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Horizon: Zero Dawn – La reseña

¿Cómo es vivir en un mundo dominado por robo-dinosaurios a los que debes cazar con lanza, arco y flecha?

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Algunas veces en los RPG metemos la pata. Exploramos demasiado lejos de nuestros objetivos y pronto nos encontramos en un territorio hostil, repleto de criaturas mucho más fuertes y capaces que nosotros: un golpe y todo estará perdido. El piso tiembla con los pasos mecánicos de la megalofauna robótica y lo único que puedes hacer es esconderte en el pasto alto y esperar a que el peligro pase… o, si eres valiente, darle un buen uso a ese arco, lanza y trampas para salir victorioso de un combate que tenía todo en tu contra. Aloy puede con todo, ¿pero nosotros seríamos capaces?

Horizon: Zero Dawn es la nueva IP exclusiva para PS4 de Guerrilla Games (Killzone). Es un RPG de acción en tercera persona que nos pone en los zapatos de Aloy, una joven que ha sido exiliada de su tribu (los Nora) por motivos desconocidos, en un mundo ‘post-post-apocalíptico’ habitado por peligrosos robo-dinosaurios.

Frustrada y ansiosa por conocer la razón de su destierro, Aloy entrena para encaminarse en una aventura que prometerá obtener de su tribu las respuestas que busca y, tal vez, reintegrarse a ella. No todo sale como espera y la vida de Aloy se desborda de los límites de su tribu siendo lanzada al mundo: las respuestas que encuentra generan todavía más incógnitas.

La historia – uno de los mayores aciertos del juego – nos lleva en una suerte de aventura arqueológica que pretende rescatar un pasado incomprendido junto con su reflejo personificado: la historia personal de Aloy. Poco a poco, los misterios se van entrelazando en las líneas narrativas principales y – junto con las misiones secundarias y los audios más textos que vamos encontrando– ahondamos en este mundo híbrido, antiguo y futurista, luchando contra toda clase de ‘robosaurios’.

Es grato notar la dirección narrativa que un talento como John Gonzales (Fallout: New Vegas, Shadow or Mordor) trajo a Guerrilla Games, cuyas historias en Killzone jamás tuvieron la resonancia emotiva que ahora recibimos con Aloy, su historia y la de quienes la rodean. Sin embargo, algunas misiones secundarias y sus protagonistas son un poco simplonas y típicas del medio, aunque hay un par realmente memorables.

Guerrilla Games ha hecho un gran trabajo creando este nuevo escenario de ciencia ficción. El mundo abierto que recorremos se siente poblado y repleto de detalles que ilustran el pasado trágico y el presente colosal. Los robo-dinosaurios, especialmente, habitan el territorio orgánicamente, como animales salvajes, junto con seres humanos de distintas tribus y las ruinas de nuestra civilización. No alcanza la pluralidad de líneas narrativas secundarias vista en The Witcher 3, siendo una historia algo más condensada, pero tampoco es el mundo vacío con el que frecuentemente nos enfrentamos en este tipo de juegos.

Junto a esto, la promesa técnica de las consolas de actual generación que en PS4 recibimos a regañadientes con The Order 1889, aquí es llevada a punto. Las gráficas del juego son de las mejores que hemos recibido (junto con Uncharted 4) y el mundo se ve vivaz. Los modelos de los personajes humanos son excepcionales y ni hablar de los robo-dinosaurios: desde el más pequeño -de un metro de altura- hasta unas pasivas jirafas titánicas se ven increíbles… y esto sin mencionar las espectaculares y variadas vistas a las que nos enfrentamos. Todo embellecido por su estética entre edad de piedra, antigua Roma y futuro hiper-tecnológico; la mejor excusa para usar el robusto modo de fotografía.

La geografía del juego es sorprendentemente variada en un mapa que es grande, pero no gigantesco. Empezamos en una especie de bosque nevado, pero pronto recorremos pantanos y desiertos rocosos. Cada zona tiene varios puntos de interés y hay varias poblaciones que podemos visitar en busca de misiones o zonas que recorrer para encontrar coleccionables (no son tantos). Para revelar el mapa y sus secretos, debemos subir a estas gigantescas “jirafas” robots que funcionan como los puntos de sincronización de Assassin’s Creed.

En un mundo que confunde los avances tecnológicos con magia, Aloy es una persona muy pragmática e inteligente que puede llegar a ser algo fría, frecuentemente rompiendo con las convenciones sociales de las distintas tribus en pro de encontrar la verdad o la justicia. Esto la puede hacer ver algo plana en ocasiones, casi demasiado práctica en su pensar o demasiado lista para su contexto. Está a nuestro juicio en algunos diálogos mostrar uno de tres lados (no morales) de ella (un poco a lo Bioware): el más sentimental (comprensivo), el intelectual (pragmático) o el violento (salvaje). Todas opciones consecuentes con su óptica como una “extranjera forzada”.

