología hacia adelante, y no al contrario.

 

@maskedlizard

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