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God of War Ragnarok – Reseña

El dios de la guerra ha cambiado.

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Nuestras primeras horas con God of War Ragnarok nos tuvieron bastante preocupados. Fueron divertidas, pero eran demasiado similares a lo que experimentamos en el anterior juego de la saga. La ambientación era parecida, el sistema de combate era casi igual y tenían el mismo ritmo. Incluso tuvimos una pelea contra Thor que no se diferenciaba mucho de nuestro primer combate contra Baldur. ¿Acaso este juego iba a ser más de lo mismo?

Afortunadamente, no fue así. Poco a poco se fue distanciando de su antecesor tanto a nivel narrativo como jugable. Cuando terminamos esta aventura de más de 30 horas, el juego de 2018 se sentía como un simple prólogo de una historia realmente épica sobre el destino, la guerra y el amor.

Vamos a decirlo de una vez. God of War Ragnarok es uno de los mejores videojuegos de 2022, tal vez el mejor, y en esta reseña les explicaremos por qué.

Han pasado meses desde que Kratos y Atreus regresaron de Jotunheim y ahora enfrentan juntos el ‘Fimbulwinter’, el gran invierno que precede al Ragnarok. Atreus quiere seguir viajando por los nueve reinos para descubrir cuál es el destino que tiene profetizado, pero su padre se opone. Esta tensión es interrumpida por los constantes ataques de una Freya sedienta de venganza y más tarde por una inesperada visita de los dioses de Asgard.

En busca del destino

Puede que Kratos sea el personaje que más controlamos en este juego, pero God of War Ragnarok no es realmente su historia, sino la de Atreus. En esta ocasión podemos controlar al joven dios en varias secciones —más o menos un cuarto del juego— y comprender mucho mejor su relación con su padre desde su perspectiva. Incluso cuando jugamos con Kratos, son las acciones y decisiones de Atreus las que realmente dirigen la trama.

Como saben los estudiosos de la mitología nórdica, las profecías juegan un papel muy importante en esta. Al igual que los dioses de las Edda, muchos personajes de God of War Ragnarok saben cómo terminarán sus historias. Algunos lo aceptan, otros tratan de luchar contra ello y otros saben que las profecías son engañosas. Mediante Kratos, Atreus, Freya, Tyr y Odín se plantean interesantes cuestiones filosóficas sobre la vida, la guerra y el destino.

God of War Ragnarok reseña crítica análisis opinión review

Una de las principales críticas que se hicieron contra la trama del juego de 2018 fue su tratamiento de los personajes femeninos. Las pocas mujeres que aparecían o eran mencionadas estaban completamente definidas por su rol de madres o esposas. Ragnarok sigue siendo una historia dominada por los personajes masculinos, pero da un mejor tratamiento a sus mujeres.

Freya tiene una gran evolución a lo largo de la aventura. Conocemos más aspectos de su personalidad y para el final solo es superada en importancia por el dúo protagonista. También conocemos a Angrboda y Thrúd, dos jóvenes maravillosas que forman amistad con Atreus y que también tienen sus propios arcos narrativos. De hecho, la historia de una de ellas es literalmente definida por la necesidad de desvincularse del destino de uno de los protagonistas.

Que esta sea la historia de Atreus y que los personajes femeninos finalmente brillen no significa que Kratos quede en segundo plano. El juego de 2018 nos hizo verlo con una nueva luz y sentimos que se ganó su redención. El Kratos de God of War Ragnarok es un hombre diferente, sabio y maduro. El asesino de dioses no solo rechaza ese título, sino que finalmente sabe demostrar amor a su hijo, no teme forjar amistades y pide perdón por sus errores. Durante todo el juego le vemos rechazar con fuerza volver a convertirse en el hombre que una vez fue. No desea la guerra, pero teme que su destino no le deje otra opción.

Tácticas de guerra

Como ya dijimos, este título es similar al anterior a nivel jugable, al menos al comienzo. Tenemos el hacha de Leviatán, las Espadas del Caos y podemos cambiar en cualquier momento entre ellas para encadenar combos de hielo y fuego. A medida que ganamos experiencia podemos adquirir nuevas habilidades. También podemos aprender diferentes ataques rúnicos. Inicialmente es simple, pero el juego no deja de agregar nuevas mecánicas y profundidad a las ya presentes. Incluso después de 20 horas de juego seguimos aprendiendo nuevas formas de jugar. También agradecemos que se hayan deshecho de la ‘rareza de armaduras’ del anterior juego. Era un sistema que solo agregaba complejidades innecesarias.

Otra mejora respecto al título previo es la gran variedad de enemigos y jefes. Aunque algunos de ellos se repiten, se acabaron los días en que teníamos que enfrentar a múltiples trolls que solo se diferenciaban por el color. Los combates contra jefes son más variados y numerosos. Algunos de ellos, como Garm, nos ofrecen duelos realmente épicos que permanecerán mucho tiempo en nuestra memoria.

A pesar de las múltiples opciones que tenemos para crear un ‘build’ para Kratos, este título no exige que cambiemos de tácticas ni estilo. Con contadas excepciones —como enemigos que requieren ataques de fuego o hielo para quedar vulnerables— podemos usar el arma de nuestra preferencia todo el tiempo y no preocuparnos por reliquias ni accesorios.

Atreus también tiene su propio árbol de habilidades y opciones de personalización, pero no tiene la misma profundidad jugable de su padre.

El problema con tanta variedad de opciones es que el manejo de menús puede resultar algo confuso, sobre todo en las primeras horas. Tenemos que visitar diferentes secciones para subir de nivel las habilidades, la ira espartana y las reliquias. Cada pieza de armamento y equipo ofrece diferentes características que se confunden fácilmente entre sí. Esto hace que tengamos que pasar más tiempo en los menús del que nos gustaría.

