Los juegos independientes ‘estilo retro’, con gráficos pixelados y que copian o rinden homenaje a los clásicos de los años ochenta y noventa, tienen prácticamente inundado el mercado. Es muy común encontrar títulos que lucen muy bien y son descritos como “una carta de amor” a nombres reconocidos como Mega Man, Castlevania, River City Ransom, etc. A simple vista, Panzer Paladin es otro más del montón. Pero tras su familiar apariencia se esconde una obra que logra resaltar por derecho propio.
Es verdad que es fácil describir a este título comparándolo con clásicos de la acción y las plataformas que jugamos en la era NES. De hecho, es bastante probable que eso atraiga a muchos jugadores hacia Panzer Paladin, pero en esta reseña queremos demostrar que no solo basta con confiar en la nostalgia. Hay que hacer algo novedoso.
Actualización (13/06/2024): casi cuatro años después de su lanzamiento, Panzer Paladin llegó a consolas Xbox y PlayStation. Esta reseña se hizo basada en la versión de Nintendo Switch, así que agregamos un nuevo párrafo al final para hablar de la versión de las demás consolas.
La historia de este juego no es muy original. La Tierra ha sido invadida por La Forja, extraterrestres creadores de armas que están usando seres mitológicos para causar caos. Nuestra protagonista se llama Flame y es una androide de rescate con su propio ‘mecha’ de combate llamado Grit. Ante la emergencia, es la única capaz de recorrer el globo y usar las armas de La Forja contra sus propios creadores.
Algo que llama bastante la atención es el estilo visual de las ‘secuencias de video’. El diseño de personajes es calcado al de anime de los setenta y ochenta como Gundam y Mazinger, con personajes que son arquetipos como los que ya vimos en esas series. Sin embargo, aparecen muy poco y no hay mucho desarrollo en la historia que los involucre.
Nada de eso importa mucho a la hora de jugar. Panzer Paladin nos impacta con un bellísimo arte en pixeles. Usa las limitadas paletas de colores de NES para crear escenarios vibrantes y muy llamativos. Las melodías ‘chiptune’ también son muy agradables y no tienen nada que envidiar a las tonadas más reconocidas de Mega Man 2 o DuckTales.
Aprovecharemos la mención a Mega Man para comentar sobre lo mucho que le debe este juego al robot azul. El diseño de niveles, con obstáculos que consisten en la combinación de plataformas y enemigos, está claramente inspirado en la saga de Capcom. Como en esos juegos, tras superar el nivel de introducción encontramos una pantalla de selección de escenarios que podemos superar en cualquier orden.
Cada nivel se desarrolla en un país diferente. Los fondos, enemigos, armas y música buscan recordarnos a lugares como México, Japón y China. Los jefes también pertenecen a la mitología de cada país. Es verdad que a veces recurre a los clichés. Por ejemplo, el escenario de Egipto se desarrolla en una pirámide, pero esto sirve para dar una clara identidad a cada nivel.
Una vez que superamos los 11 primeros niveles, visitamos la nave espacial de los enemigos para recorrer seis escenarios más, como si de la fortaleza del Dr. Wily se tratara. ¡Incluso hay un enemigo similar a Proto Man que tenemos que enfrentar en la mitad de varios niveles! Esta estructura es tan similar a Mega Man que nos extraña no tener que derrotar de nuevo a todos los jefes antes del último enemigo.
Hay un elemento que no pertenece a esa saga y es que en cualquier momento podemos abandonar nuestro ‘mecha’ para tomar control de Flame. Ella es mucho más débil y pequeña, pero puede usar un látigo de energía y cabe por lugares ocultos que nos pueden llevar hacia vidas extra o energía. Esto hará que los veteranos recuerden a Blaster Master. Otros elementos de la jugabilidad, como el ataque hacia abajo que rebota sobre los enemigos, están extraídos de Zelda II: The Adventure of Link o DuckTales.
Esto suena muy mal, como si no hubiera una gota de originalidad en Panzer Paladin. Pero ese no es el caso gracias a que estos elementos tan familiares funcionan muy bien en combinación con una nueva mecánica.
