Durante años, el destino de la Tierra, el Mundo Exterior y demás realidades se decidió por medio de Mortal Kombat. Sin embargo, el creciente número de guerreros —cuyo poder iba en aumento— amenazaba con destruir el balance del universo. Prevista por los Dioses Antiguos, esta situación causó el surgimiento de una pirámide. En la cima estaba Blaze, un ser creado para acabar con la mayor cantidad de guerreros posible con el fin de prevenir el apocalipsis. Por desgracia, el poder de este guerrero no fue suficiente para prevenir lo inevitable.
Mientras que los demás guerreros luchaban entre sí, Shao Kahn subió a la cima y luchó contra Blaze. El enfrentamiento terminó con la victoria del Konquistador, que se hizo con el poder de los Dioses Antiguos. El único que quedaba en pie para hacerle frente era Raiden. Sin embargo, el poder del dios del trueno ya no era una amenaza para el emperador del Mundo Exterior.
Antes de morir a manos de Shao Kahn, el protector de la Tierra realizó un último hechizo. Tras conectar su medallón con el de su contraparte del pasado, justo antes del comienzo de la primera entrega de la serie, Raiden le envía un críptico mensaje: «Él debe ganar».
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