Debo confesar que me desespera un poco ver que cualquier obra de horror —sea una película, videojuegos, cómic, serie de televisión, etc.— es descrita como lovecraftiana tan pronto se asoma un tentáculo. Es verdad que las obras de horror escritas por Howard Phillips Lovecraft son principalmente recordadas por la presencia de dioses primigenios como Cthulhu, que es descrito con —una cabeza de pulpo cuyo rostro era una masa de tentáculos— pero la verdad es que sus historias son mucho más que monstruos con tentáculos… y vale la pena decir que tampoco son el epítome del terror ni el único ejemplo que existe dentro de su particular estilo.
El subgénero del terror popularizado por Lovecraft es el “horror cósmico”. A pesar de lo que sugiere su nombre, este no se refiere a historias en el espacio ni protagonizadas por alienígenas, sino a “un tipo de horror que representa algo tan grande e inconmensurable, que no puede ser totalmente comprendido”. Las entidades de los mitos de cthulhu pueden habitar lo profundo del cosmos, el fondo del mar o una dimensión separada a la nuestra, lo que importa es que no podemos entender qué es o por qué es.

Pero los trabajos del escritor de Rhode Island tienen un gran defecto y es que muchos de ellos están limitados por su obsesión enfermiza con las razas y personas que consideraba inferiores. El racismo de Lovecraft ha sido muy bien documentado y no es necesario que lo recordemos aquí, pero a lo largo de su obra abundan los ejemplos en los que compara a ciertos grupos étnicos con criaturas monstruosas, describe a los habitantes de ciertos lugares del sur global como poco inteligentes y propensos a convertirse en herramientas de dioses antiguos o como seres malvados por instinto que rinden culto a los horrores del más allá por naturaleza.
Es comprensible entender por qué muchos autores han tratado de alejarse de sus ideas sin rechazar lo que más llama la atención del universo que creó. Si nos alejamos un poco de los mitos de cthulhu podemos encontrar historias muy interesantes sobre horrores incomprensibles y misteriosos dioses antiguos que no recurren a estereotipos racistas e intolerantes.
Como ejemplo, aquí tenemos cinco videojuegos que exploran de modos muy interesantes el horror cósmico, pero que no son necesariamente “lovecraftianos”.
Bloodborne
No se puede negar que hay mucha influencia directa de las obras de Lovecraft, ‘The Great Ones’ son claramente inspirados en los dioses primigenios y Ebrietas es Cthulhu con diferentes letras, pero la forma en que usa esas ideas es muy diferente e interesante.

En lugar de recurrir a cultos tribales o culpar a inmigrantes de los horrores que se ven en el juego, FromSoftware hace una crítica a las clases altas del clero y la academia. Vemos a una iglesia manipular a sus seguidores para seguir los designios de dioses oscuros y a eruditos capaces de arrasar con una comunidad inocente para avanzar con sus experimentos. En cierta forma, es la antítesis de las filosofías lovecraftianas.
Slay The Princess
He aquí una visión completamente diferente del horror cósmico de parte del estudio independiente Black Tabby Games. La historia de esta novela visual comienza cuando un narrador nos dice que debemos dirigirnos a una cabaña en cuyo interior se encuentra prisionera una princesa. Nuestro objetivo no es rescatarla, sino acabar con su vida. Lo que ocurra de aquí en adelante depende —más o menos— de nuestras decisiones. ¿Tratamos de negarnos a cumplir con esta locura? ¿Aceptamos lo que nos dicen sin preguntar nada? ¿Tratamos de hablar con la princesa para descubrir qué está ocurriendo aquí?

Hasta aquí no parece ser nada de horror cósmico, ni siquiera de terror, pero es que no queremos arruinar las sorpresas que guarda esta historia. Solo podemos decir que presenta horrores incomprensibles para explorar el horror de la muerte y el vacío, interroga qué hay después del fin del mundo, la importancia del caos en el orden universal y a la misma existencia. Pueden leer nuestra reseña aquí.
Control
Es verdad que Control es más un juego de acción que de terror, pero sus temas paranormales evolucionan poco a poco hasta llevarnos a uno de los mejores ejemplos del horror cósmico en los videojuegos. El Hisss, Polaris, la Junta directiva y otras entidades son excelentes muestras de entidades tan extrañas y diferentes que simplemente no podemos entenderlas.

Control convierte las ideas lovecraftianas en una parodia tan radical que resulta difícil reconocerlas. Su objetivo es burlarse de la ridícula creencia humana de que es capaz de entender y controlar todo mediante la clasificación y la burocracia. Aquí hablamos de esas ideas un poco más a fondo.
Alan Wake 2
¿Es trampa incluir este juego tomando en cuenta que es del mismo universo compartido de Control? Creemos que no porque aunque comparten personajes y conceptos, usan el horror cósmico de un modo diferente. Mientras la aventura de Jesse Faden mira las ideas lovecraftianas desde un punto de vista burocrático, la de el escritor Alan Wake y la detective Saga Anderson es mucho más personal.

Ya hemos visto algunas comparaciones de la Presencia Oscura de este juego con las entidades eldritch de los mitos de Cthulhu, pero pocos se refieren a la forma en que estos seres sirven como metáforas de los miedos más profundos de la humanidad. Mientras que Lovecraft se enfoca en el miedo a lo desconocido que “está afuera” (usualmente personajes diferentes a él), Sam Lake explora el miedo a lo desconocido en “el interior”. Convierte el terror que sentimos a ser incapaces e inadecuados en un horror inmenso capaz de alterar la misma realidad. Este es un tema que analizamos más a fondo en este artículo.
Dredge
De todos los juegos de esta lista, Dredge es el más “lovecraftiano”, pero aún así creemos que se aleja lo suficiente de ese estilo como para encajar aquí. Lovecraft recurrió mucho al océano para dar forma de criaturas marinas a sus horrores y para ocultar a los dioses primigenios y este juego independiente del estudio Black Salt Games aprovecha esa idea al máximo para crear su propia mitología y una lista de “aberraciones” que deja al bestiario de los mitos de Cthulhu sintiendo envidia.

En el mundo de Dredge, los cultos de adoración a dioses marinos parecen ser algo del pasado pero siguen influyendo en el mundo por la forma en que alteraron el ecosistema. Los habitantes de este archipiélago buscan, por encima de todo, vivir tranquilos a pesar de los monstruos que viven en sus aguas. Los horrores dejaron de ser misteriosos e incomprensibles para volverse parte del día a día (más bien, noche a noche) y los peligros que representan son aceptados como algo relativamente natural. Los pocos que aún tratan de estudiarlos encuentran la locura y la muerte. Pero lo más importante es que rechaza completamente el subtexto racista que tenían las obras de Lovecraft. El personaje más querido del juego es una mujer asiática y eso es algo que el escritor estadounidense nunca hubiera incluido en su trabajo. Lean nuestra reseña de este juego aquí.
Por supuesto, el “horror cósmico no lovecraftiano” no es exclusivo de los videojuegos. En la literatura tenemos buenos ejemplos como la saga de El Legado de Innsmouth de Ruthanna Emrys y en el manga tenemos obras de Junji Ito como Uzumaki y Sensor y Remina. En el mundo de la televisión tenemos a Lovecraft Country, que sirve como una subversión directa a las obras que la inspiran.