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Memoranda – La reseña

Una interesante exploración de un mundo fantástico lleno de rompecabezas difíciles y una lógica cuestionable.

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Cuando un juego se propone a retarnos con rompecabezas y acertijos siempre corre el riesgo de subestimar a su público o esperar demasiado de ellos. No es fácil medir qué tan fácil o difícil es resolver algo porque todos usamos herramientas distintas para enfrentar los problemas que un juego puede llegar a proponer. La clave, sin embargo, es no extender demasiado los límites de la lógica ordinaria, bajo amenaza de frustrarnos sin remedio.

Memoranda, del estudio Bit Byterz, es un juego 2D de aventura tradicional (point and click) inspirado en los cuentos cortos de Haruki Murakami, un novelista japonés caracterizado por su uso distintivo de la fantasía (algo como el realismo mágico latinoamericano). El juego es el resultado de una exitosa campaña de Kickstarter del 2015 y aproximadamente un año de desarrollo tras su conclusión.

La mecánica del juego es sencilla y no presenta ningún cambio significativo a sus antecesores: usamos nuestro mouse para interactuar con los objetos que están en el medio ambiente, hablar con otros personajes y recolectar objetos claves. Para progresar nos enfrentamos a acertijos o rompecabezas que requieren de nuestro más refinado (o no) uso de la lógica, la matemática y, frecuentemente, el cuestionamiento de nuestro sentido común. Un buen juego de este género es intelectualmente retador, aunque la búsqueda de esto puede acarrear problemas.

Jugamos como Mizuki, una joven que no puede recordar su nombre, sufre de insomnio y se enfrenta a un mundo donde los límites de la realidad y la fantasía no son del todo claros (al menos para ella). Toda clase de situaciones fantásticas la rodean, pero estas no parecen sorprenderla de ningún modo (esto más o menos es realismo mágico) y nunca podemos estar seguros de si el mundo es así de extraño como no lo presentan o Mizuki simplemente está un poco alejada de la realidad.

Su extraña perspectiva hace que explorar su pintoresco pueblo costero sea de las cosas más interesantes en este corto juego. Todos los espacios que recorremos están llenos de personajes curiosos, entre reales y fantásticos, cada uno con algún problema ordinario o extraordinario que tangencialmente nos llevan a desentrañar el misterio de Mizuki.

Ayudamos a un hombre a convertirse en pez, hablamos con una niña que declara sólo hablarles a adultos con hijos, conocemos a un flacuchento señor que sólo cocina espaguetis, inmolamos a un espantapájaros que realmente es un fénix escondido, damos descanso a un viejo capitán de barco que sigue esperando encontrar el mar en un terreno baldío alejado de la costa. En fin, nada es lo que parece en este pueblo que además habita un espacio estético entre Japón y los Estados Unidos.

El arte del juego también es de resaltar, con encantadoras ilustraciones hechas a mano que dan vida a este mundo curiosísimo. La extrañeza que rodea Memoranda está muy bien encarnada en su estética particular y una música discreta, pero apropiada, con algo de música clásica y jazz utilizada en momentos apropiados. Sólo es difícil acostumbrarse a la enunciación de Mizuki, en ocasiones perfecta, en ocasiones extrañamente sibilante, como un acento mal utilizado (tal vez parte de su propia excentricidad).

La historia es, en pocas palabras, enredada, aspecto que frecuentemente es una virtud de la inspiración literaria detrás del juego (Murakami), pero que también hace que la experiencia sea más confusa que otra cosa. Hallar en Memoranda una clara línea narrativa es difícil y, aunque los temas literarios que se tratan están todos entrelazados (y tienen su lógica), el simbolismo con el que se tratan los problemas que el juego quiere arremeter puede resultar demasiado oscuro para muchos.

Todo esto está bien si se maneja únicamente en la narración. Dark Souls tiene una narración famosamente extraña, pero el juego es mecánicamente tan satisfactorio y directo que finalmente la narración puede quedar a un lado. Sin embargo, este no es el caso para Memoranda, pues su género no se permite la separación clara de narración y mecánicas, porque son casi que una y la misma cosa.

Los rompecabezas en Memoranda empiezan bien: difíciles, retadores, pero claros. Es menester del jugador prestar mucha atención a los comentarios que Mizuki hace sobre los objetos que la rodean para encontrar muchas de las pistas: ¿necesitas la combinación secreta para entrar al apartamento de su excéntrico amigo que es músico e inventor? Hay un afiche de uno de sus conciertos en el ascensor del edificio. ¿Tienes que combinar unos títeres para resolver un acertijo? Mizuki dice que se parecen a las personas de un retrato que acabamos de ver. ¿Necesitas tinta para una firma? Mizuki comentó que el aceite en el faro es “tan negro como tinta india”.

El juego inclusive nos otorga algunas pistas cuando estamos resolviendo muchos de los rompecabezas que ayudan a orientar nuestras búsquedas. Pero con más frecuencia, a la hora de saber qué objetos se combinan con qué otros, dónde usarlos y qué buscar para resolver esto o aquello, nos enfrentamos a que Memoranda extiende demasiado los límites de la lógica y el sentido común.

Si no fuera por un meticuloso y exhausto esfuerzo por intentar mezclar todo con todo y usar todos los objetos con todas las cosas y personas jamás hubiera llegado a muchas soluciones que francamente pueden dejarnos atónitos. ¿Por qué el detector de olores sólo se puede usar en este muy particular agujero? ¿Por qué debo de capturar moscas con este recipiente y no aquel? ¿Cuál es la razón verdadera detrás de cubrirle la cabeza al espantapájaros?

Esto no significa que no haya usos y combinaciones ingeniosas de los objetos y el medio ambiente, pero con mucha frecuencia nos enfrentamos a problemas con una lógica oscurecida, sin las pistas necesarias para hacernos una buena idea de qué es lo que realmente debemos hacer.

Memoranda, un juego que trata sobre la memoria, es memorable por su buen uso del arte y su excelente rendición a un novelista fascinante. Pero con frecuentes, desalentadores y frustrantes rompecabezas que entorpecen lo que de otra manera sería una interesantísima exploración de un narrador desconfiable. El sentido aparente de lo que hacemos desaparece detrás de una cortina de complicados saltos de lógica, que se podrían resolver de mejor manera.

Reseña realizada con una copia digital de Memoranda para PC brindada por Digital Dragon Games.

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