Dar una secuela a RAGE fue una decisión que muy probablemente hizo que muchos jugadores levantaran una ceja, ya fuera en sorpresa o confusión. Si bien el primer juego fue bien recibido y resultó un éxito comercial, no sería arriesgado clamar que no es una de las propiedades intelectuales más conocidas de Bethesda Softworks. Esto se debe en buena medida a que el historial de juegos publicados por la compañía está compuesto primordialmente por FPS, lo cual conlleva a que su selección de títulos se sienta un tanto homogénea. A esto se suma que RAGE comparte espacio con franquicias mucho más populares, tales como DOOM y The Elder Scrolls.
Sin importar cuál haya sido la primera impresión generada por el tráiler de anuncio, Bethesda Softworks dio a conocer que planeaba mezclar la personalización de habilidades y los combates de vehículos del primer juego con un amplio mundo abierto. Con ese fin en mente, Avalanche Studios —conocido por la franquicia Just Cause y Mad Max (2015)— fue sumado al desarrollo de la secuela.
Ha pasado un año desde el anuncio de RAGE 2. ¿Podemos decir que Bethesda cumplió con su promesa de trasladar correctamente la franquicia a un mundo abierto? Acompáñennos en esta reseña para descubrir la respuesta.
¿Por qué no comenzar esta reseña analizando el aspecto menos importante de RAGE 2 según Magnus Nedfors, director del juego? La historia de este título es bastante simplona, por no decir casi inexistente. Esto resalta sobre todo al compararse con la del juego original, que bajo ningún concepto es sobresaliente o muy memorable. No obstante, sí tenía una estructura que permitía una narrativa con más substancia. Una de las razones detrás de esto es que el primer título contaba con un diseño más lineal. En cambio, ya que se desarrolla en un mundo abierto, la secuela tiene más dificultades contando una historia interesante y bien cohesionada.
Tras el ataque de la Autoridad —comandada por el general Martin Cross, el mismo antagonista del primer juego—, Walker se convierte en el último Ranger del Yermo. Con el fin de vengar a sus compañeros caídos y derrotar de una vez por todas a la Autoridad, el protagonista se embarca en un viaje para poner en marcha el Proyecto Daga. Sin embargo, para activarlo primero tendrá que acudir a tres antiguos miembros de la Resistencia: Antonin Kvasir, Loosum Hagar y John Marshall.
A medida que se completen las respectivas misiones de estos NPC, Walker podrá infiltrarse en las instalaciones de la Autoridad y tener su combate final contra el general Martin Cross. En el caso de solo enfocarse en la campaña principal, RAGE 2 puede resultar bastante corto para un juego de mundo abierto: más o menos 10 horas. No obstante, el título cuenta con múltiples incentivos para permanecer más tiempo… incluso para aquellos que no tengan interés en explorar el Yermo.
Una vez superado el prólogo, el Yermo estará completamente abierto para los jugadores. A lo largo del mundo abierto estarán repartidas múltiples actividades: bloqueos de carretera, nidos de mutantes, misiones, ecos de Rangers, guaridas de bandidos, etc. Si bien todo esto dota a RAGE 2 de una envidiable cantidad de contenidos, lo que motivará a la mayoría a explorar el Yermo serán las Arcas. ¿Por qué? Pues porque todas contienen nuevas habilidades y armas. Más allá de ampliar el arsenal de Walker, la facilidad con la que se pueden combinar estas herramientas posibilita una gran variedad de estrategias ofensivas.
Obtener estas habilidades y armas no es obligatorio, pero ciertamente hacen que los combates sean más divertidos. Como si no fuera suficiente, todas estas herramientas pueden mejorarse. Por supuesto, esto no resulta gratis. La mayoría de estas mejoras requieren la inversión de feltrita, mineral que es soltado por los enemigos al morir y puede encontrarse a lo largo del Yermo. Sin embargo, también necesitarán de otros materiales. Por ejemplo, las habilidades requieren de potenciadores de nanotritos; las armas, de modificadores de núcleo de arma; y los vehículos, de repuestos. Todos estos objetos podrán conseguirse al realizar actividades secundarias.
Otro de los incentivos para hacer actividades secundarias es que estas ayudan a subir el rango de Kvasir, Hagar y Marshall. ¿Qué utilidad tiene esto? Resulta que cada uno de estos NPC tiene un árbol de proyectos, los cuales dotarán a Walker con aún más habilidades. Al subir de rango con cualquiera de estos personajes, los jugadores serán recompensados con puntos que pueden invertirse en estos proyectos.
¿Hay otras mejoras? Sí, pero estas se limitan a planos que aumentan la efectividad y el número de usos de objetos arrojadizos y de curación. También hay un doctor en Wellspring que puede mejorar las estadísticas de Walker con ciertos «ingredientes».
Dejando de lado el mundo abierto, es hora de hablar de cómo se sostiene la jugabilidad en general. Aunque resta explicar las mecánicas básicas de RAGE 2, ya que es un típico FPS, hay cuatro aspectos que resaltan. Estos son el Wingstick, Sobrecarga, el sistema de combos y el combate entre vehículos.
El primero consiste en un proyectil que en un principio no es muy útil, pero puede mejorarse con ayuda de Loosum Hagar para que sea más dañino y tenga nuevas propiedades. Eventualmente los Wingsticks podrán marcar enemigos y detonarse.
¿En qué consiste Sobrecarga y el sistema de combos? La primera es un modo en el que el daño aumenta, la salud se regenera y las propiedades del arma equipada son modificadas temporalmente. El segundo es un contador que suma cada muerte dentro de un pequeño periodo de tiempo. Más importante, ambas mecánicas están muy relacionadas. A medida que se acumulen muertes, Sobrecarga se recargará más rápido. De cierta forma, RAGE 2 toma una página del libro de DOOM (2016) con el fin de asegurarse de que el combate no pierda momentum. Por desgracia, esto solo funciona en misiones en las que hay que hacer frente a hordas de enemigos.
Por último está el combate entre vehículos, que ya no es tan prominente con respecto al del primer juego. Aunque se encontrarán enemigos y convoyes repartidos a lo largo del Yermo, los cuales serán protagonistas de frenéticas persecuciones que podrán a prueba las habilidades de conducción de los jugadores, el vehículo de Walker actuará más que nada como un medio de transporte. Eso sí, los simples controles y la responsividad de este hacen que el recorrer el mundo abierto sea todo un gusto.
Antes de concluir esta reseña, resulta necesario hablar de la presentación del juego en general. Esta oscila entre decente y debajo de las expectativas de cómo debería lucir un título a finales de la octava generación de consolas. El mundo abierto generalmente luce decente, con la excepción de algún que otro elemento apareciendo a medida que se avanza. Esto se debe en buena medida a los efectos de iluminación, que también contribuyen a la ilusión de que el tiempo realmente pasa en el Yermo.
Por desgracia, la presentación de RAGE 2 palidece a la hora de hablar con cualquier NPC. Animaciones entrecortadas, texturas que tardan en cargar y personajes que súbitamente desaparecen de la existencia y viceversa son algunos de los múltiples bugs que se encontrarán a lo largo de esta aventura.
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Reseña hecha con una copia digital de RAGE 2 para PS4 brindada por Bethesda Softworks Latinoamérica.
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