Mi GOTY 2024 es un juego para móviles del 2019

En esta época de premios y de elegir los mejores juegos del año en lo que respecta a la industria, es normal decantarse por asombrosos títulos para consolas de actual generación con cientos de horas de duración. No necesitamos ir muy lejos para ver las diferentes premiaciones que hacen gala de ellos. Pero ¿qué sucede si en su lugar el juego que más te entretuvo en 2024 ni siquiera es del 2024? ¿Qué tal si no es de plataforma casera alguna o, peor aún, si ni siquiera cuesta un centavo? ¿O que incluso siendo un ‘freemium’ es perfectamente disfrutable sin invertirle? Este es Social Dev Story.

Que Social Dev Story sea mi GOTY 2024 no dice absolutamente nada y ni siquiera es una opinión acertada bajo los estándares elegibles. En lo que tienen razón, pues además es un juego de 2019. Sin embargo, citando a Masahiro Sakurai en su finalizado canal de YouTube: «El juego que más te gusta es el número uno». Por cosas de la vida, solo hasta mediados del 2024 me enteré de la existencia de este sucesor de Game Dev Story, también desarrollado por Kairosoft. Aquella es una compañía especializada en este tipo de juegos para móviles, ahora también extendidos a consolas y PC. En su mayoría son simuladores con variadas y múltiples temáticas, unos más adictivos que otros.

En 2010, se dieron a conocer por un juego para iOS y Android –original de 1997 para teléfonos DoCoMo–, en el que diriges una empresa desarrolladora de videojuegos, contratas empleados, creas juegos y bautizas tus productos, para generar tantas ventas como sean posibles y elevar la compañía. Nunca vemos los juegos que creamos, pero la imaginación y los modestos gráficos de Game Dev Story son todo lo que necesitamos. Aunque Kairosoft ha lanzado decenas de juegos, aquel sigue siendo tal vez su mayor exponente y actualmente está disponible en todas las plataformas. En 2019, Social Dev Story (iOS, Android) llevó el formato ‘freemium’ al estilo de Game Dev Story, dándole un poco más de opciones que el juego base.

Si bien dirigimos un estudio de videojuegos desde cero y contratamos empleados, también estamos a cargo de organizar el interior de la oficina y entrenar al personal. Somos directores y encargados de recursos humanos, pero también creativos y parte del equipo de ‘marketing’. De elegir los mejores empleados depende el nivel los juegos, y estos mismos se diferencian de los creados en Game Dev Story. En Social Dev Story sentimos un apego mayor por nuestras creaciones pues debemos asignarles género, categoría y método. Solo que las opciones son limitadas y estas se desbloquean con el progreso del juego y en parte algo de azar.

Así que debemos ser más creativos a la hora de realizar combinaciones con pocas opciones, pero los juegos ganadores siempre están ahí. También requerimos vigilar nuestro presupuesto, aliarnos con plataformas de distribuidores que parodian a compañías reales de la industria, y decidir si los lanzamos en PC, teléfonos móviles o inteligentes. Los costos de desarrollo van aumentando, pero así mismo las ganancias de llegar a crear juegos adictivos –tanto como los de Kairosoft, en un metacomentario–. En adición, dentro de Social Dev Story tenemos la opción de aplicar una estrategia de desarrollo, decidir si lanzarlos como juegos pagos, ‘free-to-play’ o ‘free-to-play’ a largo término.

En lo que igualmente parece un descarnado comentario a la industria, los juegos pagos no tienen costos adicionales, pero las ganancias se limitan a las semanas en el mercado. Los ‘free-to-play’ generan un poco más de ganancias, pero la mejor estrategia sin duda son los ‘free-to-play’ a largo término. Esta última resulta ser la opción más valiosa en Social Dev Story, pues en las semanas siguientes al lanzamiento del juego continúas recibiendo dividendos y puedes tener hasta tres juegos así al mismo tiempo. Kairosoft no está tan alejado del verdadero movimiento en la industria actual de videojuegos y del porqué hay tantos juegos F2P en el mercado móvil y casero, incluidos gacha de waifu.

Aún si es una versión caricaturizada con encantador arte de pixeles, Social Dev Story te hace comprender un poco mejor los aprietos de los desarrolladores. Sea por presupuestos desfasados, juegos que no pegan tras mucho esfuerzo o la búsqueda por la fórmula ganadora. Que puede variar drásticamente entre géneros y categorías elegidas, incluso si pareciera que no encajan del todo. Pronto te ves con un inmenso catálogo de ‘free-to-play’ creados para exprimir la maquina capitalista y el dinero ganado más rápido se va en otra creación, que no reintegra lo que esperabas. Cualquier parecido con la difícil industria real…

Más adelante y con la suma de empleados contratados, necesitas expander la empresa con más pisos, entrenar más profesionales, trabajar para satisfacer las premiaciones y convenciones de juegos, así como crear una plataforma propia. Esto requiere una mayor inversión pero así mismo los ingresos se multiplican, trabajando de la mano con otras compañías extrañamente familiares. Del mismo modo, si un juego resulta muy popular entre el público, tendrás la oportunidad de crear una secuela y así dar nacimiento a una franquicia, como las que abundan en nuestro plano. Esto es positivo pues vas a la fija y sin arriesgar presupuesto en un proyecto que puede salir mal.

Incluso si es un modesto empaque pequeño el de Social Dev Story, se siente una enorme satisfacción ganar premios en categorías específicas y todavía más en condecoraciones generales. Llegas a comprender la importancia de las premiaciones reales, aún si no te afectan en demasía quiénes son condecorados y prefieres disfrutar lo que el gusto te dicte. Si esta reflexión final es lo que hace a Social Dev Story mi juego del año 2024 –porque fue el año que lo conocí y jugué– es todo lo que necesito creer, incluso si va en contra de todo lo que se calificaría como GOTY. Pero tranquilos, no me golpeen, recuerden las palabras del sabio Sakurai.