La primera impresión que nos dio Samurai Maiden no fue muy positiva. Pocos segundos después de tomar control de la protagonista, cuando intentamos evadir el ataque de un enemigo, la falda de la joven estudiante se levantó para darnos una mirada a su ropa interior. De inmediato pensamos que estábamos ante un título al estilo de Senran Kagura o del problemático Gal Gun. No sexualiza tanto a sus personajes como las franquicias mencionadas, pero la aparición innecesaria de esos pantis es el menor de los problemas de este juego.
El estudio Shade Inc. no es ajeno a los videojuegos protagonizados por chicas ‘anime’. Sabemos que ellas son el principal atractivo de este tipo de juegos, pero no son excusa para una jugabilidad e historia tan mediocres.
La protagonista es Tsumugi, una adolescente que de repente es transportada en el tiempo al periodo Sengoku. Allí conoce a tres guerreras shinobi y descubre la leyenda de la sacerdotisa de la armonía. En el pasado, una de sus ancestros derrotó a un poderoso demonio y lo selló en el inframundo. Ahora, ese peligroso ente amenaza con regresar al mundo y es su responsabilidad detenerlo para que no cambie la historia.
Esta es una historia bastante simple que sigue al pie de la letra las reglas del género ‘isekai’. Hay un par de giros en la trama, pero no son especialmente sorprendentes ni interesantes. Esto es una verdadera lástima porque hay algo de potencial en la idea de una chica del futuro que se encuentra con figuras tan importantes como Oda Nobunaga y que tiene un libro de historia que revela todo lo que va a ocurrir.

A nivel de jugabilidad, Samurai Maiden es aún más simple. Este es un juego de acción en tercera persona con combates cuerpo a cuerpo, un ‘hack n’ slash’ como se les conoce popularmente. Recorremos los escenarios, a veces superando secuencias de plataformas, hasta llegar a una arena en la que tenemos que derrotar a un minijefe acompañado de decenas de enemigos.
En esos momentos, el juego recuerda un poco a los juegos tipo ‘Musou’. Un solo golpe de Tsumugi o una de sus compañeras puede arrasar fácilmente con una docena de enemigos pequeños, pero los minijefes son verdaderas esponjas de daño. A medida que realizamos combos con la espada de la protagonista, cargamos la barra de poder de sus compañeras shinobi hasta que finalmente podemos invocarlas para que realicen sus ataques de fuego, hielo y electricidad. También pueden usar herramientas ninja como ganchos, bombas y señuelos.
Entre más usamos a una de las shinobi durante los niveles, más aumenta nuestro nivel de afecto con ellas. Esto mejora las habilidades de cada una, desbloquea nuevos ataques para la protagonista y niveles especiales que debemos superar con una sola compañera. En la segunda mitad del juego ganamos una habilidad especial que nos permite cargar nuestra espada con el poder elemental que representa a cada una de las chicas.

Estos elementos no aportan variedad suficiente para que los 27 capítulos del juego sean divertidos. La acción se vuelve rápidamente repetitiva, los mismos minijefes apareces múltiples veces a lo largo de la aventura y la forma de enfrentarlos es siempre la misma.
Por si fuera poco, el sistema de combate no es bueno. Mientras realizamos combos, Tsugumi cambia de enemigo sin razón y el sistema para apuntar a un objetivo específico no es nada confiable. La cantidad de enemigos y diseño de los niveles hace que muchas veces no podamos ver la acción y la cámara se confunde con facilidad. Es frustrante que nuestros combos sean constantemente interrumpidos por ataque que vienen desde fuera de la pantalla y que no podíamos evitar porque no hay indicadores claros de qué está pasando.
Antes de dejar de hablar del combate, tenemos que decir algo bueno y es que la acción en PS5 se mantiene en 60 fps (cuadros de animación por segundo) de forma casi estable. Sin embargo, sí notamos ralentizaciones en algunos momentos.




Los mapeados no son especialmente atractivos. Son escenarios genéricos con ocasionales elementos japoneses como árboles de cerezo y puertas Torii. Tenemos los obligatorios niveles en la nieve, en cuevas, en lava, etc. que carecen de detalles y personalidad. La música pasa completamente desapercibida con la excepción de su canción de introducción, que fácilmente podría pertenecer a un ‘anime’.
Ya vimos que Samurai Maiden no destaca por su jugabilidad, por sus gráficos ni por su historia. ¿Tal vez sus personajes logren salvar este juego? La verdad es que ellos son su mejor baza, pero no logran impedir el desastre.
Tsugumi y sus compañeras shinobi —Iyo, Hagane y Komimi— son un grupo agradable a pesar de estar basadas en arquetipos claros. Tsugumi es la típica protagonista torpe pero valiente, Hagane es la seductora madura que sirve de hermana mayor al equipo, Iyo duda de sus propias habilidades y se avergüenza por todo, mientras que Komimi cumple al 100% las reglas de la ‘tsundere’. Sus diseños son bonitos, pero no especialmente memorables. Hoy en día, con la abundancia de juegos ‘anime’ que tenemos, es realmente difícil crear personajes icónicos.
A pesar de que tenemos que ver la ropa interior de la protagonista siempre que evadimos un ataque y de que los pechos de Hagane se muevan con cada movimiento, no es un juego demasiado sexualizado. La ropa de las chicas se rompe y ensucia cuando reciben daño, pero nunca se vuelve reveladora. Pueden usar vestidos de baño, pero son un DLC de pago.

Por cierto, las tres shinobi están enamoradas de la protagonista. Samurai Maiden es un juego ‘yuri’, es decir, de amor entre chicas. El romance entre los personajes es tierno y no cruza la línea a lo sexual. Este se desarrolla lentamente hasta el momento del inevitable beso. El problema es que si queremos ver hasta dónde llega finalmente la relación de la protagonista con cada una de sus amigas ninja, tenemos que desbloquear todos los niveles opcionales. Eso no se puede lograr en una sola partida y es necesario seguir jugando tras terminar el juego para subir más los niveles de afecto. Este no es un título en el que resulte divertido hacer esto.

Los diálogos tampoco se salvan. Son demasiado largos, repiten la misma información y los personajes vuelven a las mismas animaciones una y otra vez. Son demasiado aburridos y, si queremos enterarnos de qué está pasando en la historia, tenemos que aguantar la tentación de saltarlos o revisar el teléfono mientras pasan. No ayuda que el juego solo está hablado en japonés, lo que nos obliga a estar pendiente de textos que no fueron traducidos al español.
La verdad es que, incluso si les llama la atención las protagonistas, es mejor dejar pasar este juego. Hay otros títulos de acción con personajes estilo ‘anime’ mucho más divertidos y de más calidad que este.
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Reseña hecha con una copia digital de Samurai Maiden para PS5 brindada por D3 Publisher.
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