La primera media hora de juego en Marvel’s Avengers es todo un homenaje a “Los Héroes Más Poderosos de la Tierra”. Controlando a una Kamala Khan de solo 11 años, recorremos un evento llamado A-Day o ‘Día de los Avengers’. Una celebración llena de estatuas, cómics, juegos y parafernalia relacionada con el Capitán América, Iron Man, Black Widow, Hulk y Thor. No es muy diferente a lo que podemos ver en una convención de fanáticos que quieren celebrar su afición.
Pero hay algo que no encaja. En el mundo del juego, los Avengers son reales. Esas estatuas que estamos viendo, los cómics que encontramos y todo lo que descubrimos en el escenario del A-Day está representando a cinco personas que de verdad existen. De hecho, ellas están presentes en el evento. Cuando finalmente se reúnen en una tarima, nos damos cuenta que todo esto no es más que una celebración de ellos para sí mismos. Es un tributo al egocentrismo.
Marvel’s Avengers resulta especial porque, durante breves momentos, deja de mostrar a los héroes en una luz positiva. Hay momentos en que los vemos poseídos por la rabia, nos damos cuenta de sus mentiras y las dudas sobre ellos mismos. Durante el A-Day, notamos en cada uno de ellos un poco de hubris.
Se supone que el arco argumental del juego quiere mostrarnos cómo los Avengers pasan de su máximo momento de gloria a su punto más bajo, pero hace más que eso: muestra a unos héroes que ‘NECESITAN’ caer para volverse a levantar: redescubrir lo que en verdad son.
Si alguien que no supiera nada de estos personajes llegara a jugar Marvel’s Avengers, pensaría que ellos son actores famosos o algo similar, basado solamente en lo que nos muestran del A-Day. En ningún momento de este evento se sugiere que sean héroes que salven vidas. Se han mercantilizado por completo.
Kamala los referencia con base a los cómics que ha leído y los productos con sus imágenes que ha comprado. Poco después, cuando la tragedia golpea el cercano Puente Golden Gate, de San Francisco, este grupo de supuestos héroes son incapaces de impedir que muchas personas pierdan la vida o se vean afectadas.
Este es un comienzo muy poderoso para esta historia. No en vano, la crítica ha alabado la campaña para un solo jugador de Marvel’s Avengers incluso cuando critica fuertemente otros elementos, como su aspecto técnico y microtransacciones. Esta es una buena trama.
A partir de ese momento, la protagonista absoluta pasa a ser Kamala Khan, que en el futuro será conocida como Ms. Marvel. Ya hablamos a fondo de ella aquí. Aunque a lo largo de la aventura llegamos a controlar a todos los Avengers, el punto de vista sobre todo lo que ocurre le pertenece a ella. Es a través de sus ojos de fanática que llegamos a conocer verdaderamente a Bruce Banner, Tony Stark, Natasha Romanoff y Steve Rogers.
Ella los idoliza. Ya que su imagen está completamente basada en cómics y apariciones que los mostraban como dioses, puede contrastar esa visión —tan característica del A-Day— con lo que son en verdad: personas llenas de defectos que tienen la capacidad de fallar y cometer errores.
Este concepto no es nuevo. Ya hemos visto algo similar en algunos cómics y en la película Capitán América: Civil War. Allí, finalmente nos muestran el daño colateral y los efectos que tienen los errores de los superhéroes que en el pasado imaginamos infalibles. Pero la tragedia en Marvel’s Avengers tiene un alcance diferente.
Al convertirse en juguetes y, basicamente, en ‘marcas’, los Avengers permitieron que la percepción del público respecto a ellos fuera alterada por completo. No importa lo que hagan, qué poderes o habilidades tengan, van a ser principalmente ‘famosos’, no muy diferentes a deportistas o estrellas de ‘reality shows’.
Es por eso que caen de gracia tan fácilmente. Es por eso que se confiaron del uso de la energía Terrigen pese a las dudas sobre su peligrosidad. Dejaron de ser héroes preocupados por salvar a las personas para convertirse en famosos cuya principal prioridad es montar un espectáculo.
La serie de Amazon Prime, The Boys, cuya primera temporada recomendamos como una de las mejores de 2019, es perfecta para analizar a fondo estos temas. Allí se muestra qué ocurre cuando supuestos superhéroes son absorbidos por el capitalismo para convertirse en un simple producto.
Otro elemento de esta ‘caída en desgracia’ son los Inhumanos. Como ‘producto’ que son los Avengers, estos dejan de ser interesantes cuando el mercado está saturado. El repentino surgimiento de cientos, tal vez miles, de personas con superpoderes, hacen que el público deje de ver estas habilidades como algo digno de admirar.
Se vuelven algo banal, incluso temible. Un mundo así tal vez esté más necesitado de héroes que nunca, pero no es lo que el público quiere. Eso propició la ascensión de AIM al poder, pues ofreció una nueva forma de ‘control’ a un mundo que necesitaba que le dijeran qué debía pensar sobre las personas con poderes.
En el mundo real, los ‘ídolos’ tienden a decepcionar y ser reemplazados por otros tan pronto cometen un error. Pierden lo que los hacía especiales o demuestran que en realidad son diferentes a lo que aparentaban ante el público. En el juego, los Avengers son más que esto, pero no lo saben. Necesitaban la llegada de alguien como Kamala, una jovencita que, a pesar de presenciar directamente lo peor de cada uno de ellos, nunca dejó de verlos como héroes.
Los Avengers existen para luchar contra el mal y salvar a los inocentes. Con suerte, no lo volverán a olvidar. No dejarán que la posibilidad de tener una figura de acción con su imagen les haga sentir la tentación de convertirse, nuevamente, en una simple marca. Resulta irónico pensar que este es el mensaje que deja un juego que, literalmente, sacrificó parte de su esencia para poder monetizarse con elementos de juego-como-servicio.
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