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Indie on Focus – Slipstream

Derrapa como si no hubiese fin.

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Cuando hablamos de juegos de carreras clásicos, aquellos de las generaciones de 8 y 16-bit, es inevitable pensar en exponentes como OutRun de Sega, Top Gear de Kemco e incluso Rad Racer de Square. Estos juegos definieron el género mucho antes que los simuladores se tomaran el espectro con títulos como Need for Speed, Gran Turismo o Forza. Los juegos 2D con efecto 3D brillaban por sus colores, música e ilusión de velocidad.

No es de extrañar que la industria casera dejara a un lado el estilo arcade, aunque este haya regresado en cierta forma con Cruis’n Blast. Demostrándonos que no está mal volver a los orígenes. A esto se suma Slipstream, un título independiente creado por Ansdor, desarrollador proveniente del país vecino, Brasil. Este juego nos lleva directamente a los noventa, a la época de exóticos paisajes globales sobre ruedas, música en cassettes y pedales «a todo gas».

Slipstream indie

La influencia de Slipstream es clara: OutRun, del padre de Shenmue –Yu Suzuki–, el icono del que muchos se inspiraron en aquel entonces. Así mismo, se vislumbran guiños del ‘manganime’ Initial D. La ambientación con música vaporwave y synthwave, acompañan un motor de juego en pseudo 3D perfectamente recreado como el retro original del que hace gala. Más fiel que lo hecho por Horizon Chase Turbo en Unity.

En terminología automovilística, ‘slipstream’ es la palabra dada cuando un vehículo se posiciona detrás de otro, mientras el que se encuentra adelante obstruye la fuerza del aire. El auto posterior recibe un impulso de velocidad gracias a dicho efecto, que en los videojuegos se traduce como un pequeño turbo adicional. En Slipstream es necesario estar unos segundos detrás de cualquier vehículo para llenar el medidor de ‘slipstream’ y recibir el impulso.

Slipstream indie

Ahora bien, la mecánica principal del juego no es esa, pese a su nombre. Esta es el arte del derrape, popularizada por Initial D y occidentalmente por películas como Rápido y furioso: Reto Tokio. Dominar el juego requiere amaestrar un correcto derrape en las curvas de los diferentes escenarios, evitando a su vez tráfico como autos particulares y competidores, así como rivales directos.

Derrapar en Slipstream requiere desacelerar, presionar el freno un instante y volver a acelerar. Si bien es posible hacerlo de forma manual, requiere mayor precisión. Con la rapidez de las carreras es recomendable configurarlo automático, para no perder velocidad por derrapes mal ejecutados. Las competencias también se definen por esquivar vehículos y evitar estrellarlos. En caso de chocarlos, los autos dan volteretas como un típico arcade, sin destrozos de por medio.

Slipstream indie

Hay que tener en cuenta que algunas modalidades requieren derrotar a rivales para acceder al siguiente nivel. Si bien es suficiente con sobrepasarlos, al derrapar es posible provocar que los rivales choquen contra las barreras y así hacerles perder tiempo valioso. Además de las carreras individuales y campeonatos con cuatro copas, encontramos el modo ‘Grand Tour’. En este avanzamos por cinco de las 20 pistas de forma continua (no cíclica) venciendo rivales y eligiendo la siguiente ruta en el camino.

Igualmente está el modo ‘Battle Royale’, que actúa como las carreras de eliminación descartando al corredor en último lugar al final de un escenario. En ‘Cannonball’, podemos personalizar una competencia de hasta un máximo de 20 pistas de forma ininterrumpida. Similar a ‘Grand Tour’, pero con una extensión considerablemente mayor. La buena velocidad de este título arcade retro, hace que dos decenas de carreras sean una tarea menos dispendiosa que cuatro copas.

Solo compitiendo en los diferentes modos podemos desbloquear 24 logros internos, incluida la versión para Switch. Por fortuna tenemos un multijugador local en el que hasta cuatro jugadores se pueden unir. A disposición, contamos con cinco vehículos diferentes y sus propias ventajas en velocidad, aceleración y maniobrabilidad. Uno de los autos es balanceado en general y los otros llevan la delantera en alguno de los aspectos.

La variedad de ambientes pasa por ciudades de día y noche, luces de neón, bosques, aldeas nevadas, playas, plataformas petrolíferas, Japón, Grecia, el Valle de los Reyes y hasta un cementerio. Es tal como lo recordábamos de los clásicos de carreras y en consolas modernas la resolución 16:9 ayuda a expandir los horizontes –literal–. El filtro CRT, como suele pasar, en cambio es una herramienta de nostalgia de la que se puede prescindir a favor del toque moderno.

Una característica especial a favor de la estética noventera que evoca Slipstream, se encuentra en la función de rebobinar. Ante cualquier error en los derrapes o una estrellada inevitable, es posible devolver el tiempo hasta cinco segundos. Obligatoriamente hay que esperar un momento para volverlo a hacer, así que no resulta una trampa directa. El efecto de rebobinar se deja ver como si fuese una vieja cinta VHS, detalle que apreciarán los veteranos.

La versión mejorada de Slipstream está disponible para Nintendo Switch, PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One y Xbox Series S/X. El juego lleva en PC (Steam, GOG) desde 2018.


Copia digital de Slipstream para Nintendo Switch brindada por BlitWorks.

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