Además de Aloy, es alentador que Guerrilla Games haya incluido tantos personajes principales de distintas etnias y que haya buscado ampliar el lugar de la mujer en un videojuego, con varias figuras importantes y guerreras badass (Aloy entre ellas). Es refrescante que se hayan tomado el trabajo en desarrollar un mundo tan inclusivo y diverso en un panorama de juegos algo etnocentrista.

Si bien en ocasiones (y con frecuencia en la historia) tenemos que luchar contra otros humanos, el enfoque del juego es la caza y combate contra la curiosa megafauna autómata. Cada uno de estos animales tiene una serie de comportamientos y debilidades específicas que debemos saber explotar. Para ellos tenemos un sencillo, pero variado arsenal de armas semi-rústicas. Las dos principales son el arco y una lanza corta, pero a lo largo del juego vamos consiguiendo distintas municiones elementales y otras armas para enfrentar mejor a las criaturas. De particular utilidad es el lanza-sogas que ata a los robots al suelo para inmovilizarlos y el lanza-trampas de cuerda.

Podemos mejorar los atributos de nuestras armas y armadura con “tejidos de modificación” y poco a poco vamos consiguiendo mejor equipo, más versátil y con mejores estadísticas, así como mejores modificaciones. Tenemos acceso a nuestras armas en una rueda (menú) similar a la de Mass Effect 3.

Para comprar mejor equipo y aumentar nuestras capacidades de carga, debemos conseguir algunos recursos “raros” que obtenemos cazando máquinas o los pocos animales que han sobrevivido (es un sistema similar al que Far Cry ha utilizado). Sin embargo, el uso más común de los recursos que vamos obteniendo es abastecernos de material para crear más municiones.

El juego está abierto a que nos acerquemos al combate de forma violenta o hagamos uso del sigilo, y las armas que cargamos así como nuestra armadura bien pueden reflejar nuestra preferencia (aunque el sigilo solo no nos puede llevar tan lejos). Al final, todos los enfrentamientos pueden convertirse en combates frenéticos y azarosos, quedarnos quietos es un boleto rápido a la muerte y a la a veces larga pantalla de carga (en PS4 estándar, no Slim o Pro).

Sea cual sea la opción que elijamos, es menester que usemos nuestro “enfoque” (una interfaz virtual que adquirimos) para escanear las máquinas y descubrir sus debilidades. Así podemos apuntar a las partes vulnerables o inhabilitarlas removiendo algún componente crítico. El enfoque también funciona como el modo detective de Batman: Arkham o el sexto sentido de Geralt en The Witcher 3, y nos permite descubrir pistas, rastros y objetos de interés para resolver acertijos y completar misiones. También lo podemos usar para marcar la posición de los enemigos, como en MGSV, teniendo en cuenta que mientras esté activado nos movemos despacio y no podemos atacar.

No seríamos una verdadera heroína si no tuviéramos, además, alguna habilidad especial. Aparte del acceso al ‘focus’ (una reliquia que muy pocos usan y conocen), adquirimos la habilidad de convertir a las máquinas en nuestros aliados. La mayoría de robo-dinosaurios son apenas aliados temporales que nos ayudan en el combate, pero más importante es “sincronizar” aquellas máquinas galopantes que nos servirán de montura para recorrer el mundo. Porque a pie no llegaríamos muy lejos.

Horizon: Zero Dawn es un juego que toma prestados muchos elementos de otros videojuegos (en su mayoría RPG), detalle que puede desalentar a quienes esperen una experiencia completamente nueva. Es una bien lograda mezcla de préstamos con algunos factores únicos, pero (a nivel de mecánicas) nada realmente sorprendente o radicalmente distinto a lo que hemos visto antes. La fuerza del juego está en su historia y en su mundo.

En ocasiones, el combate contra algunos de los enemigos más fuertes del juego puede resultar algo repetitivo (o metódico, al menos) y algunos de los dino-robots más espectaculares van perdiendo su lustre cuando los enfrentamos demasiadas veces. También es una pena que la historia principal nos enfrente a más humanos que a máquinas, restándole un poco a los elementos de acción más interesantes del juego.

Como muchos otros RPG de mundo abierto, el juego tiene sus pequeños bugs y glitches aquí y allá. Particularmente (experiencia personal), el quedarse atascado en ciertas geometrías (el auto-salvado igual nos evita muchos dolores de cabeza) y -en extremo- el no poder continuar con la línea de misiones de la logia de cazadores por motivos desconocidos. Esto, claro, seguramente no le pasará a muchos.

Horizon: Zero Dawn es una excelente adición a la biblioteca de exclusivos de PS4. Guerrilla Games ha hecho un trabajo extraordinario creando un mundo y una historia sorprendentemente interesantes y con una diversidad de personajes sin par. La acción del juego es robusta y divertida. Poco de lo que nos ha traído esta generación se iguala a la sensación que algunos de los combates con estos robo-dinosaurios generan. Es una adquisición obligatoria para los fanáticos de los juegos de acción/RPG.

Reseña hecha con una copia digital de Horizon Zero Dawn brindada por Sony Latinoamérica.

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