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Rock of Ages 2: Bigger & Boulder – Reseña

¡Después de seis años, Rock of Ages está de vuelta! Y tal como indica su título, ahora es mucho más grande y rocoso que su predecesor.

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Algunas veces, sin importar el medio o la idea expresada en el mismo, la premisa de lo absurdo puede ser suficiente incentivo para motivar a probar cosas nuevas o, en el peor de los casos, darles el beneficio de la duda. Buenos ejemplos de lo anterior son títulos como Katamari Damacy y LSD: Dream Emulator. Sin embargo, aunque ambos atraen a nuevos jugadores por medio de su naturaleza bizarra, el primero se convirtió en una joya de PlayStation 2 gracias a sus simples, pero adictivas mecánicas de juego. En cuanto al segundo, si bien puede llegar a ser memorable, no es una experiencia divertida. Es por medio de esta comparación inicial que se plantea la siguiente pregunta: ¿Rock of Ages 2: Bigger & Boulder tan solo cuenta con el factor de lo absurdo? ¿O acaso es la fachada que cubre un videojuego bien diseñado?

Desarrollado por ACE Team y distribuido por Atlus, Rock of Ages es un título que no tiene pretensión narrativa alguna. Con la excepción de las referencias históricas, que influyen únicamente en la presentación visual, el juego destaca por su premisa simple. ¿En qué consiste? Hay dos “ejércitos”, cada uno con una roca gigante que deberá rodar colina abajo hasta llegar al castillo enemigo y asediar su puerta. Estos se intercalan entre tomar control de la roca, construir obstáculos y posicionar enemigos para evitar que el proyectil del oponente llegue a su destino.

Por ridícula o simplista que pueda sonar la idea, hay que reconocer que Rock of Ages fue bien recibido por la crítica y vendió lo suficientemente bien para justificar el desarrollo de una secuela seis años después. Al tener en cuenta la simplicidad del primer título, una nueva entrega en la última generación de consolas abría la puerta para todo tipo de innovaciones. Sin embargo, aunque implementa nuevas modalidades de juego, Rock of Ages II: Bigger & Boulder brilla porque es un perfeccionamiento a nivel visual y mecánico de lo que se propuso en 2011 con el juego original. ¿Pero qué es exactamente lo que perfecciona este nuevo título?

Rock of Ages Bigger and Boulder

Lo primero que puede apreciarse al comenzar Rock of Ages 2: Bigger & Boulder es su excelente dirección artística. Si bien la presentación visual del primer juego es memorable gracias a que sus diferentes escenarios están basados en cinco periodos históricos particulares, no resulta particularmente ambicioso. La secuela ya no se limita a utilizar periodos históricos, sino que los combina con estilos artísticos correspondientes a la locación. Por ejemplo, el nivel de Holanda está diseñado de forma que se parezca a una pintura de Vincent Van Gogh. De hecho, el propio artista se presenta como el enemigo en ese escenario y ACE Team hizo su mejor esfuerzo para hacer su aparición lo más estrambótica posible. Sin embargo, buena parte de la comedia proviene de la forma tan caricaturesca/acartonada en la que los personajes se mueven. Esto aplica a todos los niveles, cada uno de los cuales cuenta con una figura histórica —Juana de Arco y Don Quijote, solo por mencionar un par— como oponente. Complementados por una indiferencia ante la precisión histórica, todos los elementos mencionados contribuyen a convertir a Rock of Ages 2: Bigger & Boulder en una comedia visual que deleita los ojos.

Rock of Ages Bigger and Boulder

Con el apartado visual fuera del camino, es hora de echarle un vistazo a las mecánicas y modalidades de juego. En primer lugar, cabe señalar que Rock of Ages 2: Bigger & Boulder no se diferencia de su predecesor en lo que respecta a mecánicas. Como se mencionó hace un par de párrafos, el jugador se intercala entre controlar su roca y crear obstáculos que destruyan la del oponente o la retrasen lo más posible. Esto involucra tanto un elemento estratégico, el cual gira alrededor del conocimiento de la geografía de los niveles y la identificación de la debilidad del equipamiento del oponente a la hora de posicionar obstáculos, como destreza motriz. En esto último no solo influye el diseño de los escenarios, sino las físicas de la roca escogida. Al fin y al cabo, el jugador tendrá acceso a múltiples rocas —cada una con sus estadísticas y habilidades especiales— a medida que supere los niveles en la campaña de historia o una partida de guerra.

Cabe aclarar que la primera modalidad de juego no es la única que se centra en los enfrentamientos con figuras históricas que se mencionaron. Sin embargo, es la única que cuenta con divertidas escenas cinematográficas y es el único medio a través del cual se pueden desbloquear nuevos obstáculos. Esto se debe a que la campaña de historia se desarrolla en un tablero en la que estas unidades defensivas están bloqueadas detrás de niveles específicos, los cuales también conceden otras recompensas al ser superados. Cada nivel posee un total de dos estrellas, una por la partida de guerra y otra por la carrera de obstáculos. Al acumularlas, eventualmente se podrá acceder a una batalla de jefe. Estos enfrentamientos, la mayoría bastante curiosos y de gran escala, sí son exclusivos de esta modalidad e imponen el uso de una roca específica. Sin embargo, al igual que todos los niveles en la campaña de historia, pueden realizarse en compañía de un segundo jugador.

Rock of Ages Bigger and Boulder

¿Qué hay de los demás modos de juego? En lo que respecta a lo local, las partidas de guerra y las carreras de obstáculos actúan como modalidades independientes. Ambas funcionan exactamente igual que en la campaña de historia, con la excepción de que no cuentan con el tablero. Además de estos dos modos, que pueden jugarse con un segundo jugador, hay desafíos de tiempo. Tal como sugiere su nombre, esta modalidad consiste en superar los niveles lo más rápido posible para tratar de conseguir una medalla de oro y clasificar lo más alto posible en las calificaciones mundiales. No obstante, solo puede utilizarse la roca básica.

En lo que respecta a las modalidades en línea, consisten en partida de guerra y carrera de obstáculos. Estas funcionan exactamente como sus contrapartes locales, pero resulta necesario resaltar que los servidores de Rock of Ages 2: Bigger & Boulder funcionan perfectamente. Sin importar la clase de partida, las cuales pueden soportar hasta cuatro jugadores, no hay problemas destacables en materia de lag o framerate. Incluso si no se cuenta con un compañero con el cual jugar, la estabilidad del multijugador en línea se asegurará de brindar horas y horas de diversión.

Rock of Ages 2: Bigger & Boulder es un título que mezcla plataformas, estrategia y carreras en un hilarante paquete que ofrece una entretenida experiencia individual. Sin embargo, el juego es más recomendable en compañía de amigos con los cuales colaborar o contra los cuales enfrentarse. La carencia de una narrativa significativa obedece al simple objetivo de brindar diversión a los jugadores por medio de una brillante dirección artística y mecánicas adictivas, que hacen imposible soltar el control hasta ver al contrario aplastado por una roca.

Reseña hecha con una copia digital de Rock of Ages 2: Bigger & Boulder para PlayStation 4 brindada por Atlus.

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