En nuestras primeras impresiones de Onimusha 2: Samurai’s Destiny vimos lo que nos ofrece esta remasterización del clásico de PS2 en plataformas actuales como Switch, PS4, Xbox One y PC (Steam). En esta reseña nos centraremos en el ya conocido juego, a pesar que sea un título de más de dos décadas. No pretendemos mirarlo con un cristal actual, sino apreciarlo como el producto de su época que es, sin pretensiones más allá de eso. Esto es importante tenerlo en cuenta porque son muchos los jugadores que acusan a juegos antiguos por la falta de funciones modernas, cosa que solo podría aplicarse en ‘remakes’ –hechos desde cero–, no en remasterizaciones.

Los fanáticos de Onimusha: Warlords se sentirán en casa con Onimusha 2: Samurai’s Destiny, pues el control de Jubei Yagyu y sus aliados Ekei, Magoichi, Kotaro y Oyu no dista drásticamente del de Samanosuke Akechi. Incluso alcanzamos a repasar algunas partes de los escenarios del primer juego. Esto a su vez hace que la segunda parte arrastre lo bueno de su predecesor, tanto como sus falencias. Por una parte está la belleza de los escenarios prerenderizados, esa técnica olvidada para crear la ilusión del 3D por medio de planos gráficos. El corazón de Resident Evil, Dino Crisis y de Onimusha. Sin embargo, si bien los ángulos de cámara fijos son parte de la experiencia, en el género de acción pueden crear momentos frustrantes de batalla.
Por ejemplo en los combates individuales contra Ginghamphatts. Avanzar hacia el sur en el bosque de ilusiones significa que en la siguiente pantalla Jubei está apuntando hacia el norte, pero como tenemos el stick hacia abajo, lo que hace es retroceder de pantalla y volver a la posición original, mientras el jefe arácnido intenta «atropellarlo» en el pasaje cerrado. Si quieres sentir el juego todavía más clásico, puedes optar por usar los controles de tanque del pad, pero honestamente comprendemos si decides volver al stick al poco tiempo. A diferencia de Resident Evil, que también tiene ‘puzzles’ pero un ritmo más pausado, la acción de Onimusha no se beneficia de los controles de tanque, así que el stick es bienvenido como en Warlords.

El combate en la secuela de Onimusha, como en aquel juego, no es solo machacar el botón de ataque repetidamente hasta derrotar y rematar demonios o Genma. El juego recompensa los ataques certeros, como contraatacar en el momento justo que un enemigo ataque. De esta manera es posible eliminar varios enemigos a la vez en una menor cantidad de tiempo. Jubei también puede bloquear y absorber las almas de los caídos para recuperar salud, poder mágico, obtener mejoras de equipo y orbes de transformación en Onimusha. Las armas elementales que puede manipular pasan por espadas, lanza, arma de doble filo, martillo, arco de flechas ígneas y armas de fuego. Lo más probable es que permanezcamos usando la más reciente obtenida y por ende mejorada con almas.
El progreso a través de los escenarios es intuitivo y en dificultad estándar no causan mayores problemas. Los encuentros con jefes sí pueden provocar algunos reintentos pero tampoco son injustos, solo es cuestión de aprender los movimientos y evitarlos, pues sus golpes sí pueden ser letales. En el caso de los ‘puzzles’ opcionales, más que dificultad es confusión, pues algunos de ellos no son del todo claros. La mayoría no bloquean el acceso sino que son cofres con mejoras u objetos, pero otros si requieren volver más adelante hasta obtener la llave o un arma elemental que sirva para activar el cerrojo de la puerta. En algunos momentos podremos estar repasando las mismas secciones una y otra vez hasta encontrar la requerida, de ahí que derrotar los mismos enemigos se torne monótono.

Onimusha 2: Samurai’s Destiny viene con voces en inglés y japonés, una novedad para el lanzamiento occidental que en su forma original solo estaba doblado en un inglés no muy reluciente. Naturalmente, japonés es la forma de jugarlo. En cuanto a textos y subtítulos, es posible ajustarlos a español latinoamericano, entre varios otros idiomas. Tanto la musicalización como los efectos de sonido con instrumentos orientales se ajustan perfectamente a la atmósfera de los entornos japoneses. Tanto el pueblo de Imasho, como el castillo Gifu de Nobunaga, apelan a texturas fotorealistas aprovechadas por los fondos prerenderizados. En ciertas secciones de los escenarios se notan trazos pixelados frente a las remasterizadas texturas de los personajes. Efectos como niebla acompañan la ambientación, pero tanto personajes controlables, no controlables y enemigos, son los únicos elementos 3D.
Independientemente de los ángulos de cámara fijos que pueden dificultar ciertos combates, es grato volver a tener un juego que recuerda a los RE clásicos por fondos y algo de jugabilidad, aquellos que Capcom no quiere brindarnos en plataformas actuales. Por razones que los millones de ‘remakes’ vendidos justifican, aparentemente. Nos encantaría que el estudio hiciera lo mismo con esa popular franquicia como lo ha hecho con los primeros Onimusha. Samurai’s Destiny no es un juego particularmente extenso, pero se compensa con la rejugabilidad y modos adicionales. En esta remasterización, desde el principio podemos acceder a dichos modos y a los trajes especiales de Jubei y Oyu, aunque el de Oyu luce mucho más recatado que en su forma original.

Onimusha 2 se presta para más sesiones de juego una vez completada la historia principal, también debido a secuencias únicas con los aliados según la relación forjada a través de regalos. A esto se añade un sistema interno de logros con uno que otro secreto por descubrir para poderlos desbloquear. Entre ellos retos como completar el juego en su máxima dificultad o en menos de cinco horas, también heredado de franquicias familiares. Los viejos conocedores del juego definitivamente pasarán un buen rato en el estado actualizado del mismo, pero es una oportunidad perfecta para que nuevos jugadores salten al vagón del Japón feudal en una de las series que más ayudó a impulsar la temática, antes de otras modernidades más extensas y agotadoras por tareas coleccionables.
En materia de producción es un juego más consistente que el primero. Parte de ello podemos verlo en la galería de arte, que incluye tanto ilustraciones originales, bocetos, conceptos, escenarios, diseños de personajes, enemigos y una buena porción de materiales gráficos. Es como si Capcom hubiese invertido grandes cantidades en este aspecto, aunque lo mismo no se refleje en la extensión jugable. Eso sí, la batalla final puede excederse un poco. Este juego es uno de los mayores representantes de aquella era en juegos de acción y así mismo no se toma excesivamente serio o existencialista. De ahí el modo de juego con Jubei como hombre de traje negro y solo un palo de madera como arma, mientras intenta sobrevivir y recuperar cintas de filme.

En la otra modalidad inclemente con salud descendente, podemos utilizar cualquiera de los aliados de Jubei de la historia principal. Pero esta no se iguala con el nuevo modo ‘Infierno’, también integrado recientemente a Onimusha: Warlords. En este, un solo golpe enemigo basta para vencer a Jubei, así que dominar sus movimientos es vital. Por fortuna, el autoguardado ayuda un poco a suavizar las imprevistas muertes. Para concluir, es positivo que la temporal transformación Onimusha no se active automáticamente al recolectar cinco orbes púrpura, pues para ello es necesario presionar ZL+ZR (L2+R2) al mismo tiempo y de esta manera consumirlos.
Reseña hecha con una copia digital de Onimusha 2: Samurai’s Destiny para Nintendo Switch brindada por Capcom. El juego también está disponible en PS4, Xbox One y PC (Steam).