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[Opinión] El juego como una necesidad

La fiebre de Pokémon Go nos hace pensar nuevamente en el concepto de jugar como una actividad saludable y esencial, si se cumple con el uso responsable.

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Jugadores de Pokémon Go en Union Square Park, New York. Imagen original: Sarah Jacobs-Bussiness Insider

Ha sido una visión común durante las últimas semanas en muchas partes del mundo. Personas de todas las edades se han contagiado de la “fiebre” causada por Pokémon Go, una aplicación móvil de realidad aumentada creada por Niantic para The Pokémon Company. Pero con esta revolución han llegado críticas en todos los aspectos.

No lo niego, algunas de ellas vienen con argumentos correctos como la seguridad de datos o de nuestra integridad física y de otras personas (sea por distracciones, uso en lugares indebidos o potenciales robos). Pero otras parecen traídas de otro tiempo, similares a las quejas que en su momento se hicieron a la radio, la televisión e incluso a la apertura de la lectura para todos. Se concentran en exagerar los puntos negativos pero no resaltan una de las bases culturales de la humanidad que hace parte de la esencia de la aplicación: el espíritu de juego.

Juego (1): actividad que se realiza generalmente para divertirse o entretenerse y en la que se ejercita alguna capacidad o destreza.

Obvio, tanto Pokémon Go como otros juegos modernos son un negocio, pero también lo han sido otras actividades de ocio. Y sus bases siguen siendo generar un espacio de distracción y diversión pero con un efecto importante para tratarse de una aplicación moderna: al contrario de aislar, ha generado interacciones sociales gracias a que el jugador debe desplazarse para encontrar los monstruos de bolsillo, coincidiendo con otras personas que siguen la misma afición.

Vean esto último. Si nos detenemos en el asunto de compartir gustos, muchos juegos derivan en la misma situación. Pensemos en el fútbol, un deporte pero ante todo un juego, basado en actividades antiguas de ocio que servían incluso como rituales comunitarios, transformadas paulatinamente en una de las fuentes de entretenimiento más populares del planeta, sea que lo juegues o seas espectador. También tiene aspectos negativos, pero en su mayoría provocados por el mal uso o interpretaciones ultra-fanáticas del enfrentamiento de dos equipos de once jugadores.

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Juego (2): actividad recreativa física o mental en la que compiten dos o más personas sometiéndose a unas reglas.

Con esto no digo que a toda la gente le deba gustar una actividad lúdica en particular. Simplemente considero que no es justo criticar a los jugadores usando estereotipos, ni acusar a un solo juego de la posible degradación humana, o usarla como ejemplo exclusivo de problemáticas sociales que pueden tener otros orígenes. Tampoco hay que sacar de la discusión las responsabilidades del usuario, quien debe controlar los tiempos y formas de uso de cualquier herramienta de entretenimiento (como menciona mi compañero Cesar Nuñez en una nota sobre el uso excesivo de videojuegos bajo condiciones de estrés), así como cuidar su salud durante la realización de estas actividades (aquí algunos tips para videojugadores y personas que usan mucho su computadora).

Además hay que recordar que el análisis de nuestras decisiones en los juegos ha dado paso a teorías muy importantes para diversos campos científicos. Por ejemplo la Teoría de Juegos (que partió del estudio de los juegos de mesa y fue formalizada a inicios del siglo XX) ha creado múltiples formas de solucionar problemas a nivel empresarial o en otras áreas, como la biología y las relaciones internacionales. Igualmente vemos cómo estructuras de gamification han integrado sistemas de recompensa virtual a diferentes aplicaciones para hacerlas más atractivas, sin importar si son educativas, de ocio, deportivas o conectadas a redes sociales. Es decir, el juego no es sólo una oportunidad de aprovechar el tiempo libre sino de crear nuevas alternativas de negocio, aprendizaje o investigación.

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En esta discusión también entra la visión que tenemos acerca de LO IMPORTANTE para el individuo. Interpretamos eso como el trabajo duro sin importar el horario, el hablar sólo de “cosas serias” en la cena familiar, el preocuparnos de cuanta tragedia ocurre en el mundo usando la mayor cantidad de comentarios en la oficina o hashtags en redes sociales. Buena parte de lo anterior está bien, pero al igual que el juego debe manejarse con sabiduría, dejando los tiempos adecuados a cada cosa, y evitar dar excesiva trascendencia a cosas que al final no lo merecen o sólo lo necesitan en su justa medida.

¿Cuántos de nosotros hemos dejado de hacer un chiste juguetón a nuestros padres?¿Cuántos hemos dicho a nuestros hijos “¡No tengo tiempo de jugar!” cuando no es la verdad?¿Cuándo fue la última vez que disfrutamos un juego con los amigos sin involucrar borracheras?¿Hace cuánto tiempo no te ríes o emocionas gracias a una actividad diferente a tu trabajo o estudio, sin dañar tu integridad o la de otros? Pensemos en eso, y también en el curioso sentido que tomaría junto a la siguiente definición:

Juego(10): conjunto de cosas que se complementan en su uso o función.

Lo importante es aquello que enaltece, enriquece y logra sacar lo mejor de ti. El trabajo lo es, el aprendizaje (formal o empírico) también, y aplica en su proporción adecuada para el juego. Te invito a hacer todo esto con pasión y responsabilidad. No importa si es Pokémon Go, Age of Empires, FIFA 16, Risk, Ticket to Ride, Pandemic, tejo, parqués, ajedrez, tenis o baloncesto; jugar trae en sus propias normas y opciones para aprender, divertirse y conocer a muchas personas. No dejes que la rutina, el agotamiento y los estereotipos te atrapen; puede ser muchísimo más peligroso que una simple pokébola virtual.

Las definiciones de «Juego» incluidas en el artículo fueron obtenidas en el diccionario de búsqueda de Google.

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