God of War Ragnarok es, junto a Astro’s Playground, uno de los juegos que mejor aprovechan la vibración háptica del control DualSense. La combinación de los diferentes niveles de vibración, los efectos visuales, el leve temblor de la cámara, la fluidez de los combos y las detalladas animaciones hacen que cada impacto se “sienta” con fuerza. Cada movimiento tiene reacciones lógicas y “con peso” por parte de enemigos y de los mismos escenarios. Controlar a Kratos y Atreus es supremamente satisfactorio.

Belleza nórdica

Para sorpresa de absolutamente nadie, God of War Ragnarok es un juego de altísima calidad gráfica. Los diseños de personajes, enemigos y escenarios son grandiosos y todos tienen un alto nivel de detalle. Lugares nuevos como Asgard y Vanaheim ofrecen vistas preciosas de riscos en el mar y selvas tropicales. El uso del color es particularmente memorable y es parte de lo que hace que cada reino que visitamos tenga una identidad propia.

Cada escenario tiene sus propios obstáculos y tipos de puzles. Algunos son nuevos y otros son heredados del anterior juego. Aunque hay algunos acertijos bastante inteligentes y siempre se mantienen en buen equilibrio con los combates y la exploración, la mayoría pecan de simples. Nunca sentimos que exploraran a fondo las posibilidades que tenían estas mecánicas. Algunos parecen existir simplemente para alargar la duración del juego. No requieren ningún análisis, usan mecánicas repetitivas y no ofrecen buenas recompensas.

La exploración tampoco es el mejor aspecto de este título. Casi todos los reinos cuentan con un ‘área central’ –o hub– desde la que podemos elegir si seguir la historia, hacer misiones opcionales o simplemente recorrer el lugar para ver qué encontramos. El problema es que los puntos de viaje rápido están demasiado alejados entre sí y la estructura del desarrollo hace que cada reino esté ‘segmentado’ de los otros. Los momentos en que el juego amablemente ‘sugiere’ que exploremos y hagamos misiones opcionales se sienten forzados, sobre todo cuando nos esperan eventos de vital importancia en la trama principal.

Otro problema es que la mayoría de lo que podemos llamar «niveles de la historia» se sienten muy restrictivos, con pocas bifurcaciones en los caminos que llevan a recompensas o puzles opcionales. Es como si el juego estuviera luchando contra si mismo para no convertirse completamente en un juego de mundo abierto o en uno dividido en misiones lineales. Solo sentimos verdadera libertad para hacer lo que queremos cuando terminamos el juego y todo el mapa se abre.

La guerra ha cambiado

Como pueden ver, el juego no carece de defectos. Además del poco espacio que da para la exploración y lo confusos que pueden resultar los menús, es más largo de lo que necesita ser. La pasamos muy bien durante las casi 32 horas de juego —que se duplican una vez terminado al 100%— pero hay secciones que no aportan nada narrativamente, estética ni mecánicamente al juego, como el recorrido por las bodegas de Svartalfheim o las innecesariamente largas distancias de la selva en Vanaheim.

También encontramos algunos ‘bugs’ y situaciones molestas. En más de una ocasión vimos a Kratos, Atreus y los enemigos atorarse en la geografía o atravesar objetos como si no estuvieran allí. También tuvimos que recargar la partida un par de veces cuando los enemigos que teníamos que derrotar para avanzar desaparecían. Los textos ilegibles en los menús también fueron una extraña ocurrencia.

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Ninguno de estos defectos es grave. Eventualmente nos acostumbramos a los menús y sacamos tiempo para las misiones opcionales. Tampoco dudamos que Santa Monica Studio está trabajando para arreglar los pocos ‘bugs’ lo antes posible. Esos detalles impiden que God of War Ragnarok sea un juego perfecto, pero no lo alejan de la excelencia.

Si este es el final de God of War, es la mejor despedida que pudo haber tenido. Este es uno de los mejores juegos del año. Sus divertidos e intensos combates están a la altura de su calidad técnica. Pero fue su bella narrativa sobre personas que pese a sus defectos están luchando por ser mejores, lo que de verdad nos enamoró.

God of War Ragnarok
9.2/10 Nota
Lo que nos gustó
- Una historia tan épica como emotiva.
- Lo mucho que ha cambiado Kratos.
- Increíble calidad visual.
- Excelente doblaje al español de Latinoamérica.
- Sistemas de combate divertidos con mucha profundidad.
Lo que no nos gustó
- Menús de equipamiento algo confusos.
- Forza un poco los momentos de exploración.
- Algunos escenarios innecesariamente largos.
- Mecánicas de puzles desaprovechadas.
En resumen
Un Kratos más sabio y maduro guía a Atreus por una historia épica sobre la importancia de ser mejores. El camino que lleva a padre e hijo a través de los nueve reinos de la mitología nórdica está plagado de batallas intensas, escenarios de gran belleza y personajes muy carismáticos —tanto aliados como enemigos— que eventualmente los llevará a enfrentar su propio destino. God of War Ragnarok es un juego absolutamente maravilloso y un final perfecto para las aventuras del dios de la guerra. Tiene algunos problemas con la distribución de sus menús, unos pocos 'bugs' y sus mecánicas de exploración y puzles podrían ser mejores, pero eso no impide que este sea uno de los mejores juegos del año.

Reseña hecha con una copia digital de God of War Ragnarok para PS5 brindada por PlayStation Latinoamérica.

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