El sistema de armas de Panzer Paladin
Al eliminar enemigos, explorar los niveles y romper paredes podemos encontrar decenas de armas diferentes: espadas, cuchillos, lanzas, martillos, bates y hasta utensilios de cocina. Cada una tiene diferentes propiedades como daño, alcance, velocidad y duración. Tras utilizar una de ellas por un tiempo, se romperá y tendremos que utilizar otra, pero tienen muchas otras funciones además de atacar.
Cada arma tiene un encantamiento asignado y podemos romperla en cualquier momento para liberarlo. Esto puede aumentar nuestra defensa, daño, darnos un ataque a distancia, curarnos o incluso permitirnos volar. Saber administrar estos encantamientos y usarlos en el momento adecuado le da un toque estratégico que hace que la jugabilidad sea más interesante que en algunos de los juegos en que se inspira.
Las armas también son moneda de cambio. Al final de cada nivel podemos usar las armas que nos quedan para aumentar la salud máxima del ‘mecha’. También tenemos que deshacernos de un arma para activar los puntos de control de cada nivel y podemos arrojarlas para alcanzar un enemigo lejano. Los jefes también nos dan armas especiales con muy buenas características, pero ya que estas también se pueden romper, es bueno dejarlas para los momentos más difíciles.
¿Les parece interesante este sistema de armamento? ¡Pues eso no es todo! Panzer Paladin nos permite diseñar nuestras propias armas de forma que cualquier otro jugador se pueda encontrar con una de ellas al azar. Nosotros de hecho hicimos una con el logo de GamerFocus.
Y otra imitando la espada de Kylo Ren, de Star Wars.
Durante la partida es posible encontrar verdaderas joyas creadas por dignos maestros del arte en pixeles, que no le vieron problema a la limitada paleta de colores.
Por último, no podemos olvidar que las armas tienen un ‘lastre espiritual’. Es posible acumular muchas de ellas, pero esto sube un medidor que aumenta el peligro e invoca un poderoso subjefe.
En cuanto a la jugabilidad, Panzer Paladin está a la altura de otros juegos del género. El ‘mecha’ se siente algo pesado y los saltos pueden ser un poco difíciles de calcular, pero esto encaja con la idea de manejar un enorme vehículo robótico. Eso sí, puede resultar frustrante perder una vida por culpa de un mal salto y tener que regresar al último punto de control, ya que los niveles son bastante largos.
Otro aspecto negativo está en su localización al español. Detectamos varios errores gramaticales y vimos algunas palabras sobreponerse en los menús, haciéndolas indescifrables. También hay algunas traducciones graciosas. El villano principal se llama Lord Ravenous, pero al enfrentarlo al final del juego su nombre es “Hambriento”.
Pero ese es un problema menor que no hace el juego menos divertido. Aunque la nostalgia los haya atraído a Panzer Paladin, este título es mucho más que un homenaje. Su sistema de armamento le da una personalidad única que lo hace tan agradable como retador. No importa si no vivieron la época dorada de los juegos de acción y plataformas o si consideran que sus gráficos ‘estilo NES’ están pasados de moda. Esta es una aventura que vale la pena disfrutar.
Sobre la versión para PlayStation y Xbox
A pesar del largo tiempo que pasó para su lanzamiento en las demás consolas, la versión para PS4 y Xbox One (y para PS5 y Series X|S mediante retrocompatibilidad) de Panzer Paladin no cuenta con cambios considerables que ameriten una nueva reseña o una nueva calificación. Se trata del mismo excelente juego con tiempos de carga menores (aunque no eran largos en Switch). De la misma forma, conserva los mismos problemas y es triste que no hayan mejorado la deficiente traducción al español.
No importa en que plataforma jueguen, este es un título que vale mucho la pena. Sobre todo si les gusta el estilo retro.
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Reseña hecha con copias digitales de Panzer Paladin para Nintendo Switch y PS4 brindadas por Tribute Games.
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