Okhlos – La reseña

Desde hace varios siglos, la cultura de la Antigua Grecia ha servido como fuente de inspiración para el desarrollo de aspectos tan importantes de nuestra sociedad como lo son la política y la filosofía. No obstante, su mayor aporte ha sido la mitología e historias épicas. Tan solo basta leer relatos como La Odisea, de Homero, o Trabajos y días, de Hesíodo, para evidenciar por qué continúan siendo referentes en la literatura y otros medios más modernos.

Títulos como God of War y Age of Mythology son lo primero que pensará la mayoría de jugadores si se les pregunta cómo ha influenciado la mitología griega a los videojuegos. Ahora, hay que reconocer que muchas creaciones recientes de la industria no se han molestado en utilizar esta fuente tan rica de inspiración (con excepción de Olympia Rising). Irónicamente, esta circunstancia contribuye a que Okhlos sea un título tan encantador a nivel temático.

Desarrollado por Coffee Powered Machine y distribuido por Devolver Digital, este híbrido de beat em’ up y estrategia gira alrededor de la premisa de controlar una turba (muchedumbre, del latín) iracunda, que se embarca en una difícil cruzada para acabar con los dioses. Hay que poner especial énfasis en la palabra “difícil”, ya que —a pesar de su simplicidad— Okhlos es un juego que castiga severamente a aquellos que no se familiaricen con sus controles y utilicen todas las herramientas a su disposición.

Comencemos hablando de la jugabilidad. Todas las unidades repartidas a lo largo de los niveles, las cuales están inspiradas en los diferentes grupos de la jerarquía en la Antigua Grecia, podrán ser reclutadas simplemente al tocarlas; no obstante, nuestra muchedumbre tendrá un límite numérico. Los miembros básicos de nuestra turba, los cuales también podrán intercambiarse en tiendas por otros, se separan en las siguientes categorías:

• Filósofos: los responsables de dirigir la turba. Su número es directamente proporcional a las vidas de esta. En otras palabras, si todos los filósofos mueren, se acaba la partida.
• Ciudadanos: no poseen habilidad especial alguna, pero contribuyen a aumentar el potencial destructivo de la muchedumbre.
• Esclavos: las únicas unidades capaces de cargar objetos tales como pedazos de carne, para recuperar vida; bombas, para causar daño masivo, y otros que nos ayudarán en la lucha contra los dioses.
• Defensores: aumentan la defensa de la turba.
• Guerreros: aumentan el ataque de todas las unidades.
• Héroes: personajes con habilidades únicas, las cuales variarán dependiendo de la rareza del héroe. Podrán obtenerse en tiendas específicas por medio de un trueque o como recompensa tras derrotar a jefes secretos.
• Animales: completamente inútiles, pero no se cuentan como unidades.

A medida que obtengamos nuevas unidades, sus respectivos sprites serán desbloqueados en la enciclopedia, apartado que podrás consultar en cualquier momento. Por otro lado, ésta nos permitirá ver los diferentes enemigos que hemos derrotado y héroes que hemos reclutado, los cuales contarán con breves descripciones de su historia —bastante satirizadas, cabe aclarar— y sus habilidades, las cuales serán pertinentes analizar si se desea llegar lejos.

Tal como se mencionó, los controles de Okhlos son simples. Mientras que el filósofo es el único que manejaremos directamente, las demás unidades se controlarán de forma remota al seguir un punto de encuentro; en este caso, la bandera. Todos los miembros de la turba, con la excepción del filósofo en control, podrán atacar y defenderse en cualquier momento. Estas dos mecánicas, junto con la posibilidad de controlar la posición de la muchedumbre en todo momento, deberán intercalarse para reducir lo más posible el daño y, más importante, mantener al filósofo alejado de todo peligro.

Sin embargo, la supervivencia de los filósofos no será nuestra única prioridad. Si la turba no está constantemente destruyendo algo, su barra de ánimo se vaciará poco a poco. Esto no solo reducirá sus estadísticas de ataque y defensa, sino que eventualmente hará que toda la pantalla se oscurezca, concluyendo la partida. Al contrario, si la turba no escasea en cosas que destruir, poco a poco esta se volverá más poderosa.

Por supuesto, el juego no insistiría tanto en el cumplimiento de estas condiciones si no fuera porque la muerte de la muchedumbre —sin importar el tamaño de esta o el mapa/nivel donde nos hallemos— implica tener que volver a comenzar la aventura desde el principio. Aunque al derrotar a un jefe se establece un checkpoint, este tan solo sirve para que el jugador pause la partida y la retome posteriormente. Si bien esto fue una decisión consciente para incentivar la rejugabilidad y entregar un producto a la vieja escuela, puede terminar alejando a muchos jugadores.

Concluyamos con la presentación del juego y algunas características menores. Aunque no es espectacular —por lo menos en el caso de los miembros de la turba—, el estilo ‘pixel art’ de Okhlos resulta bastante adecuado a la hora de ambientar una épica en la mitología de la Antigua Grecia. Por otro lado, la música complementa bien la acción en los diferentes niveles, pero no logra consolidarse como memorable.

Ahora, si eres un amante de los secretos, en el Ágora —lugar en el que podrás descansar y comprar unidades antes de continuar o empezar nuevamente tu aventura— habrá un NPC por medio del cual podrás introducir CRYPTOS. ¿Qué son? Son palabras escondidas a lo largo de los mapas, por medio de las cuales accederás a modos de juego super secretos. Cabe aclarar que mientras estén en funcionamiento, los logros y desbloqueables estarán desactivados.

Reseña hecha con una copia de Okhlos en su versión de PC brindada por Devolver Digital.